MILITARES y DEMOCRACIA en el SIGLO XXI (NOTA IV) |La derecha en contra de la democracia.

Iván Duque, Presidente de Colombia es un delegado de Álvaro Uribe, armador de la entente militar con Estados unidos.

Por Daniel do Campo Spada
(CEDIAL)

Si Usted cree que vale más que los otros, está más preocupado por su divertimento que por lo mínimo de los otros, si piensa que el marginal es un vago, si tiene miedo a mezclarse con otros que no sean de su clase, si ve al extranjero como un sospechoso, si entiende que defender sus derechos laborales es subversivo… Usted es de derecha. Sobre esos postulados y con la ayuda de los medios de comunicación han creado una opinión pública que desde sistemas neo-democráticos (en tanto que el manejo de la información es dispar y asimétrico) les permite acceder al poder. Cuando las urnas no responden a sus intereses llega el momento de los uniformados, llámense policías, gendarmes o militares.
La derecha avanza y eso no lo niega nadie, y como si fuera un monstruo de mil cabezas, llega por las urnas en Argentina, Uruguay, Paraguay, Colombia, Perú y Chile y por golpe de estado en Honduras y Brasil y por traición en Ecuador. En las reuniones de las Fundaciones Libertad, Atlas o CEDICE, en la que se juntan los mayores adláteres de la extrema derecha como Vargas Llosa (padre e hijo), Aguinis u otros viejos conocidos, se decía en los pasillos que había que terminar con el “cáncer” latinoamericano. Ir volteando gobiernos democráticos progresistas es el nuevo eslogan para retornar a políticas económicas de los 90 con los esquemas represivos de los años 70/80.
Honduras cabe en una mesa de arena, como hacían los militares para estudiar los campos de batalla o “teatros de operaciones”. Un Presidente que supuestamente había violado la constitución al querer llamar a una consulta no vinculante, fue sacado en pijama de su casa en la madrugada. Manuel Zelaya fue el “caso testigo” que las fundaciones de derecha estudiaron como forma de ir practicando para repetirlo con Evo Morales, Rafael Correa, Fernando Lugo, Cristina Fernández e intentarlo incluso una vez más con Hugo Chávez. Tras el fracaso del intento en Venezuela en 2002, han buscado la forma de articular formas de sacar “a la chusma” del poder para restaurárselo a las oligarquías locales. Nunca más cierto que en el presente se da la lucha de clases teorizada tantas veces por las plumas marxistas. Claro que se da con una diferencia. La lucha y la conciencia de su pertenencia la encabezan los sectores pudientes, aprovechando las desideologización de los sectores populares.

El “Presidente” de Perú no tiene Congreso y asumió tras la renuncia de Pedro Pablo Kuczynski por corrupción con empresarios.

Pero estos no fueron casos aislados sino que recorrieron el continente como si se tratara de un fantasma que vamos a repasar lentamente.
En Argentina llegaron nuevamente al poder por medio de las urnas, usando toda la artillería violenta de los terratenientes que durante medio año dispusieron quien pasaba y quien no por las rutas del país usando como excusa las retenciones a las exportaciones agrícolas. La prepotencia de los poderosos se extendió a la clase media urbana (que cree pertenecer a la clase alta aunque es apenas un instrumento de ella) apoyado por la perversa utilización de los grandes medios de comunicación. La Ley de Servicios Audiovisuales, que debería paliar el presente monopólico y mono discursivo de la derecha quizás ya no se pudo instrumentar desde el momento en que el Justicialismo perdió en Junio de 2013 su poder en las bancas. Si bien siguió siendo la primera minoría, no tuvo laderos para establecer alianzas. La supuesta opción progresista del cineasta sojero Fernando Solanas no estaba preocupada por la democratización de los poseedores de licencias de radio y televisión porque había comenzado a ser el niño mimado de la burguesía. El abrazo del oso se daría una vez más con Proyecto Sur, su alianza que fue absorbida por la derecha de Elisa Carrió. El reconocido director retornó al campo popular con el Frente de Todos en 2019.
Si el triunfo no los acompañaba en las urnas ya tenían preparados los carteles de fraude, para generar una situación como la que la CIA norteamericana instrumentó hace algunos años en Irán, intentando enturbiar un claro triunfo del oficialismo. Lo mismo hicieron en cada elección venezolana que ganó el Partido Socialista Unificado de Venezuela (chavismo) y el boliviano Movimiento al Socialismo MAS (del derrocado en 2019, Evo Morales). Desde allí hasta el final del mandato de Cristina Fernández intentaron bloquear todo lo que pudieran para que en medio de un país parado pudieran entronizar a Mauricio Macri, quien se encargó de destruir la jubilación estatal, la educación y la salud pública y reprivatizar las empresas del Estado, al tiempo que eludía temas espinosos como el Correo, del que supo ser concesionario sin nunca pagar el canon correspondiente.

