Por Lic. Susana Bacha –
Psicoanalista
“De nuestra posición como sujeto somos siempre responsables” decía Lacan y ante esta afirmación no podemos escapar a nuestra responsabilidad subjetiva frente a nuestros actos y nuestro deseo.
Sin embargo, el sujeto producto de la época que atravesamos presenta un notorio efecto de falta de responsabilización subjetiva. El capitalismo feroz y sus estragos en la subjetividad es el tema que me propongo abordar en el presente trabajo.
Lipovetsky explica en su libro “La sociedad de la decepción” que el capitalismo produce un fenómeno denominado la “maldición de la abundancia” según el cual el consumismo produce insuficiencia y resentimiento ya que cuanto más se compra, más insatisfacciones hay y esto no tiene fin.
El psicoanálisis aporta a este pensamiento el concepto de falta, la falta mueve al deseo, la falta es imposible de satisfacer por completo, y las economías capitalistas lo saben y se apoyan en ello.
Así, un sujeto insatisfecho y decepcionado sigue rondando permanentemente la rueda del consumismo al que es llevado a satisfacerse con promesas imposibles de cumplir. “La sociedad de consumo nos condena a vivir en un estado de insuficiencia perpetua, desear siempre lo que no podemos comprar. Se nos aparta implacablemente del estado de plenitud, se nos tiene siempre insatisfechos, amargados por todo lo que no podemos permitirnos” dice Lipovesky .
El sujeto pasa a ser un objeto más en la serie de producción de objetos. Es el objeto producido por el capitalismo para garantizar a su vez la producción y consumo de nuevos objetos que a su vez lo consumen.
Qué queda de esto sino la desresponsabilización? Es el efecto de la cadena de producción que deja por fuera lo que no encuadra.
¿Qué ocurre allí con el sujeto? Merece considerarse para responder esta pregunta el concepto de alienación que presenta Lacan en sus diversos trabajos y Piera Aulangier en su libro “Los destinos del placer”.
Según Lacan el sujeto adviene en el campo del Otro, ningún sujeto puede ser causa de sí ya que la existencia de un sujeto requiere de la nominación del Otro.
¿Quién nomina? En su origen el sujeto es nominado desde su entorno más cercano, la función materna y ese punto de referencia que Lacan denominó “Otro” que luego pasa a estar ocupado por distintos semblantes. El capitalismo como sistema económico social también nomina al sujeto dándole una existencia según lo que se espera que “sea”.
Ahora bien, el primer paso del proceso de subjetivación es la alienación, la cual es explicada por Lacan en en el Seminario XI cap. XVI.
La alienación funda al sujeto el cual queda en posición de elegir entre el “ser” o el “sentido”. Si elige el ser, deja por fuera el sentido. Si elige el sentido, éste sólo podrá aparecer bajo la capa del “sin sentido” es decir bajo la lógica del inconsciente. Trampa macabra que nos deja a expensas del Otro.
Luego de este paso, el sujeto debe atravesar la operación de la “separación” que le permite ponerse en relación con su deseo.
Estos pasos del proceso de subjetivación le permiten “no quedar coagulado ni en los significantes de la demanda del Otro, ni en el lugar de objeto de goce del Otro”
Sostengo que el capitalismo atenta contra este proceso de individuación propiciando la emergencia de subjetividades propensas a responder a la demanda del Otro (al sistema) sin poder separarse de ello, es decir de manera alienada.
Según Piera Aulangier “la alienación exige el encuentro del sujeto con otro sujeto que desea alienar. Más exactamente, con un deseo de alienar que debe poder hallar en la escena social otro sujeto cuyo pensamiento, cuya acción, inducen la alienación de algunos o de todos sus semejantes.”. Entonces la alienación es un proceso que puede ser forzado.
“La alienación concreta una tentación que ha estado en la actividad de pensamiento de todo yo: volver a hallar la certeza, excluir tanto la duda como el conflicto” dice el mismo texto y me hace pensar en el concepto de “decepción” antes explicado. Agrega Piera Aulangier que la alienación no es un fenómeno singular, ya que supone la idealización conjunta “de un objeto de consumo” o de un “sujeto político” agregaría yo.
Los gobiernos capitalistas cada vez con mayor intensidad promueven la alienación subjetiva para servirse de ella en sus intereses de masificación, para el beneficio de los sectores de poder en desmedro de los menos favorecidos. Gobiernos de ricos para ricos que propician con discursos vacíos de contenido mentes obedientes y alienadas.
Procedimiento éste que deja como consecuencia además sujetos con posición individualista. El lazo social ya no hace sostén. Los medios masivos de comunicación promueven la autorrealización y la autoayuda, los lazos sociales muestras sus fallas y los sujetos evitan el sufrimiento que provocan las relaciones con mecanismos de defensa puestos en juego en favor del aislamiento.
Por supuesto que no todos, por supuesto que hay personas que aún siguen apostando al lazo, pero se evidencia en las épocas que corren fenómenos que siguen la vía de la meritocracia, donde lo que se privilegia es el mérito del esfuerzo individual por sobre otros.
Entonces el individualismo, entonces la escena solitaria, el aislamiento social con las consecuencias psíquicas que esto conlleva. El ser humano es social, necesita del otro desde los primeros momentos de vida, el lazo social estructura el psiquismo y regula el funcionamiento psíquico. Si los medios masivos de comunicación y el aparato político va contra el lazo el sujeto es obligado a poner en juego mecanismos psíquicos defensivos que desbalancean su economía libidinal ya que eso implica un costo que se paga con síntomas, fobias, ataques de pánico y un sin número de nuevas patologías de la época.
Épocas difíciles en las cuales la subjetividad tiende a ser borrada por los discursos mediáticos y políticos, discursos que privilegian la autoayuda y potencian el odio, la crueldad y la defensa propia. Habrá que rescatar el lazo, la reflexión y la participación para que otra realidad se haga posible.
Bibliografía
Lipovetsky G.-“La sociedad de la decepción” – Ed. Anagrama, Barcelona.(2008)
Lacan J.- “Seminario XI. Cuatro conceptos fundamentales del Psicoanálisis” Ed. Paidós. (1964). Cap. XVI.
Piera Aulangier -“Los destinos del placer: alienación, amor, pasión”. Ed. Paidós. (1994)
Deberíamos seguir explorando las categorías “objeto de consumo” y “sujeto político”, que en mi opinión se excluyen. El objeto permanece en sí y para sí, en tanto el sujeto implica la falta. Que un poderoso -Berlusconi, Macri, ¿Trump?- se proponga como “objeto a ser idealizado” para acceder legalmente al poder político es lo contrario del sujeto político -en quien la política es deseo y pasión, al estilo de “animal político”, y hacia quien la idealización funciona como momento de una respuesta amorosa-. Tales “poderosos” asimilan política=negocio, y acceden a cargos gracias a fabulosas “campañas del odio”. La respuesta del pueblo en la calle sanciona esa diferencia bajo la forma “Fulano, nunca serás bandera”.