Por Lic. Marta Martinángelo
Entonces tenía 11 años…. Mi papá trabajaba en la proveeduría bancaria, en el centro, cerquita de Plaza de Mayo.. Recuero a mi madre, a mi hermano y a mí en la puerta de casa esperando que mi viejo apareciera… y cómo corrí a abrazarlo cuando apareció en la esquina.
BOMBARDEABAN LA PLAZA DE MAYO. Para mi mente infantil lo único importante era que mi papá volviera sano y salvo.
Me llevó estos años poder resignificar este hecho atroz y único en el mundo!!!! El odio fluye por las venas de nuestra historia, drama desgraciado de una conciencia social confusa.
Mientras los campos de concentración de la Alemania nazi han merecido todo tipo de reprobación de parte de los argentinos, y siento que así debe ser si uno antepone el respeto por el diferente, el amor a la vida, si no ha pasado lo mismo con el bombardeo a PLAZA DE MAYO donde Fuerzas Armadas aniquilaron a su propio pueblo en su propio país. Entre ellos había un micro de niños del interior que venían de visita.
NO recuerdo ninguna ceremonia recordatoria similar a la que se hace cada 11 de septiembre donde hay discursos y sirenas que suenan de manera impactante.
Tal vez sea porque los que murieron en la Plaza eran trabajadores o niños del interior, esos que ciertas subjetividades desprecian y por ello ignoran. Tal vez esto pueda explicar las razones por las cuales “bombardearon” las pensiones de los discapacitados. Claro que esta vez el nivel de crueldad es el mismo pero no tenían poder de fuego.
El silencio frente a este hecho es parte de estas subjetividades que nutren nuestra conciencia social donde una parte nunca podrá amar a los hijos de esta tierra que se reivindican como sudamericanos
Es terrible pero lo indiferencia es falta de valor… es carencia de amor y negación de nuestra identidad.
___________________________________________________________________________
CEDIAL TV