Por Marta Martinangelo.
Prof. Lic. Mgter en Educación.
Construir nuestro pensamiento soberano requiere reflexionar sobre el sentimiento de pertenencia, identidad y empatía por la tierra en que nacimos y habitamos. Sí, este lazo, con la madre tierra y todo lo que en ella habita es débil, como lo describe el Martin Fierro, nos devoran los de afuera. La soberanía es, ante todo, identidad con la tierra en que estamos, supone la existencia de un lazo fuerte de amor, orgullo y sentido de pertenencia con el estar estando de todo lo que habita en ella. No cabe duda que el ejercicio soberano de nuestro país está en altísimo riesgo. En el horizonte se avizoran peligros en estado de afianzamiento: al sur Ushuaia y la base militar norteamericana, al este Lago Escondido (ya afianzado), al norte Jujuy y los negocios de Israel con el litio, al centro las multinacionales. Cito estos ítems porque no tengo acceso a otra información que la se extrae de las noticias, artículos y textos. Si en algo podemos empezar a coincidir, estimado lector, lo expresado no es un fenómeno nuevo de nuestro ESTAR en este espacio latinoamericano.
Intento interpelar nuestra historia a partir de la tensión entre el SER devenido, del pensamiento occidental – cristiano, en trascendencia y; el ESTAR del pensar originario, la inmanencia como concepción de compromiso con la vida. Es desde esa tensión que se manifiesta entre estar-estando y el ser trascendente que puede abordarse la existencia de una alianza histórica entre el proyecto de San Martin y la propuesta de Perón. San Martin y Perón expresan la síntesis: ESTAR HACIENDO.
Perón, en la década del 70, reiteró su viejo anhelo, la Constitución Nacional de 1953 debía ser el producto de la deliberación y/o discusión del pueblo. Tal vez, sea conveniente empezar a pensar si, las instituciones que nos gobiernan, cumplen con un objetivo de conformar la Comunidad Organizada e indagar cuanto de lo que allí se sostiene deviene de la cosmovisión de los pueblos originarios.
La comunidad organizada se sustenta en promover un movimiento de abajo hacia arriba. Cada comunidad – provincia y o localidad- forja su proyecto, incluido en un plan nacional de desarrollo basado en el intercambio y el complemento. El rol del Estado es promover y evaluar: por barrios, por localidades; proponer y organizar jornadas para conocer, deliberar y comprometerse a fin de construir un camino de ida y vuelta que concluya en una propuesta debatida sometida a votación. El compromiso popular y la honestidad de aquellos que lideren es la única garantía de legitimidad. Al decir de Perón: “esta tierra solo será nuestra, si desarrollamos un papel activo y relevante en la construcción y resguardo de nuestra soberanía; esta posición implica no seguir resignadamente lo que elaboran los intereses extranjeros”.
La invasión condenó nuestro estar pensante al olvido del origen y lo convirtió n en una variable del coloniaje, sea, un pensar subsidiado. Nuestro drama es sacudir las cadenas que nos atan al influjo del poder extranjero, dejar de ser o parecer “CACHIVACHE LATINOAMERICANO, una tierra de nadie manipulada por cualquiera con poder” para emerger como “NOS”. Discépolo compuso Cambalache para exponer esta situación caracterizada por desorden ético, moral que nos domina, nos atrapa y esclaviza.
Me cuestiono si esta tierra, llamada por nuestros pueblos originarios Ayba Yala, se ha convertido en un cachivache en el que, desconociendo su rumbo, nadamos y chapuceamos como náufragos desesperados. Nos hundimos ignorando que, tal vez, estamos siendo parte de la mayoría que se hundirá con el barco. Siguiendo la historia del Titanic, entre los ocupantes estarán los que amaban el barco como el Capitán y los oficiales que decidieron no abandonarlo y, hundieron con él; otros buscaron salvarse solos manoteando. Por último, estarán aquellos que bailaban y cantaban ignorantes de la terrible situación. El ejemplo del Titanic se me ocurre como una buena descripción de población que no logro constituirse como pueblo. Titanic era una organización social reglada por estamentos sin identidad común ¿Nos tocará presenciar el intento de la división de nuestro territorio como otrora lo padeció, por ejemplo, Yugoeslavia?