Luis Lacalle Pou, el preferido de los militares de Uruguay.

En Uruguay, el Frente Amplio ya no es lo que habían soñado Liber Seregni o Zelmar Michelini. Tabaré Vázquez se encargó de dormir al agrupamiento progresista de los charrúas, que pudieron por primera vez en la historia salir de la falsa opción de Blancos o Colorados. Saliendo de su gestión, y a pesar de haber perdido las internas, logró imponerle al derechista Danilo Astori como compañero de fórmula a José “Pepe” Mugica, ex tupamaro devenido en pragmático, quien no tuvo reparos en reactivar un Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos. La segunda gestión de Vázquez le abrió la puerta al regreso de un derechista, Luis Lacalle Pou, con gran regocijo de los militares.
En Paraguay, el Partido Colorado salió del poder por primera vez en 60 años y desde ese momento no dejó de golpear hasta donde pudo al ex Obispo Fernando Lugo. Sorprendentemente el mandatario, demostró tener una cintura inesperada para sortear el poco apoyo de su aliado el Partido Liberal, la falta de legisladores propios y la admisión de varias paternidades previas, penalizadas moralmente por la obligación de observar el celibato que tenía cuando estaba al frente de la Iglesia. En un auténtico golpe de palacio, el Congreso en menos de 24 horas lo destituyó y la burguesía terrateniente sojera que también llegó a tierra guaraní retomó el poder.
En Bolivia, donde Evo Morales se mantuvo en el poder a fuerza de ganar elecciones presidenciales, constituyentes y parlamentarias entre 2006 y 2009, existe un marcado racismo en la zona de Santa Cruz donde no dudaron en tomar en reiteradas ocasiones a los aborígenes y azotarlos o humillarnos de las formas más horripilantes en plena calle. En un sonado caso, una turba de casi mil personas tomaron a veintidós simpatizantes del MAS (Movimiento al Socialismo) y tras desnudarlos y golpearlos, los hicieron arrodillarse en una plaza mientras les obligaban a gritar consignas en favor de Sucre y en contra del Presidente. Las imágenes son insoportables para quien se considere ser humano. La masacre de Pando, de la cual ECO Informativo DigiTAL se ocupó profundamente fue la frutilla de una torta de discriminación permanente. En 2019 los militares, con el apoyo de la Embajada de Estados Unidos, dieron un Golpe de Estado al estilo clásico. Sobre este caso ampliaremos en otro escrito.
En Chile, es real que el “socialismo” de Ricardo Lago ha dejado marca en su sucesora Michelle Bachelet, donde el republicanismo lavado superó cualquier reivindicación. Muy lejos de las políticas igualadoras de Salvador Allende, en el país trasandino no se mueve nada. Cuando hay injusticia, el inmovilismo es complicidad. Cuando Sebastián Piñera volvió al poder, nuevamente se apoyó en los Carabineros y los militares que al igual que los principales funcionarios, provienen de la dictadura de Augusto Pinochet.
Si seguimos con la línea del Pacífico, nos encontramos con un Alan García que parecía un mal clon de aquel joven mandatario que supo ilusionar a toda la juventud latinoamericana que por todo el continente cantaba “hay patria mía, dame un Presidente como Alan García”. Su posición firme ante la opresión del Fondo Monetario Internacional trastocó en este hombre que tras su retorno del exilio ha vendido todas las banderas reivindicativas del APRA de Raúl Haya de la Torre. No solo llevó a Perú a un Tratado de Libre Comercio (TLC) vergonzoso con Estados Unidos sino que además ha reprimido cuanta manifestación de los trabajadores se realizó. Cerró emisoras (TV Panamericana, radio La Voz de Baduá, etc.) y ordenó la masacre de Baduá en la que eliminó a nativos que se oponían a la destrucción de la Amazonia en favor de empresas petroleras extranjeras.
El actual mandatario Martín Alberto Vizcarra Cornejo asumió tras la renuncia del Presidente de ultraderecha Pedro Pablo Kuczynski implicado en hechos de corrupción con empresarios. Tras un conato de resistencia entre sectores del Palacio de la Casa de Pizzaro (sede presidencial) el Ejército cumplió un rol determinante en su apoyo y sostenimiento. Desde octubre de 2019 disolvió el Congreso y se maneja dictatorialmente apoyado en los uniformados.

