El departamento de DDHH del CEDIAL entrega un texto cuyo autor es Carlos Mires, Profesor Universitario de Filosofía y profesor de Cs de la Educación. Ex Director y fundador de la EEM Nro 1 DE 13 Manuel Mujica Lainez, EX Asesor Pedagógico fundador de la EEM Nro 2 DE 4 Esc. Reingreso Trabajadores Gráficos. Integrante del Colectivo Rescate. Es una invitación a pensar en la escuela como factor indisoluble a la Declaración Universal de los Derechos Humanos, como clave fundamental del desarrollo sostenible de la comunidad y soberanía de los pueblos. Por ser un derecho habilitante supone inclusión y mejorar la calidad de vida socio económica. El Prof. Mirés expone una profunda reflexión sobre el documental titulado ” La Escuela contra el Margen” (VER ACÁ) realizado por estudiantes del Barrio de Lugano. Evidencia la actitud posible frente a horizontes pos-pandemia para levantar situaciones de exclusión, el sentido de las escuelas y la marginalidad.
Es un llamado como dice Mires a ” interpretar el rostro del margen”.
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La Escuela contra el Margen
Prof. (Jubilado) Carlos Mirés
Este es el título de un documental que se estrenó en el año 2019, filmado en el 2015 en una escuela de Nivel Medio de turno vespertino, EEM N° 1 DE 13 Manuel Mujica Láinez, situada en el barrio de Lugano. El film está centrado en un proyecto de investigación desarrollado por estudiantes de 4to año siendo el disparador reflexionar sobre la ocupación del Parque Indoamericano del año 2010. Parque ubicado a media cuadra de la escuela.
Es pretensión de este trabajo compartir breves reflexiones que surgieron y fueron promovidas a partir de conocer el título de la película y no es intención, por lo menos en forma explícita, el realizar un análisis o comentario sobre el documental. Entendemos que el título en sí mismo, según la interpretación que se le dé remite a todo un debate ya instalado en Educación sobre todo en las escuelas de nivel medio respecto al sentido de las mismas.
Para empezar diremos que el título nos impactó, entendiéndolo en sentido estricto como un golpe que nos produce un sacudón, nos saca de la comodidad, de la costumbre o de la mera repetición. Es muy bueno porque es difícil ignorarlo o ser indiferente, llama a prestar atención. Por otro lado resultó ser un título sugerente porque invita a pensar, re-pensar qué es el “margen” o el “no margen”.
Enumeramos algunos significantes que en el marco del documental podrían dar cuenta del término “margen”, sin pretender agotarlo.
La zona sur de la ciudad
Las barriadas populares
Las Villas
La realidad sin maquillaje
La disputa por la subsistencia
Los caídos del centro
Los expulsados del sistema en general y también los de las instituciones educativas
Ausencia del Estado, o en ocasiones presente pero con su peor rostro (abuso en el uso de la violencia institucional).
Si bien este listado nos puede dar una idea de qué se habla cuando se habla de “margen” entendemos que el concepto margen en sí mismo, diríamos, no es inocente como probablemente ninguno. Por eso mismo a partir del título, que en algún punto es descriptivo, también es provocador ya que no es muy habitual que los conceptos de escuela y margen estén vinculados. Pero a su vez nos impone un desafío, porque interpela a dar respuesta a un dilema: ¿tenemos que hacernos cargo, como escuela, de todo esto, o no? Los agentes escolares (docentes y no docentes) son desafiados a tomar postura frente al tema y por lo tanto a tomar decisiones que involucran a lo institucional pero también a lo personal.
Entendemos que se disparan algunas interpretaciones y distintos niveles de significatividad. Intentaremos analizar y hacer explícitas sólo dos de otras posibles y, en este caso, renunciamos a toda originalidad teórica buscando solamente la posibilidad de poner en juego el pensamiento dejando discurrir las palabras y las ideas, muy probablemente sobre lo obvio.
Dos miradas posibles del “margen”.
1. Margen como el “mundo de los otros”.
La idea de “margen” lleva en un primer acercamiento a pensar en un espacio no valioso o desvalorizado, aquel lugar que obviamente está fuera del centro espacialmente hablando.
En ese lugar se encuentra lo supuestamente “prescindible”, lo “marginal”, aquello que está por fuera, que en general incomoda y entonces es deseable que esté afuera y que permanezca allí, finalmente se conceptualiza como el “mundo” o la “realidad” de los “otros”.
Si bien entre el centro y el margen hay una zona intermedia donde se da el límite entre uno y otro, desde lo social y de lo cultural en general se niega su proximidad.
Ahora, bien. ¿Cómo se justifica, cómo se argumenta o fundamenta esta situación, que lo marginal siga siendo marginal y que no genere culpa el desentenderse del mismo?
