HISTORIA | BRASIL, Siglo XX (V) Del tenientismo a la dictadura pasando por Vargas y Goulart.

Por Daniel do Campo Spada

En sucesivas entregas vamos a recorrer el siglo XX en el mayor país de América Latina. Brasil tiene sus propias particularidades que parten de un origen distinto al del resto de nuestro continente Abya Yala.

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9.- Vargas en su última presidencia.

En 1945, gracias a las reformas constitucionales se realizaron las primeras elecciones directas. Getulio Vargas apoyó al General Eurico Gaspar Dutra del Partido Social Democrático (PSD) quien termina ganando. Como segundo hito cabe recordar que estos comicios además votaron por primera vez las mujeres.
El triunfo del PSD fue tan claro que obtuvo no solo la presidencia sino además mayoría en ambas cámaras. A pesar de ello, no fue contundente en políticas sociales. Por el contrario, fue considerado por muchos como un Gobierno de transición.
Lo más destacado en el espectro político fue el crecimiento del Partido Comunista Brasileño (PCB) que llegó en cuarto lugar con un interesante 17 % con la candidatura presidencial de Yedo Fiuza (1894-1995), pero cuyo líder era Luis Castro Prestes. Ese fenómeno de un partido marxista con fuerte presencia parlamentarista se daba también en la Europa de posguerra, es explicado detalladamente por Telma Luzzani cuando expresa que “la expectativa de construir un mundo igualitario, de trabajo y paz, sobre las ruinas del capitalismo tuvo en la posguerra un gran apoyo popular”1.

Aunque en la Asamblea Constituyente Vargas había sido integrante, en 1950 retorna al primer puesto en el que siempre permaneció con su influencia política. Con el apoyo del Gobernador de San Pablo, Ademar Pereira de Barros (1901-1969) fue elegido Presidente y comenzó su última gestión con muchísimo empuje.
Desde el comienzo sorprendió a todos con un aumento del salario mínimo en un 100 %. Ello provocó un crecimiento económico pronunciado por el repentino aumento del poder adquisitivo de millones de brasileños que sobrevivían con apenas esos ingresos. Esa decisión política fue avalada y co-diseñada con su Ministro de Trabajo, Joao Goulart (1919-1976) que al poco tiempo adquirirá una importante presencia en un período posterior.
Al gran crecimiento del Estado (algo propio de la posguerra) lo consolidó con la creación de las empresas Petrobrásy Eletrobrás. La energía no solo era un tema estratégico sino que era esencial en un país que estaba viviendo una industrialización acelerada impulsada por los empresarios estadounidenses en su necesidad de frenar a la Argentina como potencia regional.

El 5 de agosto de 1954 en un atentado a disparo limpio muere el Mayor de la Aeronáutica Rúben Vaz y al periodista Carlos Lacerda. Esto implicó una crisis política que provocó un impacto importante en el propio Presidente Vargas, que es hacia donde se dirigieron las miradas tras los hechos.
Según la hija de Vargas su padre comenzó a estar mucho tiempo en silencio en su propio despacho hogareño. Evidenciaba un problema que le ocupaba, mas allá de que no lo manifestaba en forma pública. El 24 de agosto de ese año, en el Palacio de Catete, que era la sede del Gobierno Nacional, se disparó en el corazón. Mas allá de que la mayoría de historiadores ha dado el deceso como un suicidio, siempre quedarán las dudas ya que en ese momento Estados Unidos había comenzado a eliminar de a uno a todos los Presidentes que no respondieran a rajatabla las órdenes de la Casa Blanca. No solo Vargas molestaba al imperio sino también Jacobo Árbenz en Guatemala (país que invadieron en 1954) y Juan Domingo Perón en Argentina (a quien quisieron matar bombardeando la Casa Rosada unos meses antes de derrocarlo en 1955).
El cuerpo de Vargas fue trasladado para su entierro en Sao Borja donde luego se creó un Mausoleo en la Plaza 15 de Noviembre. Pero su verdadera trascendencia quedó plasmada en una Carta Testamento que fue una verdadera declaración política.
En uno de sus párrafos describe el destino que la vida le puso en su camino cuando expresa que “Más de una vez las fuerzas y los intereses contra el pueblo se coordinaron y se desencadenaron sobre mí. No me acusan, me insultan; no me combaten, difaman de mí; y no me dan el derecho a defenderme. Necesitan apagar mi voz e impedir mi acción, para que no continúe defendiendo, como siempre defendí, al pueblo y principalmente a los humildes. Sigo lo que el destino me ha impuesto. Después de décadas de dominio y privación de los grupos económicos y financieros internacionales, me hicieron jefe de una revolución que gané. Comencé el trabajo de liberación e instauré el régimen de libertad social. Tuve que renunciar. Volví al gobierno en los brazos del pueblo”2.
A esa sensación de impotencia, las siguientes líneas describen cómo fue la conspiración contra sus políticas de Gobierno cuando relata que “…la campaña subterránea de los grupos internacionales se alió con grupos nacionales revolucionarios contra el régimen de garantía del trabajo. La ley de trabajos extraordinarios fue interrumpida en el Congreso. Contra la Justicia de la revisión del salario mínimo se desencadenaron los odios. Quise crear la libertad nacional en la potencialización de nuestras riquezas a través de Petrobrás, mal comienza esta a funcionar cuando la ola de agitación crece. Eletrobrás fue obstaculizada hasta el desespero. No quieren que el pueblo sea independiente”3.

