Por Adriana Fernandez Vecchi
Hoy queremos analizar Lula presidente, pero lo queremos hacer, no como un análisis político, sino desde un pensaSiento de la América profunda. Sabemos cómo dice el filósofo Carlos Cullen que desde ésta perspectiva, siempre se vive en un drama telúrico.¿Qué significa? A nuestro entender es un representar del nosotros holístico. Un espacio en un escenario de la Tierra como símbolo de lo femenino, del sentido, lo asimilable, lo ambiguo, lo paterno, lo que sostiene nuestro ser y estar. Debe entenderse como convivencia como reuniente de lo distinto. Una totalidad que configura un espacio de desarrollo histórico
Lo Latinoamericano se define desde una lógica de la alteridad, desde las diferencias y las referencias absolutas. Afirma y conserva la diferencia y exige siempre la referencia. Se trata entonces de una identidad plural y trascendente: es el nosotros
Según Cullen la política en América tiene siempre la precariedad del Estado y por eso no resuelve la ambigüedad. Entendemos que, más bien es el escenario construido para sobrevivir ocultando el terror que nos produce esa misma ambigüedad del poder. Se usa la política como organización formal simplemente como se utiliza a veces la magia para conjurar la injusticia
Por eso, dijimos que no íbamos a hacer un análisis social o político sino más bien se podría decir Metafísico. Lo que sucedió aquí con Lula y en general con nuestros representantes populares es que el líder político es informal casi la figura de un Caudillo. Siempre en desequilibrio entre la pulcritud y el orden político occidental y donde aflora una memoria reprimida del pueblo. Al asumir ese líder o lideresa popular sed cristaliza una sacralidad tenebrosa hedionda pero que siempre busca justicia. Este momento histórico en América Latina donde las derechas han encontrado una vuelta astuta para seguir acumulando poder, la reacción del fondo de este nosotros pueblo busca volver a ganar la democracia
Por eso hoy, la palabra es creer. Solo creer, porque si analizamos los porcentajes de la elección en Brasil nos damos cuenta de que es complejo y ajustado Creer, en la vida pública de la política actual, y en que los sectores progresistas pueden equilibrar la presión de un mundo mafioso y fascista. Y que gane Lula nos permite creer, tener la esperanza para purificar, limpiar y hacer más fuerte la comprensión de qué es posible configurar a través de los esbozos de una apuesta a la equidad a la justicia y a los valores democráticos
Creer qué podremos integrar lo telúrico con lo trágico y lo escatológico en una síntesis qué está determinada por la sobrevivencia de la posibilidad histórica de un América Latina como La Patria Grande
Es la hora de la construcción. Volver y luchar. Ahora se ha ganado las elecciones habrá que conseguir gobernar y luego acumular un poder.
Hoy festejemos.
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Luiz Ignacio Lula Da Silva ganó la segunda vuelta en las elecciones presidenciales dela República Federativa de Brasil superando a Jair Bolsonaro. El escrutinio definitivo indicó que el Presidente electo obtuvo 50,9 % contra el 49,1 % del saliente.