Por Juan Latrichano
Existe una situación muy delicada a la hora expedirse acerca del valor del dólar. Me refiero a si la paridad cercana a 60 pesos es o no adecuada. Al respecto el señor Alberto Fernández, supongo asesorado por su equipo económico, señaló que ese valor era el correcto.
Entiendo en primer lugar que el modo al que se llegó al mismo impone un nuevo sufrimiento a nuestro pueblo. En efecto suba alocada de precios y desabastecimiento me eximen de mayores explicaciones. Se llegó a ese valor para que el electorado experimente un escarmiento. Nada se hizo el lunes negro para frenar su ascenso. Y poco se hace para evitar nuevos traslados a precio, que de continuar en este sendero irán paulatinamente licuando el valor del tipo de cambio real.
En medio de todo esto las retenciones a la exportación siguen grabando por igual a todos los productos y servicios con un valor fijo de cuatro pesos por dólar. No cabe duda acerca de que debería ajustarse este valor enfatizando la carga en la exportación de alimentos, leche y carne entre otros. Al mismo tiempo el mayor valor recaudado permitiría financiar los paliativos sociales, de tal modo de no comprometer la situación fiscal. Complementariamente urge desdolarizar tarifas energéticas y el precio del combustible.
Ni hablar acerca de la necesidad de bajar la tasa de las Leliqs ofreciéndoles directamente a los inversores en lugar de los bancos.
Comprendo la preocupación del principal candidato a presidente relativo al cuidado de las reservas. Pero de este modo entiendo que se las arriesga y mucho.