8 DE MARZO | CAMPOS DE EXPERIENCIAS DE GÉNERO

Por Adriana Fernández Vecchi

El 8 de marzo se encuentra impregnado por una historia enmarcada por luchas de nuestros pueblos por la descolonización y despatriarcalización, rodeadas de afectos, sororidades, complicidades y resistencias.

En América Latina los feminismos descoloniales, comunitarios, plurinacionales, trans, disidentes y no binarios, se construyeron en movimientos con voces contestatarias, antirracistas, antipatriarcales, rescatando reivindicaciones y procurando respeto y ligados simbólicamente a “Ni una menos”.

Es necesario referirnos al escenario crítico en el que se encuentra la situación actual. Pues a pesar de la pandemia y de cuestiones económicas y desigualdades a nivel mundial, siguen apareciendo discursos hegemónicos, generados por elites, interesados en aprovechar precisamente esas circunstancias para beneficio propio de minorías. Sin embargo, se comprende la necesidad de una perspectiva multirregional para producir aportes que representen nuevas conquistas poscoloniales que puedan innovar sobre legados de luchas del colectivo femenino, donde la memoria y la resistencia crítica, ha resuelto encrucijadas históricas, donde ha posicionado y empoderado cuestiones de género.

Una identidad que se ha construido desde la organización de sujetxs de diferentes realidades: laburantes, indias, negras, trans, villerxs. Se han denunciado violencias trans-bio-odio y se ha constituido en un vector político de resistencia del campo popular.

Movimientos de mujeres, disidentes, policlasista, heterogéneo. Pensar en el anclaje de los colectivos de lucha por el derecho al respeto a la libertad del género, es pensar la disputa capaz de transformar nuestra realidad. Capaz de intervenir en la perspectiva de igualdad de derechos en todos los ámbitos.

Esta fecha nos insta a recorrer luchas de mujeres de nuestro continente. Son historias de tramas encarnadas por mujeres que lideraron libertades colectivas, dedicadas a producir y reproducir calidad de vida. Testimonios de Las Madres y Abuelas de Playa de Mayo, de descendientes afroamericanas e indígenas, que son parte de memorias ancestrales. Juana Azurduy, Anacaona, Micaela Bastidas, Domitila Barrios, Eva Perón, entre tantas otras.Piqueteras, Berta Cáceres, Lohana Berkins y Diana Sacayán.
Asimismo muchxs anónimxs que han llenado las calles y plazas como bandera de equidad y respeto a la diferencia.

Recuperar nuestros cuerpos es un hito que marca la ruptura de la dueñidad patriarcal. Es resistirse a la ajenidad que propone el paternalismo capitalista.

Los procesos de organización y problematización del tema de las luchas de los colectivos de los diferentes géneros rompen a la vez el poder de la reproducción de la vida neoliberal y de cualquier forma de pensamiento donde anide la exclusión y el odio.

La red de la lucha comunitaria siempre empodera la equidad.

Queremos terminar con unas palabras de Lohana Berkins (2016): “El tiempo de revolución es ahora (,,,) Estoy convencida de que el motor de cambio es el amor. El amor que nos negaron es nuestro impulso para cambiar el mundo…

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