Foto del cadáver de Getulio Vargas tras haberse suicidado de un disparo.

En la posguerra estaba de moda la figura de las aves de rapiña, de los grandes succionadores de sangre. Por supuesto que era una expresión metafórica de la explotación de una empresa a sus trabajadores o de un imperio a una nación dependiente. Por eso no llama la atención el siguiente párrafo. “Vengo luchando mes a mes, día a día, hora a hora, resistiendo la represión constante, incesante, soportando todo en silencio, olvidando y renunciando a todo dentro de mí mismo, para defender al pueblo que ahora se queda desamparado. Nada más les puedo dar a no ser mi sangre. Si las aves de rapiña quieren la sangre de alguien, quieren continuar chupando al pueblo brasileño, yo ofrezco en holocausto mí vida. Escojo este medio para estar siempre con ustedes. Cuando los humillaren, sentirán mi alma sufriendo a su lado. Cuando el hambre fuera a golpear sus puertas, sentirán en sus pechos la energía de lucha para ustedes y sus hijos. Cuando los desprecien, sentirán en mi pensamiento la fuerza para la reacción”4. La figura del holocausto y el sacrificio estaba muy presente en los albores de la Segunda Guerra Mundial tanto por el exterminio de los judíos en los campos de concentración nazis como la de los 22 millones de soviéticos que murieron para defender su Patria. Había un sentido heróico muy presente.
“Mi sacrificio los mantendrá unidos y mi nombre será su bandera de lucha5. Cada gota de mi sangre será una llama inmortal en su conciencia y mantendrá la vibración sangrada para resistir. Al odio respondo con perdón. Y a los que piensan que me derrotan respondo con mi victoria. Era un esclavo del pueblo y hoy me libro para la vida eterna. Pero este pueblo, de quien fue esclavo, no será más esclavo de nadie. Mi sacrificio quedará para siempre en sus almas y mi sangre tendrá el precio de su rescate”6.
Vargas fue consciente en ese último momento que estaba marcando la historia próxima de su país cuando cerró escribiendo en esos duros momentos que “luché contra la privaciones en el Brasil. Luché con el pecho abierto. El odio, las infamias, la calumnia no abatirán mi ánimo. Les daré mi vida. Ahora les ofrezco mi muerte. Nada de temor. Serenamente doy el primer paso al camino de la eternidad y salgo de la vida para entrar en la historia”7. La carta está fechada el día del suicidio y era de su puño y letra. La caligrafía indica que la estuvo escribiendo en días sucesivos aunque las dudas del asesinato siempre estarán flotando en la historiografía del Brasil.

El Vicepresidente Joao Fernándes Campos Café Filho (1889-1970) tomó el Poder Ejecutivo hasta noviembre de 1955 cuando fue derrocado por un movimiento militar llamado 11 de Noviembre. Los uniformados empezaban a asumirse como actores políticos y se estaba gestando una dictadura que una década después sometería al país por 20 años. La excusa de los golpistas era que debía entregarle el poder a Juselino Kubitschek (1902-1976) que acababa de ganar las elecciones en ese año. Hasta que este tomó el poder en 1956 designaron como Presidente preventivo al Senador Nereu Ramos8.

10.- El legado de Vargas.

Getulio Vargas es el político más determinante en la historia de Brasil en el siglo XX. Aunque habrá otras figuras que integrarían un pequeño círculo de influencia, quizás recién haya que esperar hasta que en el siglo XXI surja Luiz Ignacio Lula Da Silva, líder sindical metalúrgico que encabezará una revolución social en el país9.
Pero volviendo a Vargas cabe ubicarlo en una época en la que desde la década de 1930 hasta 1964 todos los presidentes fueron mineiros o gaúchos. Eso pone en blanco sobre negro la importancia de las regiones en la política brasileña. Al día de hoy los partidos políticos son más regionales o sectoriales que nacionales. De allí que todas las gestiones han sido complejas alianzas multi-ideológicas que solo se disimularon con las dictaduras militares que se avecinaban.
Vargas no solo creó el Partido Social Democrático (PSD) y el Partido Trabalista Brasileño (PTB) sino que dos ex Ministros suyos terminaron siendo Presidentes. Su ex Ministro de Trabajo João Belchior Marques Goulart, llamado Jango por los brasileños, ocupó la Jefatura de Estado entre 1961 y 1964. Tancredo Neves, que fuera su ex Ministro de Justicia ganó las elecciones indirectas en 1985 en el retorno a la democracia después de veinte años de dictadura, pero su estado de salud y siete operaciones en cuarenta días le impidió asumir. Una ley posterior del Congreso lo declaró Presidente para los efectos legales, pero nunca llegó a ocupar su lugar en el Palacio del Planalto.
Este período marcó el nacimiento de un Brasil con dignidad propia, que sería interrumpido por momentos con gobiernos militares dictatoriales y civiles neoliberales entreguistas y dóciles con Estados Unidos. La industrialización con su consiguiente necesidad de crear y capacitar una incipiente clase obrera empujó hacia adelante también la expansión de un sistema educativo (sobre todo en los niveles medio y universitario) y consolidó grandes conglomerados urbanos que hoy figuran entre los más grandes de América Latina.

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