Siguiendo el argumento del hundimiento del Titanic, es posible reflexionar acerca del destino de aquellos que atravesados por la situación padecieron pesadillas, pero también se puede pensar en los miles que no lo lograron ni siquiera esta posibilidad. La cuestión a reflexionar es cómo se puede seguir viviendo cargando tantas vidas truncadas sobre la conciencia. La respuesta es dolorosa y sencilla: “yo y los demás, que se arreglen”. Me pregunto si hundirse con el barco es un gesto heroico o egoísta de las autoridades que no pudieron organizar y proteger a aquellos que estaban bajo su cuidado y solo prefirieron hundirse con el barco o exiliarse. Mi abuelo italiano sostenía, que soldado que huye sirve para otra guerra, yo pienso que solo trato de salvarse dejando atrás a los otros. Sobrevivencia individual en un territorio cooptado por los imperios, el nunca más volvió a su tierra natal.
¿OTRO FIN ES POSIBLE?
Si asumimos la lucha que implica dejar de ser población para reivindicar nuestra identidad como pueblo deberemos revisar la historia contada y resignificarla desde su propia originalidad: el “N0S” determina un pueblo ENTENDIDO COMO SENTIMIENTO Y COMPROMISO QUE OTORGA IDENTIDAD AL CONJUNTO de la población.
El Pueblo posee su idioma, la población sólo habla piensa y escribe en el idioma impuesto, en nuestro caso, por los invasores. La negación del pensamiento original rompió los lazos de identidad. De alguna manera los sucesos de la invasión fueron anticipados en los relatos mayas. Según su calendario estamos en un nuevo ciclo que comenzó en los años 2012- 2015 y que durará 500 años aproximándose hasta el 2500 (Siglo XXV). Más de tres generaciones atravesarán este ciclo y la pregunta es qué hará la humanidad en y con el planeta. Sí, el humano se concibe como “hombre yo” y se percibe como centro del poder, lo demás solo estará para servir y ser utilizado.
La pregunta acerca de qué haremos nosotros Ayba Yala – latinoamericanos- con la tierra que nos ha dado un hogar y una vida, pero no eterna, solo transitoria. Legaremos, acaso, algún avance para aquellos que vivan en y con ella promoviendo un estar mejor para todos o sólo; pensaremos en el ahora y pasarlo bien. Tal vez intentaremos dejar un legado de trabajo y amor por los demás o sólo consideraremos nuestro beneficio y convertiremos a la tierra un lugar extractivo, de explotación y dominio sobre los otros seres que habitan el planeta
La cosmogonía que sustenta el pensamiento en espiral puede darnos algún indicio para pensar desde otra perspectiva, una tierra como lugar de paz se sustenta en un sentimiento de amor responsable por la vida en la naturaleza y su energía. Una metáfora sintetiza esta visión valorar, cuidar, diseñar hermosos jardines para todos los seres vivos que habitan la Pachamama. La madre tierra no debe convertirse en un espacio de dominio o esclavitud, pues este camino llevara, necesariamente, a que el trabajo humano sea sustituido por inteligencia artificial; reduciendo a los humanos solo al consumismo. Acaso la meta es reducir a la humanidad a simples consumidores con tendencias calculadas artificialmente donde el acopio de cosas que sustituya el disfrute de generar, descubrir, crear desde el NOS.
Este siglo conlleva el cuestionamiento de los postulados de la filosofía tradicional, la ciencia positivista y el racionalismo. Uno de los principios recuperados como un valor holístico es el respeto por la naturaleza y con ello el derecho de los pueblos originarios y sus “paradigmas” o perspectivas de construir conocimiento en relación a su estar en la Pachamama.
