¿Quién dijo que todo está perdido?

Por Silvia Inés Gonzalo

Amor, odio. Admiración, envidia. Indiferencia, empatía. Sentimientos encontrados, a veces entreverados.
Caín y Abel, mito fundante de nuestra civilización.
Caín, después de matar a su hermano, deambula por el mundo enroscado en guerras fratricidas, en carreras de poder, vandalismos, colonialismos, xenofobias desgarrantes, negocios fraudulentos. Ha prevalecido, pero no tiene paz. Ha prevalecido, pero no duerme de noche. Ha prevalecido, pero nunca está saciado. Olvidó su origen, un mismo padre, un único amor integrador.En todo esto piensa Esteban agobiado por los noticieros, los análisis políticos, el estado de la humanidad en general.
Decepcionado en sus ideales, se pregunta ¿es posible que no haya quedado nada de la mansedumbre de Abel? ¿Se ha perdido por completo su ADN?
Sin embargo, Esteban sabe que su corazón no es ajeno al dolor de sus vecinos, al hambre de tantas personas, a la desesperanza de los despojados de la tierra. Sabe que detrás de todo esto hay Caínes, hacedores de injusticias, pero como la sangre brama en su interior, se propone encontrar los vestigios de Abel. Para el que sabe mirar y quiere ver, nada es imposible. Y los encuentra.
Los encuentra en la señora del barrio que abre las puertas de su casa para darles de comer a los hijos de los que quedaron sin trabajo.
En los jóvenes que después de las horas de colegio, se quedan para pintar las paredes descascaradas o se acercan a la salita a dar apoyo escolar.
En la maestra que contiene e incluye al niño diferente y a su familia.
En los médicos y médicas que luchan por su dignidad y apuestan a la vida y la salud de sus pacientes.
En los pueblos originarios que guardan con celo su cultura y las prácticas de sus ancestros.
En las pequeñas familias de agricultores que defienden sus tierras del avance de la soja, los agro-tóxicos y la minería a cielo abierto.
Esteban se reconforta, ansía abrazar a cada Abel y generar una cadena de amor con la que sembrar primavera para una humanidad castigada por el frío invernal que cala los huesos y condena a la muerte.

Vamos haciendo la nueva canción
De la derrota crear primavera
Vamos haciendo la nueva canción
Crear primavera.
(Daniel Viglietti)

FOTO: Adriana Fernàndez Vecchi (Pensar una Señal)

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