OPINIÓN – Plutocracia | La estrategia de shock de Milei busca colapsar a la Argentina.

Por Daniel do Campo Spada.
(TV Mundus para CEDIAL)

El régimen de Javier Milei está realizando una estrategia de bombardeo simultáneo. En términos militares eso provoca un colapso por shock. Naomi Klein ya lo explicó muy bien en una de sus obras (“La Doctrina del shock”, 2010) en donde a las sociedades se las somete en base a una estrategia de atacar en varios frentes para terminar fatigando a los damnificados. El Gobierno dio comienzo con cuatro ataques violentos a nuestra vida cotidiana ante la intención de que “algo” pase. Anuncios del Ministro de Economía, el Protocolo de Seguridad, DNU y Ley Ómnibus. Es el equivalente a las “cajas chinas” que bien se muestran en la película “La dictadura perfecta” (México, Luis Estrada, 2014). Mientras todos miramos hacia un lado, por atrás pasan los elefantes. Los dos primeros golpes los dieron los Ministros Luis Caputo (Economía) y Patricia Bullrich (Seguridad). Con un mensaje grabado tres veces el encargado de la economía y máximo endeudador de la historia argentina se la pasó hablando de ideologías de ultraderecha culpando a los derechos laborales por los problemas que generan las ambiciones empresarias. Allí solo prometió quitar subsidios, liberar precios y aumentar el dólar oficial en un 118 % con todo el daño que eso provoca en la vida cotidiana.
Cuando la ciudadanía empezaba a entender la magnitud de las medidas, salió Bullrich anunciando un “protocolo” de protesta en el que recorta los derechos esenciales de nuestra Constitución Nacional (un elemento al que desprecian a pesar de mencionar permanentemente a Juan Bautista Alberdi (que sin dudas estaría en la oposición). Suprime, sin ley alguna que avale eso, el derecho de protestar, la reunión de más de tres personas, que los pobres se manifiesten (“el que corta no cobra”) y el castigo a las asociaciones políticas y sindicales a los que le quiere cobrar los gastos del operativo de represión que el régimen disponga. Ni la dictadura se atrevió. Le quiere cobrar $ 60 millones al Polo Obrero por recordar a los muertos del 20 de diciembre de 2001, porque ni siquiera estaba reclamando y gasta $ 1,5 millones para que el Presidente vaya a ver a su amante Fátima Florez a Mar del Plata con la que se dio besos de lengua delante de todos mientras ella mostraba “inocentemente” su cola en el escenario. En forma unilateral, quien fuera integrante de aquel gobierno que asesinó a treinta ciudadanos en plena calle suspende el derecho de huelga.
Luego vino el DNU 70/2023 que Milei anunció con una estética similar a la de la dictadura. Con todos sus Ministros detrás, sentados y parados y un enigmático y conocido señor de traje celeste cuyo nombre, Federico Sturzenegger, recuerda lo peor del macrismo. Allí anunció una treintena de medidas en contra del pueblo y del país. Parecía que nos habíamos ido de la Argentina porque se liberaron los precios y los controles en todos los ámbitos, desde el comercial hasta la salud pasando por la educación. La reforma laboral dejaba desamparados a los trabajadores sin indemnización, a los jubilados sin actualización salarial y la caducidad de las leyes de alquileres, lanzaban a las familias a un total desamparo. Con tono marcial, el Presidente mintió diciendo que “era para la gente”.
Unos días después, elaborado por el siniestro Sturzenegger (que no es funcionario) el régimen envió una denominada ley Ómnibus con 664 artículos para debatir (y aprobar) en solo los treinta días de las extraordinarias. En plena manifestación de la CGT en Tribunales, mientras miles de ciudadanos intentaban frenar todavía el golpe del DNU, Milei volvía a pegar con una hiper-mega ley que barre con cien años de luchas y derechos ganados por los argentinos en el último siglo. En un video tipo tik-tok a los que son afectos los jerarcas actuales lo mostraban a Guillermo Francos llevándole el mamotreto con una cinta con los colores nacionales al Presidente de la Cámara de Diputados, de apellido Menem (y de nombre Martín). Aquí se entregan la soberanía, las empresas nacionales y los derechos más esenciales de nuestra forma de ser. Hasta declara que la educación deja de ser obligatoria desde cuatro grado, libera los mares y los cielos a cualquier empresa del mundo y muchísimo más.

Pero de a poco la gente se va dando cuenta que los alimentos han subido entre 150 y 200 % en solo un mes, que ya no se devuelve el IVA, que ningún empresario contrata trabajadores (muy por el contrario aprovechan para despedir), que las inversiones internacionales eligen irse en lugar de llegar, los jubilados pierden remedios, el consumo cae violentamente y en las vacaciones se vive la peor temporada desde 1990.
La Justicia ya aceptó dictar una cautelar en la demanda de la Confederación General del Trabajo (CGT) y en otra demanda hecha por la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) se abrió la feria. Para el día 24 de enero se hará un paro nacional con una movilización que promete ser la más masiva desde el retorno a la democracia. Muchos que incluso votaron al actual mandatario empiezan a renovar sus alquileres, enfrentan subas desmedidas de sus prepagas, no encuentran colegios para sus hijos y eventualmente están entre los primeros veinte mil despedidos.
Todo en un solo mes. Como el boxeador que lanza un golpe tras otro para impedir la reacción de su contendiente… Una teoría de shock que estuvo planeada por los grandes centros de inteligencia de los empresarios de Nueva York y Tel Aviv.
La reacción empieza a ser sutil, por ahora lenta pero tomando envión.


Plutocracia: Gobierno de los ricos.

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