LA HISTORIA ES NUESTRA | La Revolución interrumpida de Guatemala. (Parte VI)

Los trabajadores y su entorno.

Por Daniel do Campo Spada

En 1946 el Gobierno de Guatemala crea el Instituto de Seguridad Social, desde donde se dicta el Códigode Trabajo un año después. Entre otras cosas se regulaba que la jornada laboral era de ocho horas en los días hábiles. Esto era acompañado de un salario mínimo que se fijaba para evitar que, aún trabajando, se viviera en la indigencia. Esto era realmente grave en los sectores campesinos, donde la explotación en jornadas de sol a sol era moneda corriente. La presencia de militantes y dirigentes socialistas y comunistas en el frente que componía el Gobierno revolucionario dio lugar a la legalización y obligatoriedad de la existencia de sindicatos. En las etapas previas las organizaciones de trabajadores eran permanentemente prohibidas, ya sea por medidas judiciales o directamente represivas.
Uno de los problemas de la explotación de los trabajadores pasaba por su falta de formación e información. Por eso se impulsó la alfabetización masiva, un derecho lógico en cualquier democracia que se precie de tal.
Se crearon y construyeron escuelas elementales, normales (para la formación de maestros) y rurales (para la capacitación técnica en la producción agropecuaria). Además, para suplir el problema de quienes se habían quedado afuera de la escolarización se fundaron escuelas nocturnas para obreros y campesinos. Según Ruibal, se aplicaron las técnicas pedagógicas más avanzadas1. La vida como docente universitario en Argentina del Presidente Arévalo seguramente no era ajeno a este proceso.
En el nivel universitario se aplicó la autonomía universitaria2, mejorando las facultades que ya estaban y se creó la de Humanidades buscando que la propia realidad del país fuera estudiada y mejorada desde adentro y no tamizadas por criterios extranjeros generalmente europeos o estadounidenses lo que dificultaba la aplicación de sus paradigmas. La Sociología fue otra de las disciplinas incorporadas, lo que iba de la mano de la fundación de diversos institutos de investigación histórica junto a la formación de bibliotecas y museos. Esto no dejó afuera la creación de la Universidad Popular, que era un puente para llevar a las aulas a quienes por segregación socio económica quedaban afuera del acceso a una profesión.
La creación de las escuelas de Arte incluía lo que se conoce como oficios. De esa forma se mejoraba la mano de obra con posibilidades de mejores condiciones de trabajo y su consiguiente beneficio en la calidad de vida y poder adquisitivo.
La inversión educativa tuvo un incremento impresionante ya que de los 1,2 millones de Quetzales en la época de Ubico (1941-42) se pasó a 10,6 millones de la misma moneda en 1954 durante la Presidencia de Jacobo Arbenz.

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