Por Adriana Fernandez Vecchi
El problema de la traducción entre el adversario, enemigo, el opositor o antagónico tendría que relacionarse con un orden democrático pluralista donde el contrincante no es el enemigo, no debe ser destruido, sino que su existencia sería legítima y debe ser tolerada. Más bien, habría que argumentar no cuestionar el derecho sino argumentar para que ese adversario contraargumente y así se distinga dónde se encuentran los principios éticos políticos de cada uno de los que realizan la participación democrática en las contiendas electorales. Según Zizek el problema radical sería que el opositor que presenta un antagonismo se convierta en agonismo. Para no romper el equilibrio pluralista de la democracia hay que regular la competencia política puesto que, si el oponente es lo agónico tiene en su seno la exclusión constitutiva
Entonces esa exclusión no argumenta no tematiza, sino que utiliza las diferencias como nociones extremas aplicables a todos los fenómenos sociopolíticos. La democracia debe reunir y reconocer la irreductible pluralidad de intereses ideologías narraciones y rechazar el juego antidemocrático que coloca al otro para destruirlo
Nos encontramos hoy frente a una perspectiva de elección que revierte sobre la propia vida aquí y ahora. Es una perspectiva que nos lleva a que debemos garantizar los derechos de una historia constitucional desde nuestra independencia hasta nuestro momento actual
Las palabras fuertes son soberanía, justicia, distribución, solidaridad cooperación. Hay un libro de Noam Chomsky que se llama cooperación o extinción y cuando habla sobre el tema de votar dice que la mitad de la población practica la abstención. Por cierto, que esta abstención no busca ningún cambio de sistema. Sólo presenta un vacío de decisión qué puede ser interpretado de múltiples formas lo innegable es que los 3 candidatos despiertan esta apatía respecto de sus plataformas. Es incierto, pero puede estar repartida.
También hay mucha confusión cuando se habla sobre votar el mal menor parece ser un asunto un poco trivial, pues solo se trata de esquivar al peor candidato. Pero en realidad dice Chomsky se trata de aritmética pura y con la aritmética no se puede discutir, Lo que sí podría decirse y determinar es cuál es el peor candidato y esto sí podría someterse a debate. Debemos exigir que se diga los argumentos y qué se promete en políticas públicas o privadas. Todos los participantes de la contienda nos deben discursos. No consignas No slogans, No gritos efectistas
Dentro de todas las variables que estamos tratando lo que sí podemos determinar, y que es seguro, es que estamos frente a la aparición de un anarco liberalismo y a una alianza pro que, había construido una coalición que se había desplegado con todas las posibilidades de ganar y sin embargo no hizo una elección exitosa.
Otro aspecto que queremos tomar para echar agua sobre la conciencia de nuestro momento actual es prestar atención a la vicepresidenta de Villarruel Es abogada porteña llega al Congreso con un currículum que delata el negacionismo (y la defensa) del Terrorismo de Estado. Como si no alcanzara, también rechaza explícitamente la desigualdad de género y los derechos de los pueblos originarios. Viene o pertenece a la inteligencia militar, favorece la teoría de los dos demonios. Fíjense que hay varios símbolos que llaman la atención, desde una vestimenta de uniforme que es un simbolismo para personalizar intereses de las fuerzas militares. Los años de la lucha de los derechos humanos parece ser ninguneada o excluida y vulnerada desde un sector anarcoliberal o libertario.
Sólo nos queda sentirnos unidos en el espanto frente los opositores y la incertidumbre de la abstención al voto y los discursos irracionales. Nos faltan además de muchas necesidades palabras donde cobijar la esperanza. Parece que un tenue amanecer puede surgir con algunas medidas que se van a implementar. Pero también es necesario que nuestro ánimo instrumente criterios de participación para abogar una militancia para la vida. Todos, todas, todes, sabemos que ser militante de la vida esquiva el suicidio frente al desconcierto o la desilusión.
Sin embargo, cabe preguntarnos ¿Dónde radica la especificidad de nuestras voluntades en la formación de valores democráticos? El tiempo se lo lleva el viento, pero la experiencia zanja la carne. No dejemos que nos lastimen con palabras vacías. Busquemos argumentos y prestemos atención.
Se decide nuestro futuro, decidamos también.