PENSAR UNA SEÑAL | NATURALIZACION DE LA VIOLENCIA II -¿Como dejamos que crezca el odio?

Por Adriana Fernández Vecchi

La naturalización de la violencia supone una ideología del odio. No es la violencia sin más. Dice la Lic. Graciela Trotta: este es un acontecimiento, el de los chicos que mataron a otro, que si bien ha alcanzado lo mediático, tiene que ver con los tiempos políticos y con la banalización de la violencia. si no es política: ¿dónde está puesto el acento?Entendemos la profundidad de esas afirmaciones pues, la banalización es anclarse es el debate sólo en torno a los años de condena, y no en la causa de la violencia. Los discursos del odio son la materia prima, el magma de la exclusión, del desprecio étnico, o de clase.
Es evidente que la crítica ética molesta las exigencias del poder hegemónico de la concentración de riquezas. El lujo, el enriquecimiento influye en la valoración del producto de la sociedad de consumo. Pero para el progreso del colonialismo, los años de dictadura o de políticas neoliberales o de derecha, la historia demuestra que necesita una base de sustentación que, en forma subrepticia, arme y organice una estructura que, bajo cierta aparente legalidad sea el brazo que liquida la libertad y la soberanía para satisfacer la riqueza de personas privadas.
El control y la domesticación sobre la manifestación de la cultura de la violencia y del odio son el colchón para justificar pegar al vulnerable. Así la política golpea al más débil a la mujer, al diferente, a los marginados, a la periferia. El trofeo del que se desangra en medio de la acera sirve para marcar el poder machista. ¿Por qué?
Siempre enmascarar el atropello, pues hay un maquillaje para esconder la vergüenza de la impunidad. Se discute el tenor del fallo y se aparta del escenario las raíces del discurso que alimenta a los jóvenes y adultos para anestesiar la sensibilidad hacia el otro. Dice Hegel en la Filosofía del Derecho “Los penates son los dioses interiores o inferiores; el espíritu del pueblo (Atenea), la divinidad que se sabe y se quiere. La piedad es sentimiento y expresión de la eticidad que se mueve dentro de los marcos del sentimiento; la virtud política, el querer el fin pensado, que es en y por sí”. (PFD. § 257 nota). Esto significa que en el Estado o sea, en una sociedad, la virtud característica debería ser la piedad. Este valor significa acoger el penar del otro, en cuanto empatía , pues es garante de la realización efectiva de la libertad y del respeto.Deriva en sensibilidad para la equidad. Libertad que no se da sin poder sentir la importancia de la co-existencia. Virtud que es el querer que la meta pensada para sí, se vincula con la decisión de una voluntad pensante, que sabe que la superación de la parte sólo es posible considerando el todo. Entonces ser uno mismo involucra el cuidado del otro. Así como la piedad es una virtud política la restitución del daño no apetece sólo a la parte, sino que es social y por lo tanto, tiene un marco político.
En efecto, así comenzamos esta exposición. Despolitizar el crimen es disolver el todo en la parte. Es creer que la instituciones son humo o querer convertir las instituciones sociales en puro aire para licuar cualquier intento que tuerza los caminos que lleven al Bien Común; y lo hay, cuando hay verdadera política de Estado y no un mercado de intereses que regule el enriquecimiento de algunos sin piedad.
Sin piedad siguen pateando la cara, pero la huella de sangre queda en la suela de una zapatilla. Así los mártires, los desaparecidos, los hambrientos, la pobreza, los femicidios, el aumento sin control de los precios, deuda externa, el racismo, la fobia al diferente. Algunos llevan ese calzado. ¿Dictaduras, lawfare, quienes?
Quisiera citar un párrafo del libro de Perón, La fuerza es el derecho de las bestias (1) La violencia en cualquiera de sus formas no afirma derecho sino arbitrariedades. Recurrir a la fuerza para solucionar situaciones políticas es la negación absoluta de la democracia…Cómo estos simuladores de la libertad ocupan con tropas la redacción de los diarios, encarcelando y reemplazando su personal, al día siguiente de ponderar la libertad de prensa. Y muchas cosas más que evidencian la tragedia del pueblo argentino bajo la férula de una banda de asaltantes, bandidos y asesinos.
Este libro se escribió desde el exilio, ¿estamos exiliados en la anestesia de la insensibilidad de un individualismo odiante que exfolia al otro (que es una forma de violencia) permitiendo impunidad? Hay quienes quieren disolver lo político. ¿Cuál es tu espacio?

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(1).- Juan Domingo Perón, La fuerza es el derecho de las bestias, Montevideo, Ediciones Cicerón, 1958, Capítulos I de las palabras previas.

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