Por Daniel do Campo Spada.
(De TV Mundus para CEDIAL)
La pandemia de Coronavirus impulsó en marcha forzada la implementación de la educación remota digital (es un error etimológico decir “virtual”). Aunque los planes de las principales instituciones universitarias del mundo veían en el soporte web en un futuro próximo como la principal herramienta, la hibridación tuvo que implementarse con gran esfuerzo de los docentes y de los estudiantes. En algunos niveles educativos fue necesario además la colaboración de las familias. Ante un presente en el que la derecha en Argentina reduce el discurso con claros fines electoralistas, la experiencia que en 2021 se instrumentó de “burbujas alternadas” en una “presencialidad controlada”, estamos ante un auténtico mamarracho pedagógico.En el año 2020 desde marzo hasta final del ciclo lectivo, casi todos los niveles del sistema educativo (inicial, primario, secundario, terciario y universitario-posgrado) tuvieron que apelar a soportes digitales de contacto. Al tiempo que unas instituciones estaban más preparadas, otras tuvieron que valerse de la creatividad de los maestros y profesores que prepararon sus casas como improvisadas aulas desde donde atendían las decenas de casos que implica atender un curso.
Los educadores, que generalmente estaban preparados para una forma de enseñar pusieron un empuje que en algún momento (cuando pase esta pandemia) la historia tendrá que rescatar. De la noche a la mañana, con sus computadoras hogareñas (no siempre actualizadas) y en algunos casos apenas con celulares particulares tuvieron que aprender a manejar editores de videos, grabadores de audio, editores de PDFs e imágenes. Adecuaron a contra-marcha (quitándole tiempo a sus actividades particulares, descanso y familias) los programas educativos y aplicaron al máximo sus conocimientos pedagógicos para que ningún alumno/a se quedara sin su educación.
Los resultados fueron diversos. Para ello recomendamos recurrir a la investigación que al respecto hizo el Centro de Investigación Académico Latinoamericano (CEDIAL), (Investigación Educación y COVID19 en https://cedial.com.ar/index.php/2020/05/19/cedial-tv-investigacion-educacion-y-covid19/). Como explica la Dra. Beatriz Kennel en CEDIAL TV, solo el 22 % se vio desbordado/a en su tarea. Si bien el cimbronazo fue al principio porque en su susto los Directivos/as exigían en excesivo cosas que no eran sustanciales, a medida que fueron corriendo los meses todos los segmentos empezaron a adecuarse. En muchos casos el año terminó con una transmisión ordenada y en cantidad de contenidos pedagógicos. Obviamente que la socialización sufrió una modificación importante, pero no hay que perder de vista que se estaba en una emergencia sanitaria que la humanidad no ha vivido en los últimos cien años.
En 2021, un mensaje utilitarista de la ultraderecha que el peronismo no pudo (y en el caso de algún Ministro no quiso) resistir, se volvió a una “presencialidad cuidada”. El eufemismo, falso a todas luces fue el causante de una movilidad innecesaria de casi la tercera parte de la población a nivel nacional (13 millones de estudiantes, 1,5 millón de docentes y 2 millones de padres/madres/abuelos/as) con un crecimiento de los casos nacionales en un 500 % en menos de tres meses (de 4.000 contagios diarios en promedio a 24.000 como piso en la primer semana de mayo). La excusa barata, proveniente en la mayoría de los casos de personas que no tienen preparación en pedagogía es que solo se educa en un aula en forma presencial. Sin dejar de reconocer lo que implica el espacio áulico, semejante afirmación es a todas luces falaz e incompleta.
En esa presencialidad de baja calidad en plena pandemia dividió los cursos en mitades (y hasta en tercios). Al tiempo que no pudieron evitar casi sesenta docentes muertos en todo el país, más diez mil alumnos/as infectadas desde el dictado de clases todo fue a media marcha. En este escenario los docentes ven a sus cursos cada quince días porque las mitades se alternan. Cuando comparten la presencialidad muchos de los espacios habituales a los que se ha acostumbrado la educación contemporánea no pueden ser usados, ya que en algunos casos las salas de video o bibliotecas con proyectores son utilizados por docentes que fueron contagiados por este capricho político-administrativa. En el paroxismo de “hacer como que” algunos colegios privados apelaron a transmitir a la burbuja que se quedaba en casa lo que ocurría en el aula. ¿Hace falta explicar la falta de calidad de una webcam y un micrófono ambiental en una computadora en el escritorio del maestro o profesor?
Como todo es un aparentar, se busca mantener no solo el calendario escolar sino que además, en medio de este aquelarre de formatos se busca sostener los plazos de evaluación. Sin duda alguna las decisiones no siempre pasan por quienes saben sino que las urgencias políticas se han sobrepuesto a las necesidades de la pedagogía.
Consideraciones Finales.
• No se debe perder de vista que estamos ante una cruel pandemia mundial, que lejos de estar terminando, parece cada día más grave aún con la presencia creciente de la campaña de vacunación.
• En 2020 la educación remota fue una emergencia y los docentes, alumnos/as y las familias lograron en muchos casos fuera un año casi “normal”. Los que no pudieron conectarse es una responsabilidad de los Gobiernos, fundamentalmente de aquellos que durante el régimen argentino (2015-2019) desfinanciaron los programas de conectividad que ahora el Presidente Alberto Fernández ha retomado en Plan Juana Manso (sucedáneo del original Conectar Igualdad).
• En 2021 el sistema híbrido esconde cosas que no tienen nada que ver con la necesidad pedagógica. Aunque hay que considerar quienes no tienen conectividad, equipamiento o viviendas aptas (que es una deuda histórica y no de la pandemia), la mayor parte de los que claman la presencialidad persiguen otros fines. Estos pedidos esconden que muchos padres/madres no soportan a sus hijos/as, mucho adulto necesita depositar a los menores durante algunas horas para sostener vidas paralelas ocultas y otra serie de circunstancias que no son atinentes al aprendizaje.
• Este año 2021 se enseñará menos de la mitad de 2020, pero en este debate ¿quién piensa en la educación?
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Interesante artículo, que suscribo en términos generales. El desafío de la pandemia fue para todos los actores del sistema y los que están fuera de él. Sobre educación hablan todos , sepan o no, y ojala se hablara mas todavía, aunque poco se consideran las cuestiones laterales digamos, Estado, techo, familia, alimento… Felicito al autor del artículo y sugiero humildemente una nota de Francesco Tonucci, “Sea presencial o virtual, hay que pensar otra escuela”.
Gracias por tu aporte Gerardo.