Por Daniel do Campo Spada
(TV Mundus para CEDIAL)
Después de cuarenta años de un sistema político imperfecto pero aceptable, la República Argentina corre el riesgo de retroceder hacia una noche que la emparentará con los peores momentos del país. Un candidato con razgos esquizoides como Javier Milei, que promete destruir al país, sus empresas, a los pobres, la jubilación y que los necesitados vendan sus órganos está haciendo avalado por la ciudadanía. Los resultados de las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatoria (PASO) abrieron un camino que equivale al de la llegada de Adolfo Hitler al poder en la Alemania de casi un siglo atrás.Urna_2023El porcentaje que obtuvo el candidato nazi Javier Milei cercano a un tercio de las voluntades enciende todas las alarmas. Es quien a los gritos promete exterminar a los rivales políticos y con un gran despliegue escénico rompe maquetas del Banco Central de la República Argentina (BCRA) sabiendo que disponer de una moneda propia es parte de la soberanía de un Estado. Y este individuo que los argentinos han avalado en esta instancia propone destruir todo lo que sea nacional y popular.
En un país que se caracterizó por derechos que muchísimos países envidian, Milei quiere terminar con la salud y la educación pública. Dice que si llega al poder terminará con las escuelas públicas y los hospitales, incurriendo en la amenaza de que quien quiera salud o educación debe pagar. No explicó qué hará con los pobres, pero dentro de su ideología nazi no sería de asombrarse que apele a prisión o esclavitud.
Aunque lo que estamos diciendo parecería extremo para cualquier persona “normal”, cabe recordar que Milei, mientras está en contra del aborto propone legalizar la venta de órganos y hasta de los hijos. Propio de alguien que fue repudiado por su propio padre, descargando su emoción con los perros y en una sospechosa afectividad con su propio hermana.
En los siguientes sesenta días a las Primarias la Argentina pone en juego la democracia que costó miles de muertos, muertas, desterrados y desparecidos. Imposible irnos a dormir tranquilos.