PENSAR UNA SEÑAL | “¡Soy laburante la plata no alcanza!” ¿QUÉ SE LEGISLA EN EL SENADO?

Por Adriana Fernandez Vecchi

Las lágrimas en los ojos de un laburante es un arquetipo de la clase trabajadora de hoy.
Los derechos laborales es una historia de lucha en la Argentina. Los trabajadores empezaron en la segunda mitad del siglo XIX a bregar por la legislación laboral. Sin embargo, en la época del peronismo fue cuando adquirieron su legitimidad.El movimiento obrero argentino comienza con la Central de los Trabajadores y patentiza el camino de una experiencia de construcción de dignidad a través de largos años. El acontecimiento más representativo fue el decálogo de los derechos del trabajador de 1947 en donde se habla de la retribución justa, capacitación, condiciones dignas de salud, de seguridad social, de protección de la familia, de mejoramiento económico. Todos valores de calidad no de cantidad. El trabajo es un derecho humano no una variable económica.
Cuando se anula el Estado de derecho aumenta el desempleo, y cuando se construye una economía política el lugar de una política económica se abre la puerta a la incertidumbre y al retroceso social. Según dice Damián Verdura (1) “Bajo los gobiernos neoliberales de facto, o democráticos, siempre se buscó legislar a favor de los intereses patronales.” Se intentan variables de una balanza numérica, puro espejismo de desierto, y se aplican medidas económicas libertarias insensibles al sufrimiento y a la desesperación,
La situación actual es una conjunción de cuestiones estructurales en el plano económico y del resultado de las controversias sociales. Sobre esta disputa se montan las acciones de una economía política diluyendo la clase media trabajadora. Por derrame se da que los otros estamentos sociales por debajo de sector medio pierdan poder adquisitivo, trabajo, calidad de vida y caigan en la miseria.
¿Qué grado de contaminación se da en la política que sólo aparecen juegos de intereses y no se prioriza en Bien común?
El laburante llora y lucha. Toma la acción comunitaria del codo a codo y a los empujones históricos trata de no darse por vencido. Mientras en un escenario distinto sentados en las bancas legislan el futuro de la miseria. Otros son espectadores de ambas situaciones sin saber que responder. ¿Dónde están los referentes? Paso a paso se evaporan los derechos de años de conquista en un parpadear mínimo de tiempo. La paradoja es que todas estas situaciones requieren ser validades colectivamente. Pero, del otro lado del espejo, crece la aniquilación de valores constitucionales, con tintes de cierto particularismo autoritario legitimado por prácticas burocráticas de ciertos procedimientos democráticos. ¿Qué es la democracia? ¿Una forma para elegir un gobierno? ¿Una rutina sin sentido de juegos políticos económicos? ¿Valores históricos de identidades nacionales?
Parece que se amasa la lógica de la frustración normalizando el sacrifico de muchos a favor de pocos. ¿Para qué sirve ajustar si no somos felices? Llegar a los 50 años y quedar en la calle, sin ilusión y con la vergüenza de no poder poner el pan en la mesa sintiéndonos culpables sin serlo. El hambre de poseer derechos es como la tiranía visceral de no tener para comer.
Estas semanas en el Senado se pincela un juego decisivo de colonia o soberanía. ¿Qué se votará?

NOTAS

1.-Verdura Damian 2023. Historia de los Derechos Laborales, Argentina. Fundación Octubre.

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