OPINIÓN – Trabajadores |El regreso de la CTA a la CGT despierta incertidumbre en la clase trabajadora.

Por Daniel do Campo Spada
(TV MUNDUS para CEDIAL)
ddocampo@cedial.com.ar

En el Congreso de Lanús los delegados de la CTA dieron mandato a la conducción de Hugo Yasky para comenzar un período de negociaciones para retornar a la CGT. Con la presencia de dirigentes gremiales, políticos y fundamentalmente el candidato a Presidente Alberto Fernández, se anunció un difícil camino de reunificación con la central que apoyó al macrismo en los últimos cuatro años. Más que celebrar, estaríamos ante una probable pérdida de una experiencia sindical que siempre fue una alternativa ante dirigentes tibios que terminan siendo cómplices. Los presentes sostienen que el 3 de octubre es un día histórico equivalente al del renunciamiento de Cristina Fernández que cedió el primer lugar de la fórmula presidencial. Esas fueron palabras del propio Alberto Fernández. ¿Quiso decir que la CTA bajaba sus banderas y se entregaba mansamente a una CGT conducida por Daer y Acuña, socios directos en estos años del régimen en donde no hicieron paros contundentes ni molestaron a la Casa Rosada?
En un micro estadio lleno a mano alzada se autorizó a la conducción a negociar el regreso a la CGT, participar del diálogo social y apoyar a la fórmula Fernández-Fernández en las próximas elecciones presidenciales. Para validar esa acción estaban presentes no solo la conducción de la propia CTA sino también de la CTA Autónoma (Pablo Micheli y Beto Pianelli), del Frente Sindical (Hugo Moyano, Pablo Moyano y Sergio Palazzo) y de la propia CGT (Víctor Santa María, Omar Plaini y dirigentes de la UOM y SMATA).
Es probable que la unión de las dos centrales sea importante para el armado de poder de un próximo gobierno y por eso estuvieron y hablaron Máximo Kirchner, Verónica Magario, Felipe Solá, Edgardo Depetri, Carlos Tomada, Jorge Taiana y Gisela Marziotta. El Frente de Todos necesita un movimiento obrero organizado que esté unificado porque enfrente estarán las corporaciones empresarias (entre las que hay que contar a las mediáticas) que atacan desde ahora. En el caso de la CGT alcanzaría con que la central fuera tan dócil como lo fue con Macri, al que apenas si le hicieron cuatro paros tibios como pidiendo perdón (uno de ellos por 12 horas y otro en feriado). Si a un régimen lo acompañaron tanto, convendría igual trato a un gobierno popular.
En la acción se gestó una confluencia entre las CTA y el Frente Federal (compuesto por los bancarios, gráficos y docentes privados, integrantes de la CGT). Fueron el punto de lucha y dignidad contra el régimen. Hicieron los paros y las protestas que se necesitaban hacer para frenar las políticas neoliberales. Mientras eso ocurría los “gordos” saludaban y brindaban con Macri en la Quinta de Olivos. ¿Puede ser beneficiosa esa unión sin una autocrítica de Daer y compañía?
La CTA comenzó su camino en 1992 cuando la tibia CGT de aquel entonces, controlada por el otro Daer empezó a ser connivente con todos los intentos de flexibilización (pauperización) laboral que encabezó el régimen menemista. Los poderosos gremios Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) y la Confederación de Trabajadores de la Educación (CTERA) construyeron una nueva central que en ese momento con la conducción de Víctor de Genaro fue una ráfaga de aire fresco. La historia parece repetirse entre aquella CGT menemista y la CGT macrista hasta el final que ahora se arrima a la sombra de la fórmula peronista ante la inminencia de una victoria de Fernández.
¿Cuál era el inconveniente en seguir confluyendo en la acción? El retorno a una CGT que en poco tiempo puede recuperar su posición conservadora podría provocar que la CTA y su historia se diluyan. Durante 27 años fueron un resguardo que ahora podría perderse en una unión difícil imaginar. ¿La UTA convivirá con los Metrodelegados? ¿ATE puede congeniar con UPCN? Si bien UDA, SADOP y la CTERA vienen trabajando juntos en el segmento educativo eso no pasa en todos los sectores.
Más allá de los efusivos abrazos de los dirigentes y candidatos se despierta un momento de incertidumbre.

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