Una argumentación posible y elaborada por lxs habitantes del “centro”, partiendo de un supuesto “sentido común” construido e instalado a través de años, repitiendo un discurso, supuestamente meritocrático e interesado (consciente o inconsciente) en considerar frecuentemente a lo que ocurre en “el margen” como aquello que no comulga con lo “moral”, con lo esperado, con lo luminoso, es lo que se pretende ocultar, aquello que no se quiere visibilizar. Siempre se asocia a lo oscuro, hasta en muchas oportunidades se emparenta a lo demoníaco. El entender al “margen” como lo inmoral, lo ilegal, en última instancia “el mal” desculpabiliza a los que se autoperciben como no pertenecientes a ese espacio. Ellxs suponen o prefieren pensar que se ganaron ese lugar distinto y por lo tanto se lo merecen. En cambio sí culpabiliza a los que pertenecen al “margen”. ¿Por qué son culpables? Son culpables por no ser capaces de salir de esa condición o de transformarla y terminan abandonándose a esa situación. Pero esta argumentación no sólo tranquiliza la conciencia y reparte culpas, sino que tiene una implicancia mayor, en tanto puede servir para fundamentar y/o justificar decisiones que se implementan en acciones y actitudes concretas, como puede ser de indiferencia o hasta en algunos casos de ejercer una cierta y según esta mirada “merecida” violencia. Tal vez hasta desearían, de ser posible, hacerlo “desaparecer”.
2. Margen como parte de un “texto”.
En otro orden, siguiendo a algunos autores del método hermenéutico y del análisis de textos se podría reflexionar desde la interesante relación entre “discurso” o contenido textual y “el margen”. Es decir pensar la noción de “margen” asociándola al concepto del margen de una hoja o en un texto. El margen se define por ser como el marco del texto, se podría decir que es una condición necesaria para la existencia del texto. El texto discurre con cierta lógica, con alguna prolijidad interna diríamos con un orden propio. En este caso el margen generalmente es un espacio vacío que sirve para que sobresalga el texto (se destaque). Lo define aquello que lo diferencia del mismo texto.
Pero adquiere otra dimensión para aquellxs que tienen la costumbre de subrayar los libros, apuntes, etc. Muchas veces acostumbran a escribir en el margen acotaciones, aclaraciones referidas al texto, preguntas, señalar lo que no se entiende, lo que le gusta y también lo que enoja al lector/a. Se puede decir que en ese margen empieza a aparecer un significado. Se va narrando y escribiendo una historia paralela probablemente oculta, agrega matices a la interpretación, tensiona el relato, se genera un acto del tipo creador que seguramente da un nuevo sentido al texto. En el margen va haciéndose presente el narradxr del relato, dicho de otra manera aparece el lector que da vida al texto. Se deconstruye el texto, se construye otro y se constituye un sujeto sin más. En el margen se da la apropiación del texto, se subjetiviza la frialdad del escrito, apareciendo no sólo los pensamientos sino las vivencias y los sentimientos. Diríamos irrumpe la vida sin más con toda su potencia e imprevisibilidad. Ella, la vida, transcurre y discurre en el margen.
Miradas posibles sobre el concepto “contra”.
Vuelve a impactar el título del documental ya no por relacionar los términos “escuela” y “margen” sino por el conector que elige para vincularlos. Utiliza la expresión “contra”. Tal vez se podría haber usado “en” y probablemente habría una tentación a pensar que la escuela está inmersa en ese margen, hundida en él y que se desdibuja perdiendo sentido e identidad y por lo tanto pierde su importancia. Pero no, elige el término “contra”.
Acá también caben varias interpretaciones del concepto “contra”, analizaremos dos posibles:
“Contra” como enfrentado.
Una posible interpretación del estar “contra” algo es el posicionarse de manera consciente o no frente a lo diferente, profundizando las diferencias, enfrentarlo y cuestionarlo. De alguna forma se puede decir que la relación que se establece es la misma que en un combate, tratando de imponerse uno sobre otro, someterlo y anularlo como otro. Que deje de ser lo que es y se convierta en lo que no es.
“Contra” como apoyo.
La otra forma de entender la expresión “contra” es, como cuando se dice: “está apoyado contra la pared”. Podría pensarse como el estar respaldado o sostenido por la pared. El sentirse atraído por esa pared como una fuerza centrípeta que lo atrae hacia sí, hacia un centro dejándolo reposar y haciéndolo sentir de alguna manera contenido en algo más sólido. En la escena del sujeto apoyado en la pared quedan evidentemente dos seres; uno es el que está apoyado y el otro es el que ofrece el sostén. La pared podría ser entendida como una metáfora, una forma diferente de nombrar a lo otro que está en la escena, lo distinto, lo que se encuentra a su alrededor y en esa atracción se produce el encuentro (del latín in contra – en contra). Originalmente se refería salir al encuentro, cuando alguien venía y otro salía a buscarlo. Cuando se produce el encuentro se crean las condiciones del enriquecimiento mutuo a partir de las diferencias.
