El departamento de DDHH presenta el siguiente texto que fue escrito por Carlos Mires ex detenido desaparecido, sobreviviente del ex CCDTE Olimpo. El 30 de agosto se realizó un encuentro de todos los sitios de la memoria. Bajo esas circunstancias el autor realiza las reflexiones que nos llevan a pensar el sentido de la historia en el presente.
Sentidos sobre el día del detenido desaparecido
Por Carlos Mirés
(Secuestrado en 1978. Sobreviviente del Olimpo.)
La importancia de la existencia de los sitios de la memoria me impulsa a pensarlo en dos niveles o dimensiones. Uno desde el plano de la constitución del sujeto, su desarrollo personal en el aspecto emocional y psíquico. El otro como experiencia colectiva en cuanto al desarrollo como pueblo desde el aspecto de lo público – político.
a) En cuanto a la constitución del sujeto entiendo que todxs aquellxs que hemos estado secuestradxs en los centros clandestinos o que hemos tenido familiares, amigxs o conocidxs en esa situación que podríamos unificarlos, tal vez simplificando un poco, en la noción de “sobrevivientes”. Todos hemos compartidos el sentimiento de haber sufrido cierta negación de nuestra existencia, un cierto anonadamiento a partir de la experiencia de la “desaparición” propia o de alguien de nuestra cercanía. Es una vivencia de frustración profunda que exige a posteriori un necesario trabajo de recuperación y de volver a poner en valor la propia subjetividad. Es cierto y no quiero omitir, por más obvio y evidente, que los que no están, han sufrido una negación absoluta de su existencia solamente vencida por nuestro recuerdo y por nuestra lucha.
Vuelvo a los que hemos sobrevivido y nos alimentamos de la presencia de los sitios de la memoria. Los espacios de la memoria son una constatación de nuestra identidad y nos ayudan a encontrarnos a nosotrxs mismos inclusive en la cotidianidad de la vida en sociedad y fortalece nuestro modo de ser persona que seguramente no está separado de la lucha por la justicia y equidad social.
b) En cuanto al aspecto de lo público – político nos refiere a la construcción del sujeto colectivo.
Los sitios de la memoria nos convocan a reflexionar sobre la condición humana y sobre nosotroxs como sujeto colectivo, como pueblo, como Nación porque en aquellos centros clandestinos de secuestro y desaparición de personas, se nos hace presente, pudiendo sentir y percibir las dos dimensiones totalmente opuestas en que puede manifestarse el ser humano. Patentizan en esos lugares la expresión de lo peor y lo mejor de las personas. Unos motorizados por el sentimiento del odio promoviendo el egoísmo y simultáneamente, también ahí, otrxs expresaban lo mejor del ser humano, entusiasmadxs y movidxs por el amor promoviendo la solidaridad.
La existencia y actividad de los sitios de memoria nos ayudan a descubrir, a reconocer nuestra identidad común y a resignificar la lucha actualizándola acorde a la realidad que hoy nos toca vivir. Contribuyen a repensar los instrumentos y discursos para continuar la lucha, que siempre supimos que era prolongada y probablemente infinita en tanto siempre habrá nuevos desafíos a vencer por más progresos que haya.
En esa lucha continua está obviamente el desafío de la construcción y disputa de poder. Siempre dijimos que “los pueblos que no tienen memoria, no tienen futuro”. Pero para tener futuro y memoria tenemos que construir poder. Se debe disputar el espacio de poder porque en general los representantes del odio y el egoísmo son los que usurpan los contenidos de la memoria, tienen la capacidad y las condiciones privilegiadas para seleccionar y construir el relato que deviene en la historia. Solamente como ejemplo de esto podemos hacernos dos preguntas entre tantas posibles:
– ¿Por qué no tiene la suficiente presencia en la vivencia de la historia universal el lanzamiento de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki?
– ¿Por qué no tiene el peso que debiera en la historia oficial los bombardeos a Plaza de Mayo en el ’55?
Desde lo positivo podemos nombrar también una experiencia entre tantas que es el trabajo que han realizado y realizan lxs pensadores que se dedican al revisionismo histórico y a la reconstrucción de la historia popular.
Por todo lo dicho considero fundamental a los sitios de la memoria no sólo por el recuerdo de lo vivido, las expresiones del odio y del amor, sino que son un recurso estratégico para la proyección de un futuro. Estos sitios nos interpelan frente al desafío de la construcción del poder popular para que la memoria siga generando Vida. Como dice León Gieco: “Todo está grabado en la memoria, arma de la vida y de la historia”.
Considero fundamental la preservación de los centros clandestinos, ya que, en la lucha de poder, aquellos que poseen ese poder real tienden a la invisibilización de los mismos, ya sea quitando presupuesto o simplemente ignorandolos. La memoria es fundamental para no repetir la historia.