Por Adriana Fernandez Vecchi
.Comprender el alcance de la dimensión de lo político en América Latina exige tener en cuenta el acontecimiento fundacional de lo social, pues nos coloca frente a una peculiar forma de hacer política. Un Ethos cultural surgido de los anteriores. No excluye ni el conflicto, ni la permanencia de residuos culturales anteriores no integrados.(1) Sirve de base para interpretar la realidad de América Latina, su imaginario y su historia La podemos definir como un modo de resistencia para persistir en el suelo, en lo propio. Alude a lo simbólico. Se puede entonces plantear una cierta tipología de la realidad latinoamericana y desde ahí una hermenéutica de la tarea política-cultural. Resistir a un pensamiento único para incluir las diferencias es una propuesta que levanta y profundiza la política, entendiéndola como disposición ética para subsumir lo particular en un Nosotros. En este marco definimos cultura en términos de Kusch: “La cultura no es sólo un acervo espiritual que el grupo brinda a cada uno y que es aportado por la tradición, sino además es el baluarte simbólico en el cual uno se refugia para defender la significación de su existencia”. (2)
Desde esta perspectiva la cultura despliega en tanto acervo de tradición un reconocimiento a la historicidad de los pueblos. La memoria de los acontecimientos de origen de nuestras raíces recrea una historia para la vida. Recordar aquellos hechos que lo merecen es tejer una historia para la vida y no para la nostalgia. Resistir es tener memoria para fortalecer una historia comunitaria y la justicia necesaria para fortalecer los vínculos sociales.
Si bien la expansión industrial y los factores económicos determinan estructuras sociales, a nuestro entender, esto no basta para comprender los procesos políticos de Latinoamérica. Por lo tanto, desde la perspectiva de una inteligencia emocional y no tanto desde una intencionalidad racional, lo político se teje con elementos sagrados que sólo son puestos en juego a partir de lo simbólico.
Los parámetros económicos no escapan al núcleo simbólico de sentido del imaginario, por cuanto se articulan desde otra perspectiva, como dice Kusch, “No por darle prioridad a la alimentación habremos de resolver los problemas del mundo. Pero sí habremos de resolverlo, si tomamos en cuenta el condicionamiento cultural que implica el hecho de comer. En el ámbito etnográfico se prueba que el problema no es el de comer, sino el de recobrar la dignidad del comer.”(3) Esto último es lo determinante que despliega el núcleo de sentido simbólico por lo que lo universal situado desarrolla las políticas.
Estas políticas deben considerar
En primer lugar un factor transversal y prioritario es el compromiso ético personal, ciudadano y profesional desde la realidad como dialogo. Supone la lectura de la realidad desde una disposición ética que implica no ser extraños a la humanidad, a partir del desarrollo de nuestra propia humanidad, de nuestra propia conciencia del mundo, del cambio.
La formación permanente contextualizada en respuesta a las realidades de nuestras sociedades y culturas, y proyectar en el aprendizaje mutuo, acciones y proyectos que dialoguen con el contorno sociocultural.
La gestión como ejercicio democrático y sociocultural es un factor que está orientado hacia las instituciones y su entorno.
Un último factor desafío es la construcción de redes de solidaridad para construir propuestas sustentables frente a la fuerte potenciación del individuo. Ello implica la articulación con los pares, comunidades de aprendizajes, construcción de redes, de intercambios, de producción compartida. Este factor es imprescindible para tener palabra y pensamiento, voz y acción comprometida desde las oportunidades de este presente y así movilizarse para una sociedad y cultura alternativa al modelo dominante. Debemos no sólo ser capaces de transformarnos sino de convocar a otros a esa transformación de otro mundo: es la hora de la transformación ética.
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1.- SCANNONE, J., (1990). Sabiduría popular, símbolo y filosofía. Buenos Aires: Guadalupe, cap. X
2.- KUSCH Geocultura del hombre Americano. Buenos Aires Fernando García Cambeiro,1976 P.13
3.- KUSCH, A., Geocultura del hombre Americano. Buenos Aires Fernando García Cambeiro, 1976, p. 117.
ILUSTRACIÓN: Pixabay
Estimada Adriana Fernandez Vecchi:
el encuentro con su texto no ha dejado de conmoverme, no sólo porque remite al replanteo de lo ético (tanto en lo singular como en lo social, siempre en tensión), sino porque cita al filósofo Rodolfo Kusch, con cuyo pensamiento me encontré (no en cualquier tiempo ni lugar, sino en el de la llamada “crisis del 2001”, en este suelo: Argentina); -fue a partir de la lectura de un trabajo de Walter Mignolo, “Decires fuera de lugar: sujetos dicentes, roles sociales y formas de inscripción”, publicado en el libro “La escritura en escena”, en 1994.
Si en algo podemos decir que somos hermanos, más en estos tiempos de relecturas de lo oral y lo escrito, de resignificación de lo vivenciado, será en tanto hermanados en un “suelo” discursivo, (hermanos en un discurso planteó Jacques Lacan en un momento de sus seminarios, y adhiero a ello).
“Articulación con los pares…”, dice Ud. en su texto, ¡y ya lo creo que es la resistencia, y la apuesta, intensa a lo que nos convoca este tiempo del discurso del amo moderno (el capitalista)!!, donde lo cerrado no hace lugar para sujetos y menos para las diferencias, las singularidades. Y ello no deja de tocar en lo más íntimo a las culturales que fueron segregadas a través de siglos.
Muchas gracias por su publicación y van mis Sdos. cordiales.