POLÍTICA – Opinión |Hay que redefinir las palabras “peronismo-peronista”. (Parte I)

Por Daniel do Campo Spada
(CEDIAL)

El 17 de Octubre, conocido por todos como el Día de la Lealtad Peronista en 2020 fue celebrado incluso por no peronistas. Era la respuesta ante las marchas fascistas. Era un apoyo a un Gobierno propio en medio de una gran guerra a la que nos somete la ultraderecha. Y hay que aprender de esa lección. Ese sábado, desde sus balcones, desde las redes sociales y desde sus caminatas o autos TAMBIÉN hubo Correligionarios/as, Camaradas y por supuesto Compañeros/as. Las palabras son muy poderosas. El armado de una gran estrategia nacional y popular no debe descuidar ningún detalle. Dentro de cincuenta años quizás algún historiador nos llame “Frente todistas”, pero en el 2020 hay que consolidar este espacio en base al respeto.

Cuando se recuperó la democracia en 1983, una generación que hoy rondamos por los 50-60 años de edad, tuvimos que aprender de golpe nombres, historias, trayectorias y fundamentalmente una práctica de convivencia que no habíamos llegado a vivenciar en el breve período del 73 al 76. Ello fue un verdadero tsunami en las vidas en general, incluso en quienes nos habíamos movido en ámbitos muy politizados. El desconcierto se mezclaba con los aprendizajes acelerados en medio de corrientes cambiantes que parecían brotar de todos lados. Aprender a vivir en democracia después de habernos acostumbrado a la resistencia, al miedo, a la soledad que vivimos muchos militantes y otras cuestiones hizo que nos agrupáramos en base a palabras básicas. Se era “peronista”, “radical”, “socialista”, “comunista” o “conservador” y los nombres de las insignias partidarias eran los puntos de reagrupamiento. A poco de andar, comenzamos a darnos cuenta que no coincidíamos en algunas o muchas cosas de quienes creíamos estar en el mismo barco.
En 1983 Raúl Alfonsín generó un encantamiento a nuevos ciudadanos, generalmente sin experiencia previa. Prometía la vida y usaba el Preámbulo de la Constitución Nacional. Para muchos fue una brisa de aire fresco. Otros reivindicábamos a Juan Domingo Perón, María Eva Duarte (Evita) y a la primavera camporista. Cuando comenzamos a correr la película de esa nueva forma de vida, en la “vereda de enfrente” hubo temas interesantes que apoyamos. El Juicio a las Juntas, las misiones de pacificación en América Central, una interesante posición de independencia ante Estados Unidos en política exterior y otros etcéteras que iban hacia la cultura. Pero aquellos radicales de “Renovación y Cambio” nos respondían con algunas exclusiones quizás imperceptibles para ellos pero importantes para nosotros, “los peronistas”. Cuando la militancia de la UCR decía “tenemos Democracia por cien años”, no se referían a un proceso refundador sino que estaban expresando “los radicales llegamos para quedarnos cien años”.
Más allá de que en el intento de golpe los carapintadas fue manifiesto el apoyo en favor de la democracia de Antonio Cafiero, principal figura del peronismo renovador (sector mayoritario hasta que Carlos Menem y Eduardo Duhalde ganaron la interna), a los radicales siempre les costó mencionarnos. No se les caía de la boca saludar a los “compañeros peronistas que hoy están apoyándonos”. No existíamos. Y Alfonsín se fue quedando solo, incluso traicionado por sus propios conmilitones (muchos de los que fueron la base del régimen macrista entre 2015 y 2019). Y nos fuimos. Siempre estuvimos en el peronismo y nos replegamos hacia nosotros mismos. En pocos años, quienes defendemos el campo nacional y popular tuvimos que atravesar la soledad del exilio interior al que nos condenó el menemismo.
En 2003 el ex Presidente Néstor Kirchner y la ex Presidenta Cristina Fernández generaron una nueva transversalidad que se repite en 2020 en el Frente de Todos durante la presidencia de Alberto Fernández. Y aquí recuperamos la propuesta de nuestro texto. Aunque nadie podría negar que el Frente de Todos es mayoritariamente peronista, TAMBIÉN hay radicales, comunistas, socialistas y democristianos. ¿Por qué en los actos públicos no los mencionamos? ¿Por qué no celebramos esa amplitud de que muchos sectores que soñamos con modelos muy parecidos de una Argentina hoy estamos trabajando codo a codo? No hay que repetir el error del alfonsinismo original, que a fuerza de creerse puro y propio, perdió aliados que le habrían venido muy bien en determinadas circunstancias. ¿Cuánto más se demora en saludar no solo a los “Compañeros/as” sino también a los “Correligionarios/as”, “Camaradas”, etc.?
Para cerrar sobre el peligro del “ombliguismo” replico dos chistes populares que se deberían tomar muy en serio.
Uno de ellos dice que una persona esgrime que “a mí la política no me interesa. Yo soy peronista”. Y el otro es de una persona muy pero muy interesada en la política que se muere, va al cielo pero lo radican en una nube con gente que era de otros países. Un día, después de treinta años de haber llegado al Reino de Dios, se entera que llegaba un argentino. Desesperado lo espera y ni bien arriba lo bombardea a preguntas. Le cuenta que también era argentino y que quería saber cómo estaban las cosas en nuestro país. El recién llegado le cuenta que los macristas dominaban CABA, Córdoba y Mendoza, mientras que los socialistas eran gobierno en el Litoral y el NEA, los partidos provinciales controlaban el NOA y el resto de las provincias cuyanas y en la Patagonia nuevos partidos provinciales.
El argentino que preguntaba se queda mudo y no se atrevía a hacer la pregunta principal hasta que le sale: -”¿Y el peronismo?”
-”Ah, no. Peronistas somos todos”.

