Por Adriana Fernández Vecchi
Hoy nos convocamos para enarbolar las banderas que representan los logros históricos del colectivo femenino que también son los alcanzados por el conjunto social.
Estas luchas buscan que los diversos actores sociales comprendan la importancia de la inclusión de la mujer y la diversidad de géneros que componen la realidad y sobre todo el respeto a los derechos y a la integridad personal
El neoliberalismo pone de manifiesto la inequidad del sistema, entre ellas las de mujeres trabajadoras, que sufren diferencias remunerativas.
Por otro lado, pese a las constantes denuncias continúan las violencias sexuales, la falta de respeto a las disidencias de género, la criminalización del activismo trans o del movimiento lesbiano, y el femicidio.
Tenemos la firme convicción que la dignidad social se basa en el respeto del otro, a la diversidad y a la libertad de elección. Son valores irrenunciables para llevar adelante una comunidad que garantice el Bien común y subsuma el bien particular del propio interés individual en el de todos. Sólo así es posible garantizar los derechos de todes. Por eso afirmamos nuestra posición de rechazar toda forma de discriminación y insensibilidad frente a la demanda social. En este sentido la manifestación de los reclamos del colectivo femenino se inscribe en el proyecto de sociedad que se quiere desarrollar. Las mujeres tenemos una identidad histórica de lucha, no sólo escribiendo la batallas independentistas y revolucionarias, como Micaela Bastidas, Juana Azurduy, Domitila Barrios, Evita, y muchas más, sino también propia de los derechos de género y que han sido sostenidos en el tiempo y durante muchos años. Entre otras reivindicaciones las mujeres han obtenido a lo largo de la historia el derecho al voto, la participación en política y un lugar en la cultura. Lucha por los derechos humanos como madres y abuelas de plaza de mayo.
Según OCDE: “Cuando el número de mujeres ocupadas aumenta, las economías crecen. Según estudios efectuados en países de la OCDE y en algunos países no miembros, el aumento de la participación de las mujeres en la fuerza de trabajo —o una reducción de la disparidad entre la participación de mujeres y hombres en la fuerza laboral— produce un crecimiento económico más rápido”
La lucha sostenida de las mujeres que logró la aprobación de ley 27610 “Art. 4º- Interrupción voluntaria del embarazo. Las mujeres y personas con otras identidades de género con capacidad de gestar tienen derecho a decidir y acceder a la interrupción de su embarazo hasta la semana catorce (14), inclusive, del proceso gestación”
Sin embargo, hoy es imprescindible, gritar BASTA DE FEMICIDIOS. El sistema judicial y de seguridad deben garantizar la integridad de las mujeres frente a un machismo inhumano. La indiferencia de un sistema judicial inoperante debe hacerse cargo para reformular las formas de proteger y garantizar la vida.
No podemos dejar de destacar el puesto de la mujer en la contienda que el mundo está librando frente al Covid. Científicas, médicas, enfermeras se encuentran en primera línea batallando, donando tiempo y salud por el otro.
La humanidad debemos aprehender que somos una red y en este momento en donde la amenaza supone que nos salvamos todos o no se salva nadie debemos replantear que las desigualdades conducen a la ruina y la miseria
Las mujeres reclamamos una condición de equidad y por esta razón exigimos terminar con la hostilidad y el irrespeto.