Por Juan Latrichano
Los libertarios, los anarco capitalistas, los neoliberales y todas las demás categorías afines, ponen el acento en que no es el dólar el que se sobrevalua sino que es el peso el que pierde valor. Ello ocurre, según esta línea de pensamiento debido a que cae la demanda de nuestra moneda. Unánimemente sostienen que la gente rechaza tener pesos.
Otra línea de pensamiento, la heterodoxa, sostiene que el problema ocurre debido a la falta de oferta de dólares. Principalmente esto suele ocurrir cuando se cortan las financiaciones en divisas. El ciclo arranca con préstamos que mantienen el valor de la divisa en una paridad baja. Esto promueve déficits externos. Después de un tiempo viene la interrupción de las financiaciones y con ella las devaluaciones. En una economía dolarizada como la nuestra, especialmente porque las tarifas y los combustibles ajustan de ese modo conforme a la política fijada por el Gobierno, la devaluación va a precios y desde luego se repotencia el ciclo devaluatorio. Es allí donde los tenedores de activos en pesos huyen al dólar. En consecuencia se desata un ciclo vicioso cuyo origen se encuentra en el déficit externo. Al mismo tiempo la falta de controles cambiarios y de una política que propicie el ingreso de divisas provenientes de la exportación, colaboran con un proceso altamente crítico.
Cabe culturizar al respecto. No es la falta de demanda de pesos. Es la falta de oferta de dólares.
¿Cómo se rompe el círculo vicioso?
Con controles cambiarios, con políticas que propicien el ingreso de dólares provenientes de operaciones de exportación y desdolarizando nuestra economía. Esto último Consejo Económico y Social mediante.