4 thoughts on “POLÍTICA – Opinión |Hay que redefinir las palabras “peronismo-peronista”. (Parte I)”

  1. Coincido con Daniel do Campo Spada. Mil disculpas por ser autoreferencial, pero pertenezco a una generación anteriór a la que menciona el discursante. Llego a esta etapa de la política desde el peor error político, el asesinato de Rucci y la decepción del rechazo a nuestro reclamo de “Qué pasa gral. qué está lleno de gorilas el gobierno nacional?” que nos costó el enfrentamiento con el LIDER y el abandono de la Plaza. María Estela estaba rodeada, a la muerte del gral. por siniestros personajes como Ítalo Luder, el brujo José López Rega, creador de la triple A, Celestino Rodrigo y otros espantos en la CGT columna vertebral del peronismo que posibilitaron con su traición a 6 meses de las elecciones, el golpe militar tan sangriento como el del 55 pero con características de genocidio, robo de bebés, violaciones sexuales, torturas, desaparicion de personas, etc. Ahí me retiré muy disconforme con la conducción de Montoneros, que dejaban a la militancia a merced de la suerte. Hasta la llegada de un nuevo político que reunía las condiciones y el discurso, un poco rosa, pero al lado de los paupérrimos candidatos del justicialismo, lo apoyé, le creí, sabía que no había nada revolucionario en él. Coincido con Daniel en su análisis sobre Alfonsín. Luego llega Menem, (yo apoyaba a Cafiero, era muy parecido a Alfonsín) mi decepción llegó al mivel de abandonar toda relación con con el peronismo, luego vino la defección del gobierno de De La Rúa, la crisis del 2001-2002, Duhalde (el tránsfuga) el asesino intelectual de Kosteky y Santillán. Y de repente aparece en escena un flaco venido del fondo de la Patria al que no voto, sospechaba de él como títere del Cabezón, y no lo voté. Cuando dio la conferencia en Casa de Gobierno, lo escuchaba con la boca abierta, no podía creerlo, este tipazo estaba diciendo lo mismo por lo que yo había militado y no quiero comentar lo que me hizo sentir cuando hizo bajar los cuadros de los genocidas… bueno fui su adepto cuasi religioso y luego vino Cristina y ya me reenamoré de política y de estos dos políticos que no me defraudaron, todo lo cotrario, aún con los errores cometidos, fueron lo más cerca de lo que quiero para mi País. Reitero mis disculpas por haber escrito esto de manera personal. No se si aporta o no algo al debate político, pero soy heredero Scalabrini Ortiz, Jauretche, Homero Manzi, Franzt Fannon, Ho Chi Min, Antonio Gramsci, el Che, Castro, todos nacionalistas ninguno internacionalistas, el marxismo es una herramienta de análisis, pero no son las tablas de la ley mosaica. Hoy con el diario del lunes, Evo Morales, Chávez, Lula da Silva, Correa, Néstor, Cristina y Alberto me dan la razón. 1ro la consolidación política e ideológica de nuestros pueblos, respetando las idiosincracias, para luego converger en un proyecto común. Lo último que me demuestra parte de mi discurso, es la República Plurinacional de Bolivia que aglutina distinas etnias y culturas en pos de un destino común.

