Por ADRIANA FERNANDEZ VECHI
Para los que vivimos periodos largos de Estados de sitio, de persecuciones, de presos políticos, secuestros, ninguneo a la necesidad, los 40 años de democracia, nos encontramos frente a un panorama de incertidumbre. Los años 2003 al 2015, fueron años de vivir primaveras de democracia, aunque con todos sus errores y sus falencias pudimos respiarr seguridad y organizar nuestra familia para lo soberano. Quizás hoy estamos desconcertados por aquéllos que quizás en el último tiempo no tuvieron la valentía o el el coraje de asumir el lugar de una palabra fuerte democrática
Ayer escuché a gobernador de la provincia de Buenos Aires decir que éxito no es lo mismo que victoria , es cierto, y después un comunicador lo retomó. Las luchas por la liberación son esperanza de victorias; los emprendimientos económicos individualistas, los emprendimientos administrativos de economía libertaria, lo que tiene que ver con administrar empresas de sectores particulaleres, se le habla de éxito.
Me puse a pensar entonces qué diferencia sentía yo en mi interior. ¿Qué es lo que esperaba para estas elecciones? No espero éxitos, espero Victoria, porque la victoria habla, no de soluciones sino, de revelación de sentidos. La victoria no habla de tener que aguardar pasivamente a que aquel que conduce sea el administrador de mi vida sino, que la victoria habla de la liberación, habla de la revelación, de la salvación para una calidad digna, para una calidad de vida mejor.
La victoria nos habla de que: Donde hay una necesidad hay un derecho y yo quiero un derecho Un derecho es algo que uno se ha apropiado para mejorar su vida, ordenarla saber que sus hijos pueden avanzar seguros y no en una inestabilidad de las ocurrencias del mercado, de los vaivenes egoístas de la acumulación, sino, de la del derecho de la distribución equitativa
El éxito puede representar el reino del lobo por el lobo. Donde el más fuerte se come al más pequeño, al vulnerable, al que no tiene la posibilidad de poder realizar una lucha para que sus hijos familia pueda ser soberano de sus necesidades. Quitar al Estado de debe ser el que gestiona el Bien común es la ley de la selva o el reino del Leviatán (Monstruo inhumano y destructor ver en Biblio Job)
Como dice Galeano todos toditos tenemos el derecho de decir y también de ser escuchad. Pero escuchemos más allá del instante, escuchemos lo que a largo plazo puede pasar, la bronca, la desilusión es momentánea pero la construcción del día a día, es para vivir. E largo-placismo es que pensar de que como todo vamos a morir, y es cierto, y dicen nada importa entonces. Lo primero es el sálvese quien puede y después ¿Qué? Supongo que pensar asi es sentir todo el tiempo el aliento de la muerte. Pero lxs que ya peinamxs canas sabemos, que nadie se salva solo, porque vivimos en una red y el planeta es una maya de vida y tiene la voluntad de permanecer, por eso la naturaleza hace su resiliencia para continuar la vida. Es una red de animales racionales y no racionales, lo inerte, lo ecológico . A pesar de que no queremos somos también una red todo. El problema climático, el problema político, el problema económico del mundo, todo lo que le pasa al otro, vecino o lejano, si aún no me pasó, me va a pasar a mí. Asi este es el pensamiento que nos salve a todos. Y tiene su comprobación factico, lamentablemente fue una enseñanza de la pandemia.
Lo único capaz de salvar a todos es expresar en común unidad, en coexistencia y para pensar en comunidad, el ingrediente que sazona es la convicción del amor y ello va unido el concepto de patria porque sí, la patria es el otro
Simplemente un papel tirado en una urna puede provocar infiernos o mejorar una calidad de vida qué elegimos. Deseo emprender el camino de la resiliencia y no el del único horizonte de la muerte
excelente! gracias por tu aporte ala reflexión en estos especiales momentos!