EDITORIAL – Mundo | El Mercosur y la Unión Europea acordaron la defunción de la industria argentina.

Delegación argentina que negoció el acuerdo Mercosur – Unión Europea.

Por Daniel do Campo Spada
(TV Mundus para CEDIAL)

Las escenas que llegaron por internet a todos los hogares mostraban al canciller argentino, el masón Jorge Faurie, al Secretario de Agroindustria Luis Miguel Etchebehere y el Ministro de Industria Dante Sica abrazándose alborozados tras la finalización de las negociaciones del Mercosur con la Unión Europea. La liberalización asimétrica del intercambio favorece a los europeos y decreta la defunción de la industria argentina. Tras veinticinco años de negociaciones, comenzadas con la anterior ola de gobiernos neoliberales fascistas en 1995, se concluyó con un tratado de libre comercio que no dice prácticamente nada. Por el contrario, en forma falsa hablan de un beneficio para las pymes de nuestro país. Los países del Mercosur (del que fue expulsado Venezuela para destrabar estas negociaciones espurias ordenadas por las multinacionales y la masonería internacional) permitirán el ingreso de productos industriales y manufacturados. En el caso argentino se quitará el 35 % a los autos, el 20 % que se les cobraba a las máquinas que también se fabricaban en el país, el 15 % a los remedios y el 18 % a los remedios. Ya no se les cobraba a los textiles, calzados y bebidas alcohólicas.
Como “compensación” ellos comprarán de acuerdo “a cupos” productos agrícolas y ganaderos sin valor agregado al mismo tiempo que materias primas mineras y/o químicas. De esta forma, los únicos favorecidos son los terratenientes que no son precisamente mano de obra intensivos.
Con la libre importación de productos, los únicos favorecidos son los jugadores globales, que dispondrán la fabricación de las unidades en los países que estén más flexibilizados laboralmente. Entendamos esto de la forma que corresponde. Sin derechos laborales y con una clara explotación de los trabajadores. Por economía de escala venderán en el Mercosur lo que les sobra de sus líneas de producción gigantescas en cualquier lugar del mundo.
Mientras que los delegados del régimen macrista celebraban como si se tratara de un campeonato las negociaciones que oportunamente había iniciado el menemato en los 90 del siglo XX, queda una sola certeza. Los alimentos aumentarán a valores inalcanzables para los argentinos ya que ante la posibilidad de vendérselo a un mercado que dispone de u$s 34.000 per cápita no será tentador venderlo en nuestro país. Siendo la Argentina un país productor de alimentos capaz de abastecer a mercados diez veces más grandes que el nuestro, lo que se consumirá acá será cada vez de peor calidad, ya que lo que sea exportable tomará otro camino.

Aún restan algunas esperanzas. Este acuerdo miserable requiere de las aprobaciones parlamentarias ya que por más que Mauricio Macri tenga la Presidencia Pro Témpore de este mamarracho que actualmente es el Mercosur, no puede disponer discrecionalmente de la suerte de cuatro países. Aunque Brasil y Paraguay bailan al ritmo de Washington y Europa, la República Oriental del Uruguay está en proceso eleccionario al igual que Argentina y es muy difícil que lo apruebe en estos términos.
Por otro lado, Europa no es homogénea, ya que si bien son economías pequeñas, ni Portugal ni Grecia tienen intenciones de aprobarlo. Aunque disponga de gobiernos de derecha Italia y Francia no están propensas a descuidar sus industrias vitivinícolas y de alimentos respectivamente. Quizás la demora sea la suficiente como para que algunos países de ambos bloques recuperen las democracias republicanas e impidan algo que solo garantiza pingues ganancias para las grandes corporaciones y miseria para la mayoría de los pueblos.

ACUERDO PUBLICADO POR LA CANCILLERÍA

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