Por Clelia Volontieri
a Léonie Duquet y Alice Domon
tierra francesa
erosionada antigua
tan pequeña para tantos sueños
aquel sur argentino
imán propicio para brindar amor
Jesús era entonces luminoso
sereno previsible
como también lo parecía
la máscara del Ángel de la Muerte
disfrazado de hermano
de Niño que trajo el secuestro
y la tortura sobre la carne cristiana
bocado apetecible para el traidor
después
fue el destino final de la inocencia
choque brutal con las oscuras aguas
el azorado Río de la Plata
y el justiciero regreso a las orillas
los cuerpos destrozados
iguales –ahora sí-
al Jesús crucificado
Desgarrador poema, como aquellos horrores que lo motivaron.