Lic. Claudia Kolaja
Gracias a la invitación de Lorena Idigoras, coordinadora de Arte en el Club Darling, a la charla con Rovera, pude ver ,descubrir, disfrutar a “Aimé”, su opera prima. Magníficamente interpretada por Charo Bogarin (más conocida como Tonolec) y donde la misma directora actúa como Pepa. Pero la real protagonista es la historia de Aimé Paineé. Esta película ha recibido varios premios. Hasta el Ministro de Eduación ha twiteado que es una película imperdible luego de verla con su familia.
Aimé, Aymará y Charo se entrelazan en un devenir que muestra la historia de una niña de origen Mapuche, llevada a un Orfanato en 1946 en Mar del Plata y tomada en adopción por una pareja de la provincia de Buenos Aires. La directora nos dice que estas instituciones creadas por la Fundación Eva Perón, estaban en relación al plan de que no debía haber chicos en la calle. Cada imagen y cada dialógo están signados por la construcción de su identidad, despreciada, silenciada y discriminada tanto por el Huinca (hombre blanco), como por la misma comunidad, cuando Aimé comienza a difundir la cultura mapuche y el mapundungún a través del canto. Se ven en las imágenes reales de su entierro el reconocimiento de su comunidad. Promotora y luchadora por el proyecto educativo de la presencia de un maestro en las escuelas que hable las lenguas originarias, presentado en los años 80, con el gobierno de Alfonsin. Queda desestimado allí.
“Saber quien es uno es el principio de ser culto” Frase de Aime con la que comienza cada capítulo ( son 4) de la serie.
Aymará Rovera encuentra en 2012 en un artículo de pagina 12, la historia de Aimé y comienza un largo camino de investigación hasta el 2017 cuando logra comenzar el rodaje, luego de ganar una beca y premio del Inca por el guión.
La vida de Rovera es un antes y un después de Aimé, al igual que para Aimé lo es el encuentro y construcción de la identidad Mapuche, y como lo fue para Walsh la investigación de Operación Masacre. Escrituras, guiones que marcan el camino hacia la construcción y visibilización de una historia que nos atraviesa a todos. Tal vez por eso, cale tan hondo, nos conmueva y nos rescate hacia un porvenir donde ya no haga falta la lucha por lo silenciado que es el elemento en común a todas las comunidades originarias. Que el respeto a lo diverso, a lo que nos constituye sea el camino. Pero por ahora, es la denuncia y la insistencia como la de Aimé y la de Aymará, la que nos rescatan.
“Aimeé” se puede ver en la plataforma Contar. Es gratuita.