CEDIAL – América Latina | La dependencia cultural (I). “De Martinángelo a Carli”.

educacion_dependencia_1Por Daniel do Campo Spada.
En las bibliotecas latinoamericanas existe una extensa bibliografía sobre la dependencia cultural. Entendemos a este concepto como el conjunto de preceptos que instauran un eje del deber ser que ha sido teorizado en forma extensa incluso bajo distintos parámetros epistemológicos. La filosofía, las ciencias de la educación, la historia, las ciencias de la comunicación, la sociología y la antropología entre otras han trabajado sobre ese punto nodal del dominio de una cultura sobre otra aunque en esa relación de poder no estén interviniendo necesariamente las armas o la economía. América Latina y el Caribe se presentan culturalmente como áreas periféricas del pensar. Desde la revolución haitiana en 1804 hasta el presente, los nativos de esta parte del mundo no hemos podido superar aún esa orientación-visión con intereses específicos de extrazona. En ello se reparten responsabilidad variadas áreas de nuestras sociedades, que van desde los sistemas educativos hasta la religión pasando por el entretenimiento y los consumos culturales.
Web_Martinangelo Antes de dar comienzo a este limitado proyecto nos hemos preguntado reiteradas veces sobre la validez de volver sobre terrenos que ya han sido transitados por las mejores plumas de la región. Como tímida respuesta encontramos la necesidad de mantener vivos esos debates ya que si los congelamos por el solo hecho de considerarlos canónicos estaríamos siendo funcionales a quienes nunca quisieron que existieran. El recuerdo de un funcionario de la última dictadura cívico militar argentina (1976-1983. Julio Juan Bardi, Ministro de Bienestar Social entre 1976 y 1978) que esgrimía que el gran problema de la juventud era el exceso de pensamiento se reaviva con Alejandro Rozitchner, asesor del gobierno de Mauricio Macri pidiéndole a los docentes que terminen de perder el tiempo queriéndole transmitir a sus alumnos el pensamiento crítico en lugar de enseñarles a ser felices (1). Ante el tenor de esos conceptos no podemos menos que sentir la responsabilidad de volver sobre un tema que está muy lejos de haber terminado.
Para esta primera entrega tomaremos como base tres textos recientemente publicados por el Centro de Investigación Académico Latinoamericano (CEDIAL). Uno escrito por la Licenciada Marta Martinángelo y dos por el Doctor Alberto Carli, quienes nos llevan a zonas cercanas a nuestro objetivo desde la consideración del educador activo (militante) y los entramados de la relación entre amos y esclavos.
Si la educación es uno de los principales espacios en los que se dan esos combates de la dependencia cultural cabe rescatar a Marta Martinángelo cuando se interroga “¿con qué categorías teóricas se define un fenómeno a enseñar cuando se intenta transmitirlo?, ¿qué relación guarda con las problemáticas/necesidades populares?, ¿existen vacancias en la producción de determinadas temáticas? ¿Qué causas originan esta situación?” (2). Aunque es imposible agotar estas preguntas, seguiremos el hilo que nos propone la autora, donde vemos que citando a Paulo Freire (sobre quién volveremos en detalle en otra nota) esgrime que la participación del pueblo es esencial en un proceso educativo descolonizador (3).
Martinángelo, con clara influencia freiriana insiste con la enajenación de los contenidos al manifestar que “…los contenidos seleccionados no siempre responden al mundo natural y cotidiano  sino a un sistema formal generalmente alejado del escenario vital.  Es frecuente por ejemplo que los  alumnos de nuestra ciudad  no conozcan el nombre de los árboles de la calle de su escuela, de su casa o de su barrio” (4). Esa enajenación no es inocente ni casual. No solo se despersonaliza la elección de contenidos por cuestiones operativas sino que ese “desarraigo cultural” busca que se pierdan las raíces, porque en esa distancia es más fácil aplicar la concepción bancaria a que nos remite el pedagogo brasileño.
Sin duda alguna que en este panorama está faltando algo, que es la identificación de quién/es determinan esos contenidos que se convertirán en el mundo del estudiante. Cuando Domingo Sarmiento bosquejó la educación pública como sistema buscaba no solamente educar al soberano sino (y por sobre todo) inculcar una escala de valores acorde a los centros de poder internacionales a través de sus admiradores/administradores locales.
Martinángelo expresa que “nuestro sistema educativo se plasma a partir de una concepción  eurocéntrica concebida como universal y hegemónica  que empodera  formas de hacer y pensar que silencian o anulan otras cosmovisiones. El gran desafío de la educación en nuestros  países latinoamericanos es  generar nuevas modalidades y recursos a partir de la deconstrucción del pensamiento colonizado abriendo  espacios para   aceptar  y/o desarrollar nuevas formas de pensarnos y educarnos” (5).
