El régimen de la CABA logró un peligroso precedente en el TSJ. ¿La educación pública es solo para pobres?

Por Daniel do Campo Spada
(CEDIAL)

Ante el reclamo de una madre exigiendo lo que marcan las Cartas Magnas de la Nación y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en cuanto al acceso gratuito y universal a la educación pública, el Tribunal Superior de Justicia (TSJ) porteño dijo que si ella podía pagar un colegio privado no debía exigir una vacante en una institución estatal. El fallo es GRAVÍSIMO porque instala que lo público solo es para los pobres. Aunque los jueces macristas esgrimieron que el fallo solo mencionaba a la salita de 4 años, deja abierta la puerta a siguientes casos no solo en educación sino también en salud. El neoliberalismo en la Capital Federal que inauguró el multimillonario procesado Mauricio Macri en 2007 se profundiza con su sucesor Horacio Rodríguez Larreta y su Ministra de Educación Soledad Acuña formada en un colegio nazi en Bariloche. Ante el reclamo de una vacante en una escuela pública (faltan de 10 mil a 20 mil por año) la madre exigió que le den ese espacio o bien que le paguen una escuela privada. El TSJ dijo que es válido el criterio de Rodríguez Larreta en que la prioridad para las instituciones estatales la tienen quienes no disponen de ingresos para caer en una organización privada. De esta manera le quita la responsabilidad que tiene de construir más edificios para atender esa necesidad, sin que se tenga que discriminar por ingresos porque eso estigmatiza y discrimina. Discrimina incluso a quienes pudiendo pagar una cuota, OPTAN LIBREMENTE por una institución pública como siempre ha sido el caso de quien suscribe este editorial.
El TSJ, después de 16 años de tener el poder en forma ininterrumpida por el PRO, partido de tendencia fascista, tiene una composición deliberadamente de ultraderecha. Por eso, cuatro de los cinco integrantes desligaron de su responsabilidad a Rodríguez Larreta y Soledad Acuña de crear esas vacantes. Luis Lozano, Inés Weinberg (amiga personal de Mauricio Macri), Santiago Otamendi y Marcela De Langhe avalan todo lo que se decide en el Palacio Municipal. Esa complicidad se traslada a una Legislatura unicameral que los derechistas (macristas más ex radicales) en la que los amarillos tienen mayoría propia. El círculo de la impunidad está perfectamente abrochado para convertir a la CABA en un negocio privado, en el que también participan empresarios que moldean las mentes de sus alumnos y alumnas en conceptos racistas, individualistas y anti-nacionales.
La estructura del fallo queda disponible para que en cualquier circunstancia el destruido sistema de salud pública también se desentienda de aquellos que supuestamente se pueden pagar una medicina privada. De esta manera se corta con la historia que hasta hace 20 años, cuando el antiperonismo tradicional de los porteños se convirtió en neonazismo, tenía la Ciudad de Buenos Aires, que se mostraba orgullosamente como cosmopolita y progresista. Hoy la balanza está del lado de lo peor de una sociedad y tanto el poder judicial como el político van de la mano para convertir a la “reina del Plata” en un territorio insolidario y de exclusión.

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