Por Juan Latrichano
La madre de las batallas actual se relaciona con el motor de arranque de la economía. Los economistas ortodoxos sostienen que es imperioso robustecer la inversión atentos a que ella representa apenas un 17 % del Producto Bruto Interno, en tanto que en las naciones que avanzan la tasa es muy superior al 20%. En cambio los economistas heterodoxos parten de la idea del consumo como motor principal del arranque. Suelen fundamentar esta idea con la teoría de Keynes que señala que la inversión depende de la tasa de interés presente y de la tasa de ganancia esperada. Desde luego si la tasa de interés supera a la tasa esperada de ganancia, la inversión seguramente no se hace. Cabe interrogarnos acerca de que elemento hace subir o bajar la tasa de ganancia esperada. Indudablemente la venta. Es decir el consumo. Desde luego es bueno además bajar en la medida de lo posible la tasa de interés. Entonces si comparo una tasa de interés baja con una tasa de ganancia esperada alta, la inversión es posible.
Adicionalmente otra teoría tanto o más olvidada que la anterior concierne a la relación entre la inversión, el ahorro y la balanza comercial. Desde luego el olvido es imputable a los economistas ortodoxos. Esta teoría señala que si la balanza comercial es positiva, tal como ocurrió en el año 2019 donde el saldo fue superior a los 10.000 millones de dólares, la inversión deberá ser menor al ahorro. Encima el año pasado penalizaron al ahorro cobrando el impuesto a la renta financiera y generando alarma acerca de la posibilidad de un corralito. Por lo tanto el ahorro se estancó y la inversión cayó cerca de 4 puntos del Producto Bruto Interno. De este modo el ahorro superó durante el 2019 a la inversión y esto hizo posible el saldo positivo de la balanza comercial. En resumen fue un resultado logrado a través de la recesión. Esta hizo caer la demanda importadora.
¿Qué se debe hacer este año?
Dos cosas. Robustecer la inversión mediante el estímulo al consumo y a su vez fortalecer el ahorro quitando los efectos desmotivantes.
Hasta aquí las medidas del nuevo Gobierno van en esa dirección. Con los pesos en los bolsillos de la gente con menos poder adquisitivo, se estimula el consumo. Con eliminación del impuesto a la renta financiera se estimula el ahorro. La idea es alcanzar superávit de la balanza comercial, pero con una pequeña diferencia. ¡¡¡Con reactivación!!!