    1. Ulises García Montero dice:
      noviembre 9, 2020 a las 7:35 pm
      Tu comentario está pendiente de moderación.
      Coincido con Daniel do Campo Spada. Mil disculpas por ser autoreferencial, pero pertenezco a una generación anteriór a la que menciona el discursante. Llego a esta etapa de la política desde el peor error político, el asesinato de Rucci y la decepción del rechazo a nuestro reclamo de “Qué pasa gral. qué está lleno de gorilas el gobierno nacional?” que nos costó el enfrentamiento con el LIDER y el abandono de la Plaza. María Estela estaba rodeada, a la muerte del gral. por siniestros personajes como Ítalo Luder, el brujo José López Rega, creador de la triple A, Celestino Rodrigo y otros espantos en la CGT columna vertebral del peronismo que posibilitaron con su traición a 6 meses de las elecciones, el golpe militar tan sangriento como el del 55 pero con características de genocidio, robo de bebés, violaciones sexuales, torturas, desaparicion de personas, etc. Ahí me retiré muy disconforme con la conducción de Montoneros, que dejaban a la militancia a merced de la suerte. Hasta la llegada de un nuevo político que reunía las condiciones y el discurso, un poco rosa, pero al lado de los paupérrimos candidatos del justicialismo, lo apoyé, le creí, sabía que no había nada revolucionario en él. Coincido con Daniel en su análisis sobre Alfonsín. Luego llega Menem, (yo apoyaba a Cafiero, era muy parecido a Alfonsín) mi decepción llegó al mivel de abandonar toda relación con con el peronismo, luego vino la defección del gobierno de De La Rúa, la crisis del 2001-2002, Duhalde (el tránsfuga) el asesino intelectual de Kosteky y Santillán. Y de repente aparece en escena un flaco venido del fondo de la Patria al que no voto, sospechaba de él como títere del Cabezón, y no lo voté. Cuando dio la conferencia en Casa de Gobierno, lo escuchaba con la boca abierta, no podía creerlo, este tipazo estaba diciendo lo mismo por lo que yo había militado y no quiero comentar lo que me hizo sentir cuando hizo bajar los cuadros de los genocidas… bueno fui su adepto cuasi religioso y luego vino Cristina y ya me reenamoré de política y de estos dos políticos que no me defraudaron, todo lo cotrario, aún con los errores cometidos, fueron lo más cerca de lo que quiero para mi País. Reitero mis disculpas por haber escrito esto de manera personal. No se si aporta o no algo al debate político, pero soy heredero Scalabrini Ortiz, Jauretche, Homero Manzi, Franzt Fannon, Ho Chi Min, Antonio Gramsci, el Che, Castro, todos nacionalistas ninguno internacionalistas, el marxismo es una herramienta de análisis, pero no son las tablas de la ley mosaica. Hoy con el diario del lunes, Evo Morales, Chávez, Lula da Silva, Correa, Néstor, Cristina y Alberto me dan la razón. 1ro la consolidación política e ideológica de nuestros pueblos, respetando las idiosincracias, para luego converger en un proyecto común. Lo último que me demuestra parte de mi discurso, es la República Plurinacional de Bolivia que aglutina distinas etnias y culturas en pos de un destino común

      1. Estimado Ulises. Gracias por tu reflexión. Y no creas que tenemos tanta diferencia de edad. Si jugáramos al fútbol (yo ya estoy viejo y gordo para eso) estaríamos en el mismo equipo. ja,ja. Estuvimos en los mismos lugares. Un Abrazo. (Daniel do Campo Spada).

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