Como se puede observar los términos “margen” y “contra” son conceptos de alguna manera antónimos desde la gramática y desde los social podríamos decir complejos que muchas veces por sí solos hacen muy difícil la tarea de hacer una interpretación adecuada. Esa interpretación siempre se completa con el contexto pero también con las experiencias propias, con juicios de valor, con creencias, con miedos, muchas veces prejuicios con poca fundamentación, con intereses visibles y ocultos, etc.
Al referirnos al análisis del término Escuela la tarea no se facilita y se encuentra con las mismas dificultades que con los términos anteriores, nos remite a una dicotomía muy similar, no es necesariamente entendido en forma unívoca y hay interpretaciones muy diferentes de acuerdo al eje o al punto de vista que se elija.
No vamos a extendernos aquí para repensar la escuela y con el riesgo de ser excesivamente simplistas solo nombraremos dos posturas o valoraciones opuestas sobre la función de la institución escolar y el rol de los docentes, más que nada quedan como disparadores para una próxima reflexión. Entonces nos remitimos a una mirada foucaultiana de la escuela que en principio sería entendida como un lugar de encierro y disciplinamiento social y en cambio, si nos posicionamos en una perspectiva más freireana interpretaríamos a la escuela y a los docentes como agentes liberadores y promotores de justicia social.
Si se optara por la interpretación “margen” como “mundo de otros” y se la vincula a la idea de “contra” como “enfrentado”, no habría una gran novedad, estaríamos dentro de la mirada tradicional que surge en el mandato fundacional de la escuela con la Generación del ´80. El mandato de Educar al Soberano, combatir y eliminar la barbarie y formar ciudadanxs civilizadxs de acuerdo a modelos ajenos. Se relacionaría con la interpretación del “margen” como lo “no deseado”, coincidiría con el argumento del centro en su percepción despectiva. La escuela cumpliría un rol normativo, disciplinador, homogeneizador acorde a una visión foucaultiana de la escuela.
En cambio si se eligiera la idea de “margen” como “texto” y se la relacionara con el concepto de “contra” como “apoyo”. En esta línea de interpretación se observa que la Escuela está en diálogo e interacción, en proceso de deconstrucción y autoconstrucción permanente. No solo desde y con las asignaturas sino también con su gramática escolar, en tanto entra en juego con la vida en su totalidad y con su inevitable complejidad. Entendiendo el “contra” como un estar arrojado hacia el margen y lo que en él acontece genera una fuerza centrípeta que nos atrae. La fuerza vital que se manifiesta en el margen moviliza e interpela a la escuela haciéndola salir de su centro para ir acercándose a los “narradores del relato”, como se dijo anteriormente, cuando se analizaba la relación de “texto” y “margen”. Nos convoca y evoca al encuentro, entendido como el ir en su búsqueda. Probablemente esté más ligada a la mirada freireana.
Para concluir el título de la película como ya dijimos convoca y desafía a pensar la escuela desde varios órdenes pero uno ineludible es desde el punto de vista pedagógico. Pensar a la escuela como aquella que se deja interpelar por la cruda existencia que se manifiesta y corporiza, toma cuerpo y rostro en el margen, inclusive corriendo el riesgo de ser fagocitada por las fuerzas que conviven en ese margen. Si entendemos que la gramática escolar es rígida y poco flexible, esta propuesta convoca a hackearla, rompiendo los límites del espacio y del tiempo, propios de la escuela moderna. Por eso “La escuela contra el margen” nos invita y desafía a que como educadores podamos liberarnos de lo que nos tiene acorraladxs y poder pensar en propuestas en las que “se patee el tablero” es decir donde permita “invisibilizar” al alumnx o dicho de otra manera correr el velo para que aparezca el rostro del niñx y del joven. Y entonces la escuela se transforme en un lugar donde esa gramática escolar comienza a fundirse y a confundirse (fundirse con), dejando emerger las preguntas, el debate, la angustia, los temores, la incomodidad, en definitiva la “vida”, renovando su importancia en tanto redefine su sentido al permitir y/o promover la generación de significatividad en lxs estudiantes. La escuela se re-significa (vuelve a darse significado) y se re-funda (vuelve a fundarse) como un espacio donde da lugar para el encuentro del “nos-otros” tal como somos y se da la posibilidad de establecer formas de convivencia que No excluyan sino que INCLUYAN. Que rescate de la intemperie y cobije en su seno pedagógico, volviendo al origen del término pedagogo: aquel que toma de la mano al niñx y lo conduce a su propio desarrollo.
La pregunta sigue vigente y el desafío de la respuesta, también:
¿Tenemos que hacernos cargo, como escuela, de todo esto, o no?
Prof. (Jubilado) Carlos Mirés
Ex director de E. E. M. Nº1 DE 13
Manuel Mujica Laínez
2021