Por Juan Latrichano
Ya la sociedad argentina da por descontado que habrá cambio de Gobierno. La pregunta que se formula reiteradamente es relativa a si este problema tiene solución. En términos médicos la duda es si la enfermedad es o no curable. Mi respuesta es que la misma es curable, pero para que ello sea posible se requiere inexorablemente cambiar de médico. En efecto el actual no hizo ni hace otra cosa que agravar el cuadro de salud.
Se ha hecho del descontrol y la impericia una costumbre insana. La falta de controles al momento de vender divisas no ha hecho otra cosa que alentar su fuga. Las regulaciones son laxas, entre ellas la que introdujo este Gobierno, ampliando hasta 10 años la obligación de ingresar las divisas que se obtienen por operaciones de exportación.
A su vez estamos ante un serio problema de caja y pese a que el dólar subió en forma significativa, el Gobierno mantiene inexplicablemente las retenciones en cuatro pesos por dólar. Además de generar recursos adicionales está suba de las retenciones permitiría atemperar la suba de precios, especialmente la de los alimentos.
Como si todo esto fuese poco se actúa sin ninguna prudencia política.
En síntesis recuperar los pasos perdidos y la cordura política, de la mano de un buen dirigente, torna posible la reversión de este cuadro de salud delicado.