Según Mitakuye Oyasin “Estamos frente a una teoría de paridad indígena que los científicos llamaron Dualidad Onda-Partícula y que ha logrado demostrar que la luz y la materia, pueden al mismo tiempo poseer propiedades de partículas y propiedades ondulatorias complementarias”. Por el contrario, la física clásica postula diferencias entre ondas y partículas casi imposibles de actuar de manera complementaria. Recuperar el pensamiento de nuestros pueblos originarios aparece como una posibilidad de romper y superar el pensamiento colonizado y comenzar a pensar en la unión y el complemento que permite el equilibrio, he aquí el desafío del que pretendo seguir trabajando.
UNA HISTORIA QUE TUVO MUCHOS PARTOS,
PERO NINGUNO PUDO CRECER.
Nuestro devenir histórico reclama construir nuestro propio modelo. una doctrina que sistematice los principios fundamentales de esta, nuestra tierra, que debemos respetar porque hacen a nuestro lugar y nuestra esencia. Debemos hurgar en nuestra historia para quitar capas de mentiras o verdades a medias, síntomas del coloniaje El complejo proceso de gestación de nuestra conciencia nacional y latinoamericana se caracteriza por una denodada pugna entre la construcción de nuestra cosmovisión versus las fuerzas coloniales y las mentes colonizadas que la sepultaron o ignoran.
Los pilares de la Patria suponen la existencia de un pueblo, estos se sostienen sobre tres banderas irrenunciables: construir un país soberano con independencia económica, soberanía política y justicia social. Los tres principios atraviesan y definen el quehacer del pueblo y se expresan a través de la palabra, aquella lo identifica a partir de la cual son reconocidos.
Estos tres pilares tienen un tronco común, constituirse como pueblo es constituirse en NOS con conciencia e identidad, es desarrollar en los individuos la soberanía mental que sustenta su identidad. Suponen organizar a la comunidad para garantizar la satisfacción de las necesidades económicas, sociales y culturales que lo determinan como pueblo.
Si no se constituye como pueblo, reitero, la población solo existe como una sociedad organizada sobre principios laxos, intercambiables sin pertenencia que responden a intereses del YO, reubicando él NOS como campo de usufructo de su individualidad. Cuando prima esta última forma de percibir, obtura o debilita la presencia del NOS y el pensamiento se transforma en un fenómeno complejo, complicado y confuso de elementos interrelacionados sujetos a intereses sectarios o individuales.
La psicología aborda la complejidad del pensar como un conjunto de experiencias y emociones que influyen en el comportamiento, la química la utiliza para referirse a estructuras moleculares, y la lengua, en cambio, nombra la cosmovisión de una comunidad; expresa su forma de observar e interpretar que define su forma de nombrar el mundo. Tal vez no advertimos nuestra orfandad porque hemos perdido la posibilidad de recuperar el origen, solo pataleamos en el barro sin poder constituirnos como pueblo
Este territorio que habitamos cuarenta y pico de millones de personas tensa dos opciones “ser población o, constituirse en “estar” como pueblo. Son dos conjuntos opuestos que comparten algunos elementos de dudosa integración. Nuestra realidad es imbricada, compleja, ambigua, confusa. Una situación compleja que define la afirmación anterior puede pensarse a partir de los millones de argentinos que pelearon por el regreso de Perón a la patria durante dieciocho años. Esta espera generó alianzas al mismo tiempo dio lugar a tensiones internas y liderazgos de dudosa calidad. Algo así como confundir estar peronista, cuidando del NOS, con “ser Perón” y sobrevivir usando su nombre.
El objetivo de Perón era la unidad nacional y la reconstrucción del hombre argentino a través del pacto social basado en principios soberanos. Lo buscó a través de un diálogo plural con las fuerzas políticas y la puesta en marcha de un Plan Trienal. Los ni- ni o aquellos que querían ser Perón -las agrupaciones (CGT entre ellas)- fueron ganadas por dirigentes que antepusieron su Yo al NOS, mercaron con este último en sus discursos sin embargo el sostén ideológico sectario anuló esa posibilidad y cedió el espacio a las mentes amigables a la entrega. Los dirigentes formados dentro de ideas relacionadas con el socialismo, de origen europeo, o el comunismo no tenían las condiciones necesarias para conformar la argamasa común del trabajador de esta tierra.