De la educación pasamos a la visión filosófica del Doctor Alberto Carli (6), quien citando a Hegel comienza con una definición clarísima de la dependencia:
“En 1806 Hegel, en su libro Fenomenología del Espíritu, nos hablaba del diálogo del amo y el esclavo. ¿En qué consiste? Ambos tienen deseo pero el amo es amo porque, en su afán de satisfacerlo, no teme por su vida. El esclavo es tal, porque renuncia a su deseo para no perder la vida. Se instala así el deseo en la historia del pensamiento occidental” (7).
web_Carli Cuando vemos a gran parte de la dirigencia latinoamericana parecen más propensas a defender el deseo de los otros (los poderosos de afuera) antes que los intereses del pueblo en el que (muy a su pesar) están insertos. Mientras administraciones como la de Donald Trump en Estados Unidos o la Comunidad Europea desde su fundación ponen por delante a sus propios mercados, en nuestra región parecen más preocupados en satisfacer los intereses de los países centrales. Promediando la segunda década del siglo XXI son escasos los gobiernos de la región atentos a poner por delante la suerte nacional antes que los intereses “del mundo” (eufemismo que para ellos significan Washington, Londres, Berlín y eventualmente París). El retroceso conservador que vive la región (con golpes de Estado en Paraguay y Brasil y retornos ultraconservadores en Argentina y Perú) está haciendo arrodillarse a nuestros países ante la voluntad del amo, al que admiran más de lo que le temen.
La dirigencia de los sectores más entreguistas, ligados a las derechas, se han formado en academias extranjeras de países en los que también eligen pasar sus vacaciones, porque “se sienten de ahí” y luego actúan en consecuencia. Los países económicamente líderes son proteccionistas, pero obligan a las dirigencia de los periféricos (entre ellos el nuestro) a abrir sus puertas en forma indiscriminada “para entrar en el mundo”.
Carli expresa que “las clases dominantes, las que definen el perfil cultural de su tiempo, han impulsado por un lado la obturación de la angustia, lo que conlleva una pérdida de la capacidad de simbolización y una consecuencia, la pérdida del pensamiento abstracto”. Sin pensamiento abstracto no hay herramientas necesarias para saltar la valla de la dependencia. El poder se encarga de crear un manto de complacencia en el dominio. Apenas le dan un poco de circo y muchas palabras de consuelo para que se naturalice la pobreza. Roland Barthes sostenía en su teto “Lección inaugural” que la “naturalización” era un mecanismo perverso para justificar las peores cosas. Bajo la nada inocente frase de “pobres hubo siempre” (8) se justifican asimetrías que son fallas en nuestros sistemas sociales y no un derivado de la naturaleza.
Carli cree que la ausencia de deseo genera una baja en la angustia y ello nos lleva a declaraciones del Ministro de Educación de la Nación macrista Esteban Bullrich que en el año 2017 sostuvo que había que crear alumnos capaces de convivir con la incertidumbre “y disfrutarla” (9). Modificar una situación “desde abajo” pone en peligro muchas más cosas que las que ponen “los de arriba”. Ese miedo paraliza y como tener miedo da vergüenza, el mejor escape es sentir que ello “es normal”.
Queda el desafío filosófico, sociológico y psicológico de imaginar si es posible revertir los cánones de dependencia individual a sociedades enteras. Sin duda alguna es un tema extenso y esta es apenas la primera entrega de una serie que hemos catalogado como la dependencia cultural. Apenas una batalla de la gran guerra conceptual entre países poderosos y las élites por un lado contra los pueblos de países periféricos por el otro.
Segunda Parte.CEDIAL – América Latina | La dependencia cultural (II). De José Martí a Arturo Jauretche.
CITAS.
1.- Alejandro Rozitchner, filósofo argentino nacido en 1960 es asesor rentado del partido derechista PRO en Argentina.
2.- Martinángelo, Marta. “Educación militante y subjetividad en el marco de la pedagogía”. CEDIAL. https://cedial.com.ar/cedial-educacion-educacion-militante-y-subjetividad-en-el-marco-de-la-pedagogia/- Octubre 2016.
3.- Freire, Paulo. La naturaleza política de la educación. Barcelona, Bs As, México. Editorial Paidós pág. 21
4 y 5.- Martinángelo, Marta. “Educación militante y subjetividad en el marco de la pedagogía”. CEDIAL. https://cedial.com.ar/cedial-educacion-educacion-militante-y-subjetividad-en-el-marco-de-la-pedagogia/- Octubre 2016.
6.- Carli, Alberto. “Para una reflexión sobre el diálogo del amo y el esclavo”. https://cedial.com.ar/filosofia-para-una-reflexion-sobre-el-dialogo-del-amo-y-el-esclavo/ . Septiembre 2016
7.- Hegel. Fenomenología del Espíritu, México. Fondo de Cultura Económica. 2002. En Carli, Alberto. “Para una reflexión sobre el diálogo del amo y el esclavo”. https://cedial.com.ar/filosofia-para-una-reflexion-sobre-el-dialogo-del-amo-y-el-esclavo/ . Septiembre 2016
8.- Barthes, Roland. El placer del texto y Lección inaugural. Buenos Aires. Siglo XXI Editores. 2008
9.- S/a. “Bullrich, polémico: “Debemos crear argentinos capaces de vivir en la incertidumbre y disfrutarla”. http://www.eldestapeweb.com/bullrich-polemico-debemos-crear-argentinos-capaces-vivir-la-incertidumbre-y-disfrutarla-n25745. Febrero 2017.

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