El Hombre, para vivir en sociedad, en una comunidad organizada debe renunciar a parte de sus pulsiones. Éstas quedan, al decir de Freud como un resto generador de malestar. ¿Qué hacer con ese malestar? El Arte permite tramitar lo inefable, lo indecible, el dolor y el malestar que la cultura genera. En tiempos de Pandemia, en los que las renuncias se acentúan en función de un bien común: la vida, pero donde el malestar también aumenta, el Arte nos proyecta y enlaza a otros.
CEDIAL acompaña y agradece a los artistas que se sientieron convocados a esta Muestra de ARTE y PANDEMIA
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Nocturno N°8
Los días suceden sin vos o sin voz (con zeta).
Sin tu voz.
Esa voz tan tuya.
Me dejó mucho antes que vos me dejaras sin vos.
Mucho antes que vos, me quedé sin tu voz.
Me hacía reír, con sus impertinencias, con sus irreverencias.
Sólo algunos comprendimos.
No estás dónde querría que estés y estás dónde no puedo pensarte.
A vos, no.
A diferencia de los otros, cuyo no estar, también me desgarró.
A vos, no.
Imposible pensarte ahí.
Imposible pensarme sin tu voz.
Sin vos.
Desgarrado estoy.
Y no hay voz en mí, para decir mi estar
sin vos.
Escucho Chopin.
Sin voz y sin vos.
Ricardo E.J. Ferrari