Por Silvia Gonzalo y Adriana Fernandez Vecchi
Estamos cerrando un año. Un año muy duro en lo personal para muchos y macro como país, como ciudadanos, como hombres y mujeres que hemos intentado construir una sociedad hermanada, solidaria y que por una razón u otra estamos siendo sometidos a la irracionalidad, al odio, al destrato, al sálvese quien pueda.Aquí, el otro no importa y si es enfermo o pobre, menos todavía. Vemos día a día la destrucción o el intento de destrucción de lo que llevó muchos años construir, de los derechos que fueron el resultado de luchas y de vidas entregadas.
Dice Raquel Robles en la nota Quemar el cielo “Hace tiempo que pienso en la memoria y en cómo recordar “lo que nos pasó” se ha convertido en hacer presente sólo la brutalidad del enemigo. “Lo que nos pasó” no es, en las retóricas de la Memoria (así, con mayúscula), la historia de los intentos de nuestros pueblos por cambiarlo todo. Y en esa historia, larga, sinuosa, con aciertos, con metidas de pata épicas, con victorias hermosas y cantidades ingentes de paciencia, siempre hay chispas, sucesos que parecen sin envergadura que encienden el fuego en la sequedad de la hierba de la opresión”
Esas chispas remiten al compromiso ideológico y las tensiones emocionales que genera. La historia alterna entre el presente y el pasado quien vivió intensamente la lucha de la época. La urgencia que motivaba a los militantes de aquella década del `70 y cómo esta puede parecer distante o incomprensible para generaciones actuales. Por eso militar la vida es esperanza
Hoy queremos terminar este ciclo con unas palabras de Byung -Chul-Han de un texto que se llama El Espíritu De La Esperanza y dice
La esperanza nos sensibiliza para posibilidades a las que no hemos sido arrojados, si no, en la que entramos soñando. La existencia no sueña hacia adelante con la mente puesta en el futuro es incapaz de soñar despierta y si lo hiciera ¿qué vería? Solo se vería a sí misma antes mentada por malos sueños y pesadillas
La angustia tiene cerradas las puertas al futuro como ámbito de posibilidades.La angustia no es previsora ni visionaria en cambio la esperanza nos abre las puertas al futuro, a lo venidero, a lo nonato, a lo latente a lo que aún se está gestando. La esperanza es un estado de ánimo mesiánico.
Sin embargo a veces en la desesperación más profunda nace también la esperanza más íntima. La esperanza nos abre tiempos futuros y espacios inéditos en los que entramos soñando, es toda una manera de existir que no resulta de hechos dados sino que posibilita nuevos acontecimientos precisamente cuando más imposibles parecerían
Por eso hoy recitamos esta poesía de Benedetti titulada Hagamos un trato
Compañera
usted sabe
puede contar
conmigo
no hasta dos
o hasta diez
sino contar
conmigo
si alguna vez
advierte
que la miro a los ojos
y una veta de amor
reconoce en los míos
no alerte sus fusiles
ni piense qué delirio
a pesar de la veta
o tal vez porque existe
usted puede contar
conmigo
si otras veces
me encuentra
huraño sin motivo
no piense qué flojera
igual puede contar
conmigo
pero hagamos un trato
yo quisiera contar
con usted
es tan lindo
saber que usted existe
uno se siente vivo
y cuando digo esto
quiero decir contar
aunque sea hasta dos
aunque sea hasta cinco
no ya para que acuda
presurosa en mi auxilio
sino para saber
a ciencia cierta
que usted sabe que puede
contar conmigo.