Una cosa era lograr la soberanía mental en función de obtener las mínimas libertades que, se merece una nación en democracia, y otra, muy otra, era gobernar cuando aquellas fuerzas no sólo discrepaban en cuanto a la velocidad de los cambios necesarios sino también en cuanto a la dirección de los mismos. Luego nuevamente la derecha se alzó con el triunfo. Martin Fierro definió nuestro estigma: cuando los de adentro se pelean los de afuera los devoran. Como hablar de pueblo si todavía discriminamos a los originarios, los cabecitas y sin ser muy exagerada a los criollos. El sustrato del pensar de Sarmiento perdura “haga patria mate a un gaucho”. La dependencia de una población se mide por su adhesión a figuras, costumbres y/o usos del extranjero dominante. Sin cultura propia no hay pueblo porque no hay identidad, en tanto no podemos establecer bases de relación con aquellos que intercambiamos basados en el reconocimiento de nuestras propias formas de vida.
Es algo natural referenciar aspectos de nuestra Latinoamérica en autores europeos. Estamos flojos de ropaje para definir nuestra identidad, no sabemos quiénes somos ni a donde vamos porque no nos hacemos cargo de un pensar/nos propio, somos como un péndulo oscilando de Alfonsín a Menen, de Néstor y Cristina Kirchner a Macri; de Alberto Fernández a Milei, mañana…. ¿Quién sabe? Todo esto sedimentado y nutrido por cuanto pensador europeo, sobre todo, condiciona nuestro esquema mental, no quiero desvalorizar su sabiduría digo que no han crecido en nuestra tierra y desconocen su espíritu. Hay que permitirse abrir un espacio para pensar desde esta tierra. Perón, tal vez o con seguridad recibió de su abuela esa sabiduría originaria que recupero con su propuesta en La Comunidad Organizada muy muy parecida a la del imperio Inca atravesada por los escritos de San Martin, Belgrano y supongo que si busco encontrare otros.
La Patria soñada por el General Perón solo la interpretó una minoría, me atrevo a sostener un 30%. En un escenario de grandes fraccionamientos de la alianza que había posibilitado su regreso, con casi con ochenta años, la salud quebrantada y cuestionamientos a su capacidad de conducir efectivamente un proceso transformador, Perón diseñó su último aporte al país: el Modelo argentino para el proyecto nacional que deberíamos analizar evaluando nuestras debilidades. A pesar de San Martin, Belgrano…, nuestros héroes seguimos, siendo un rejunte egocéntrico y; lo peor, es que los sustentos de nuestro pensar son generalmente débiles, escasos, solo remiten a pensadores foráneos que no pisaron estas tierras y pertenecen a aquellos países que nos han subordinado con una estrategia difícil de combatir por legalizar un pensamiento dependiente y el olvido del origen de estas tierras llamadas originariamente Ayba Yala, la tierra que nutre ¿A quiénes nutre? Queda a pensar.
“Un signo indescifrado somos //sin dolor padecemos//
Y, en tierras extrañas// perdemos el habla” Hölderlin
BIBLIOGRAFÍA.
-Bosia, Ulises. El Plan Inca. El audaz proyecto de Belgrano en tiempos de la Independencia. Buenos Aires. Ediciones FUTUROCK. 2025
-Ferrante, Betina. Los dueños de la tierra: contorno, frontera y pormenores. (Ver)
-Gavilán Pinto, Víctor. Paradigma de los pueblos originarios. Pensamiento en espiral. Chile 2011. (Ver)
-Perón, Juan D. La comunidad organizada, 1945-1974. Biblioteca del Congreso de la Nación (Ver)
El texto de Marta Martinángelo responde a su estilo. En su forma de pensar abre nuevas preguntas. Y tampoco nos sorprende porque desde siempre profundiza “hasta la raíz”. Sus planteos, muy interesantes y necesarios, muchas veces los dejamos tapados por la actualidad urgente. Su escrito es una invitación a parar al costado del camino y pensar. Gracias por generar esa inquietud.