Por Ing. Oscar Aldo Vennera
Nuevamente nos encontramos ante una fecha que ha marcado fuertemente nuestra historia.
Los hechos que rememoramos han tenido, y tienen aún, consecuencias que generan un inmenso dolor en la sociedad.
Debemos asumir que en la búsqueda de un “venturoso porvenir” nuestro pueblo se ha visto enfrentado en luchas fraticidas que nos han llevado a sufrir ausencias, persecuciones, torturas y exilios, en los casos que se pudo mantener la vida, hasta desapariciones y asesinatos como hechos de lesa humanidad.
Desde nuestros orígenes ese “venturoso porvenir” ha sido modelado por las necesidades, creencias, ideologías e intereses que han incidido en su formación.
Es por esto mismo que debemos cimentar nuestro presente y futuro en el conocimiento de nuestra historia, educándonos para el bien común, que en definitiva redundará en el propio, y sostener ello con ideologías, valores morales y éticos que se impongan por sobre intereses que afecten nuestra vida en sociedad.
Esto no ha sido, no lo es, ni será fácil de lograr, pero debemos tomar como ejemplo a la lucha inquebrantable de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo y de todas aquellas organizaciones que tienen por finalidad mantener la memoria, buscar la verdad y lograr justicia para mitigar tanto dolor.
Su persistencia ha dado frutos. Tal vez alguien pueda decir que son mínimos ante tanto daño cometido, pero en definitiva la historia nos demuestra que la humanidad evoluciona en función de las luchas que se llevan adelante con tal finalidad.
En este veinticuatro de marzo, y como todos los días del año, una vez más alzamos nuestra voz por la Memoria, la Verdad y la Justicia.
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