En Colombia, Alvaro Uribe quiso modificar la Constitución para presentarse nuevamente como Presidente. No pudo y por eso fue capaz de tener a sus delfines como sus sucesores. Quería a toda costa evitar salir del poder porque sabe que ello permitiría avanzar con las investigaciones sobre las permanentes y reiteradas violaciones a los Derechos Humanos con excusa de la lucha contra la insurgencia de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FARC). Los paramilitares y los carteles de la droga son los sostenes que mantienen en el Palacio de Nariño a ese sector que hoy está personificado en Iván Duque. El “Plan Colombia” es la herramienta con la que Estados Unidos tiene dieciséis bases en su territorio y dispone desde los jefes militares colombianos hasta las designaciones en el Poder Judicial. El esquema plantea una auténtica falta de soberanía.
En Venezuela, desde la llegada de Hugo Chávez, con un record de decena y media de elecciones ganadas, la alta burguesía, que explotó para beneficio propio la riqueza petrolera sumiendo a la población en el peor de los atrasos, quiso recuperar por un Golpe de Estado el poder que las urnas le niegan. La Iglesia Católica romana, la organización empresaria Fedecámaras, las embajadas de Estados Unidos y de España y la prensa oligopólica solo pudieron resistir unas horas. Cuando un batallón de la nueva camada de soldados se levantó contra los oficiales golpistas formados en la Escuela de las Américas, el hecho cambió. Fue fundamental la masiva presencia de la población en las calles y el repudio generalizado de las organizaciones democráticas en el mundo. A pesar de las intenciones de la Casa Blanca, no pudieron concretarlo. Este es un caso excepcional por donde se lo mire, pero las Fuerzas Armadas Revolucionarias Bolivarianas son la oveja negra de los militares continentales como son los casos del Ejército Sandinista de Nicaragua y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba.

En Centroamérica la izquierda llegó al poder luego de décadas de regímenes derechistas donde los Derechos Humanos eran un auténtico lujo reservado solamente para las clases altas, pero inexistentes en sus empobrecidos pueblos. Daniel Ortega con el Frente Sandinista en Nicaragua, Mauricio Funes con el Frente Farabundo Martí en El Salvador y Alvaro Colom en Guatemala fueron una bocanada de aire fresco en la que solo queda el Gobierno de Managua. Sobre Honduras ya hablamos. En la zona existen aún los escuadrones de la muerte que a sueldo de las clases acomodadas asolan la región desde hace 60 años. Aunque por momentos parezca que pierden el poder político se dedican a expandir la droga y asesinar con sicarios a sindicalistas y dirigentes sociales. Las maras, organizaciones juveniles delincuenciales son protegidas por sus abogados, quienes luego les exigen devolución de gentilezas para aprietes políticos.
En México, el desgaste de la derecha parece haber comenzado tras veinte años de esa tendencia, comenzando por administraciones del PRI y las dos últimas del PAN. Una corriente histórica del viejo Partido Revolucionario Institucional comenzó a crecer y ganó algunas elecciones parlamentarias. La unión con Estados Unidos y Canadá en el Tratado de Libre Comercio (TLC) provocó una gran migración campesina ya que los alimentos transgénicos y subsidiados destruyeron la base agropecuaria del país. Por otra parte, la base organizada y popular era esencialmente campesina. En el sur perdura una experiencia particular de organización indígena como el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) que no supera la región de Chiapas, aunque el Sub Comandante Marcos ha trascendido las fronteras y es el último revolucionario romántico que aún queda en ese nivel.
El triunfo electoral del Presidente Andrés Manuel López Obrador es una bocanada de esperanza que debe construir densidad antes de que el poder corrompido de políticos de derecha y jueces con los carteles de la droga lo saquen del poder. El país atraviesa una larga historia de postergaciones que AMLO deberá superar con gran dificultad.

En el Caribe, Haití y República Dominicana siguen en manos de los sectores dominantes, aprovechando las grietas que la pobreza genera, donde como decía el pedagogo brasileño Paulo Freire, hasta el explotado no es consciente de la explotación a la que es sometido. Puerto Rico no termina de consolidar el movimiento independentista que le permita salir de la anexión norteamericana.
Cuba, sigue siendo el faro ético del continente y esta nueva generación de mandatarios que se formaron admirando al Che Guevara y a Fidel Castro les reconocen que es un modelo de socialismo que hay que respetar, aunque solo se daría de esa manera en la isla. Las medidas que permitirían su retorno a la misma Organización de Estados Americanos ha provocado la explosión en los blogs más reaccionarios y la repulsa de las organizaciones reaccionarias como el Grupo de Diarios América (que en la Argentina integra La Nación) o la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP). Las fuerzas armadas revolucionarias son populares y una defensa del socialismo. Los derechistas extranjeros siempre trataron de sobornar a los uniformados para provocar un Golpe de Estado que nunca han logrado.
La derecha acecha. No duerme ni descansa, y tiene dinero para hacer que las mejores mentes trabajen para ellos y los sicarios ejecuten sus acciones. Si no hay el consenso suficiente llega el momento de las armas y aquí entran en escena los militares. La única resistencia que las democracias pueden ofrecer es tener ciudadanos atentos e inquietos con los temas públicos y que no se dejen engañar por programas distractores. La libertad es algo demasiado importante como para dejarla en manos de los poderosos.

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