MILITARES y DEMOCRACIA en el SIGLO XXI (NOTA II) | Todo empezó con una reunión en Caracas.

Piñera, al frente del régimen chileno condecora al agitador Mario Vargas Llosa.

Por Daniel do Campo Spada
(CEDIAL)

“Vamos a ir a joder a ese cabrón en su propia casa”, dijo uno de los participantes de la reunión de la Fundación Libertad en Rosario durante 2004. El “cabrón” es el Presidente constitucional de la República Bolivariana de Venezuela Hugo Chávez Frías. Sus guardaespaldas, que no bajaban de cinco por participante se imaginaban un viajecito a Caracas que ahora están concretando. El ex peruano (ahora se identifica como español y vive en Londres) Mario Vargas Llosa, quien perdiera su único intento presidencial contra el también ultra derechista Alberto Fujimori (Presidente de Perú entre 1990 y 2000 sin Congreso en la última etapa), hoy detenido por violación de los Derechos Humanos, fabricó un incidente junto al canal golpista Globovisión en la entrada del aeropuerto caraqueño. Los medios de las clases altas, pro-Consenso de Washington, reunidos en el GDA (Grupo de Diarios América) dieron repercusión a una información fraguada. (El showman argentino Jorge Lanata, empleado del Grupo Clarín también hizo lo mismo en 2012). Mario Vargas Llosa y su hijo Alvaro son desde hace más de dos décadas los encargados de “vestir” de intelectualidad a un movimiento que solo tiene como fin generar excelentes negocios transnacionales. En Argentina ese papel lo hace el escritor Marcos Aguinis y otros. Para ello debían desautorizar cualquier intento de gobierno popular que lograra implementar medidas que (aunque justas en cuanto a salarios o dignidad laboral), recortara sus deseos de ganancias. En una elección de “algo de todos o solo para unos pocos a costa de los demás”, elijen esta última. El egoísmo es la bandera de la derecha. Basta leer los sitios de internet de la mencionada fundación rosarina o las de las argentinas Pensar, Red Libertad, ESEADE, Fundación Carlos Pellegrini y la Fundación Naumann, o bien las extranjeras The Heritage Foundation, CATO Institute, FAES, ATLAS, FIL, FIE, RELIAL, PADF, Diario Exterior y Perspectivas para darse cuenta de ello.
A Caracas, donde habían ido con la clara intención de buscar un incidente, también concurrieron el ex Presidente mexicano Vicente Fox y su canciller Jorge Castañeda, responsables de una de las peores crisis sociales del gran país latinoamericano y el historiador Enrique Krauze. La filial venezolana era el Centro de Divulgación del Conocimiento Económico para la Libertad (CEDICE), donde entre otras preocupaciones estaba la investigación que el Gobierno de Bolivia estaba haciendo por el intento de asesinato del Presidente Evo Morales en 2009 en una red que involucra a mercenarios de Argentina y Europa (fundamentalmente españoles ligados a José María Aznar). La “fundación” caribeña está integrada (según afirma el matutino porteño Página 12 del 30 de mayo de 2005) entre otros por Carlos Granier, hermano del dueño de RCTV, canal de televisión venezolano al que le venció la licencia en 2007 luego de violar todas las reglas de la ley y que se encargó de construirse un perfil de “víctima” de un supuesto monopolio chavista.
El incidente que protagonizó el escritor españolizado fue uno de los más burdos. El accionar de los periodistas de Globovisión, fundamentalmente de la cronista Beatriz Adrián, quien unas semanas antes había “enredado” al legislador comunista Miguel Flores para hacerle creer a la audiencia que sus representantes cobraban cifras monstruosas, cuando en realidad la víctima hablaba de anuales y la victimaria lo hacía pasar como mensuales. La “construcción” de realidades falsas es una permanente de la nueva (vieja) derecha mediática.
A la cita no podía faltar Jorge Quiroga, ex Vicepresidente del dictador boliviano Hugo Banzer Suárez, sobre quien caen sospechas de los asesinatos durante su régimen en investigaciones realizadas en Teoponte, en el Departamento de La Paz, que el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) ayudó a esclarecer. Esto marca una “coherencia” ya que compartió hotel con el pinochetista Joaquín Lavín de la Unión Democrática Independiente.
En Argentina, uno de los congresos que realizó la Fundación Libertad lo cerró el ex Vicepresidente Julio Cobos, un símbolo de la derecha más rancia desde que cumplió una auténtica traición al Gobierno de Cristina Fernández que lo llevó a ese lugar, la aciaga noche del triunfo de los terratenientes que se quedaron con miles de millones que hoy estarían siendo invertidos en hospitales y escuelas cuando voltearon (con su voto) la Resolución 125 de retenciones móviles a las exportaciones agropecuarias. En Caracas se encontraba además el escritor derechista Marcos Aguinis, quien había lanzado un libelo llamado “Ay, Patria Mía”. Obviamente no hacía referencia al menemato sino que criticaba a todos los gobiernos populares de Argentina. Ricardo López Murphy y personeros de segunda y tercera línea de los multimillonarios Mauricio Macri y Francisco De Narváez se encontraron en la ciudad caribeña.

Organizaciones “humanitarias” utilizadas por Estados Unidos para hacer inteligencia en otros países. En muchos casos obtienen colaboración de las Fuerzas Armadas para tareas “logísticas”.

Los dirigentes norteamericanos de USAID (United States Agency for International Development), que durante los regímenes de George Bush fueron el manantial para financiar desde Alvaro Uribe en Colombia hasta el golpe de Estado en Venezuela en 2002 pasando por el “nuevo” Alan García de Perú, prometieron que a pesar del discurso “pseudo progresista” del Presidente Barack Obama, seguirían financiando actividades irregulares, generalmente disfrazadas de “ONGs” de lucha “por la libertad”.
Los diarios El País de Montevideo y su homónimo de Madrid, La Nación de Buenos Aires y El Mercurio de Santiago de Chile llevaron adelante sendas coberturas en las que buscaron la forma de generar incidentes que trataran de mancillar la imagen de Hugo Chávez.
La democracia no es el juego que les gustaba, sobre todo cuando los pueblos empezaban a votar en favor de la justicia social y no a favor de los intereses de las clases altas. Tenían un objetivo que era destruir ese presente para ganar tiempo. Se preparaba entre bambalinas el nuevo rol de las fuerzas armadas para jugar como un factor de poder detrás de falsas democracias. Ya no podían volver a las formas de dictaduras concretas de las décadas anteriores. Por eso el Departamento de Estado del Gobierno de Estados Unidos comenzaba a través de estos armados a buscar una nueva pantalla de participación de los militares.
Durante el régimen de Ronald Reagan el Secretario de la Defensa, Gaspar Weinberger, ya había trabajado en un paper los postulados necesarios para condicionar a las democracias que en forma inmediata iban a darse en la década de 1980 en el continente. En el caso argentino los “carapintadas” fueron un atisbo de intervencionismo condicionante que alcanzó la cumbre cuando Alberto Fujimori se da un autogolpe en 1992 y gobernó con las Fuerzas Armadas cerrando el Congreso. En estos casos el alineamiento con Estados Unidos es sospechosamente automático.

Reagan en el salón oval con Weinberger.

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