Por Juan Latrichano
Si la recesión se mantiene corremos el serio riesgo de caer en depresión. La diferencia reside en que de esta última la salida es más compleja. Particularmente todas las fuerzas productivas tienden a bloquearse. Para que esto no ocurra es necesario reactivar la economía. En primer lugar se debe actuar contra la inflación. Para ello resulta vital formularnos dos preguntas:
1. ¿Por qué siguen subiendo los precios a pesar del control monetario?
2. ¿Cómo frenar la suba de precios y al mismo tiempo iniciar la marcha ascendente de la economía?
Los precios siguen subiendo motorizados por la puja distributiva. Los asalariados buscan recuperar lo perdido y los empresarios trasladan las subas a precios. Los ajustes tarifarios contribuyen a esta aceleración. El control monetario resulta poco efectivo. En medio de ello a igual cantidad de moneda y suba de precios la demanda de bienes cae. Con ella cae la producción. Es la recesión que parece haber venido para quedarse.
Para frenar la suba de precios y salarios hace falta un acuerdo social con todas las fuerzas políticas, sindicales, empresariales y sociales. El Estado debe presentar un plan consistente que tome en cuenta las observaciones de cada uno de los actores. Ajuste cambiario no trasladable a precios y emisión monetaria dirigida a poner en marcha la producción, son dos políticas improrrogables.
Luego cabe esperar el ruido de arranque de los motores.