OPINIÓN | Argentina cumple su primer año de retorno a la democracia.

Por Daniel do Campo Spada
(TV Mundus para CEDIAL)

El 10 de diciembre de 2020 la República Argentina volvía a la democracia. Después de cuatro años amargos, donde los conceptos de convivencia y respeto se perdieron a manos de una oligarquía que se encargó de profanar cuanto símbolo nacional y popular estuviera en pie. Desde la nada casual ocupación del balcón de Perón hasta los billetes pasando por la destrucción de la ciencia y la industria nacional hasta la corrupción de un Poder Judicial que fue cómplice de persecuciones arbitrarias, extorsiones, causas armadas y presos políticos que al día de hoy, un año después, siguen siendo víctimas. En un contexto de destrucción económica planificada por el PRO, asumían Alberto Fernández y Cristina Fernández encabezando un frente muy amplio de partidos de distintas extracciones peronistas, radicales alfonsinistas, socialistas y gremiales todas pertenecientes al campo nacional y popular.
Un año después de que volvimos a respirar aire de libertad, como si fuera una paradoja el ambiente se llenó de la peor pandemia que la humanidad recuerde en el último siglo. Sin embargo, Fernández logró tener varios hitos que se deben mencionar. El primero fue enfrentar un hecho inédito en la historia nacional como fue el COVID-19, irrepetible en todos los aspectos porque en la Argentina la gripe española no había tenido el impacto que tuvo a nivel mundial. Sí se podría mencionar la fiebre amarilla y la lucha contra la poliomielitis que tuvo que enfrentar Juan Domingo Perón en su primer gobierno. Que estuviera el Frente de Todos en la Casa Rosada fue la mejor de las variables en medio de la desgracia. El Estado estuvo presente sosteniendo sueldos, asistiendo actividades que debieron ser paralizadas por el aislamiento social obligatorio necesario. A pesar de los ataques de la derecha empresaria que prefería a la gente trabajando y produciendo riqueza aunque se muriera (como ocurrió en Estados Unidos y Brasil) resistió y pudo hacer un despliegue heroico en un sistema de salud público que el régimen macrista había destruido. En apenas cuatro meses se duplicaron la cantidad de camas de Terapia Intensiva disponible en el país. De la noche a la mañana se dispuso la creación de casi quince hospitales a nivel nacional. Acá, en Argentina, no hubo escenas como las de Italia o España descartando enfermos.
En el campo económico un ariete del albertismo, con hablar pausado y siempre con las emociones bajo control se bancó todas las bravuconadas de los gurúes de la city (que en sus pronósticos malintencionados aciertan menos que un quinielero) y logró subsanar una quita de casi la mitad de la deuda externa con la que el régimen de Mauricio Macri había dejado al país en su huida. Martín Guzmán sorteó airoso el gran escollo en una negociación impensada con los acreedores y con un diálogo impensado con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Cuando los sectores agroexportadores antinacionales lo quisieron correr con las cotizaciones del dólar tomó cartas en el asunto y le provocó millonarias pérdidas a los especuladores de siempre.
En el campo uniformado tuvo que enfrentar la rebelión de la Policía Bonaerense que realizó una increíble e irrespetuosa manifestación en la puerta de la Quinta Presidencial de Olivos. Era de Buenos Aires pero era un mensaje al Presidente. Los cabecillas macristas, resabio de los cuatro años de gatillo libre y droga que alentó el régimen de María Vidal con Patricia Bullrich y Macri a nivel nacional no imaginaron cual fue la solución. Si el reclamo era salarial, les aumentó el sueldo con recursos excesivos que en forma ilegal el PRO le había regalado a la Ciudad de Buenos Aires, reducto de la oligarquía más rancia. Durante cuatro años la Capital Federal recibió $ 130.700 millones fuera de lo que le correspondía por la coparticipación federal (en la que no participa porque la ley es anterior a la federalización porteña). Fernández sacó de donde no correspondía y redistribuyó entre todas las provincias. A los del PRO uniformados el tiro les había salido por la culata.
En el campo militar descabezó en pocas horas un intento desestabilizador que incluía a ex militares y flamantes académicos en el tema. La “Mesa de Diálogo” era otro intento sectorial con aspiraciones nacionales, como son las mesas de los terratenientes y las de los empresarios. La firme acción del Ministro de Defensa, Agustín Rossi, quien ocupa por segunda vez un cargo en el que se muestra fuerte y perspicaz ante un sector que todavía tiene contaminación de la formación generada por la dictadura con rebrotes propios del macrismo (y bastante del menemismo residual). En cuatro años se forma a un militar de carrera y por eso hay una cantidad equivalente de promociones con algunos puntos a tener en cuenta para la supervivencia de la democracia.

La vacuna para combatir al COVID-19 es la gran batalla que viene. El despliegue sanitario y logístico pretendiendo inmunizar a cinco millones de personas por mes es el mayor esfuerzo jamás hecho en el país. El Ministro Rossi dijo que las Fuerzas Armadas, responsables del transporte y la custodia de las dosis, es la mayor movilización de tropas que se haya hecho desde la guerra del Atlántico Sur para recuperar el territorio nacional de las Islas Malvinas, Georgia y Sándwich del Sur.

Hay otras “batallas” que son centrales, como la del saneamiento de un Poder Judicial que tiene menos vergüenza que el que había quedado de la dictadura (1976-1983). Partiendo de una Corte Suprema que la preside el abogado de Clarín pasando por Juzgados Federales y Fiscalías que han sido cómplices del régimen armando causas… ¡que siguen activas! Por eso en plena democracia recuperada seguimos teniendo presos políticos. Amado Boudou, Milagro sala, Julio De Vido, Luis D´Elía encabezan una lista que llega a casi veinte dirigentes del campo popular. La reforma y saneamiento judicial es una de las grandes deudas que se debe la democracia para volver a ser digna. Es inconcebible que personas con causas armadas estén detenidas o con prisión domiciliaria y bandas de extorsionadores como la que organizó el Fiscal Carlos Stornelli con todos sus cómplices aún estén libres.
El aislamiento obligatorio demostró que muchos habitantes del país están en la marginalidad, no solo laboral sino también en infraestructura. Por eso la Casa Rosada prepara un megaplan de viviendas con todo lo que ello implica en inversión y movilización social. En esa expansión hay que subsanar las asimetrías de conectividad que con gran dramatismo mostró el sistema educativo. Y no estamos hablando solamente de conectividad sino de equipamiento informático que afecta a los alumnos/as y a los docentes. Argentina necesita recuperar el liderazgo regional que tenía en la industria informática hasta hace solo cuatro años.
Los jubilados, la interrupción voluntaria del embarazo, el poder adquisitivo de los trabajadores y una larga lista de reivindicaciones están en la agenda de los reclamos y el gobierno lo sabe. Si la crisis sanitaria que ha sido una guerra sin balas pero con muertos afloja, Alberto y Cristina Fernández saben que quedan pocos meses para empezar a hacer goles, de cara a las elecciones parlamentarias de la segunda mitad del año.
No solo estamos hablando del éxito de un gobierno. Estamos hablando de consolidar la democracia porque el fascismo aguarda agazapado en cuanto programa de radio, televisión, radio, internet y diarios disponen los oligopolios cada día. Y aquí está la batalla de las batallas. La Comunicación, en la que no hay nada a la vista.

1 thought on “OPINIÓN | Argentina cumple su primer año de retorno a la democracia.”

  1. Todo lo que pueda aportar a a Memoria, la Verdad y la Justicia, en nuestra Patria Grande, me interesa y me compromete…¡¡¡mis mejores saludos, amigos y amigas!!!

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