“Qué significaba este odio, por qué nos mataban así. Tardamos mucho en comprenderlo, en darnos cuenta que el peronismo era algo más permanente que un gobierno que puede ser derrotado, que un partido que puede ser proscrito (…). El odio que ellos nos tenían era el odio de los explotadores por los explotados”.
Voz de Troxler en la película “Operación Masacre” (1971) 1.
Por Mg. Mauro Beltrami
La obra de “Operación Masacre” de Walsh puede caracterizarse como un texto de no ficción, testimonial y probatorio cuyo fin es denunciar crímenes de Estado. Es decir, hechos atroces que fueron ocultados por la dictadura cívico-militar y sus grupos de apoyo, que, por otro lado, buscaron legitimarse por medio de un discurso en el cual se asumían como libertadores y refundadores de la república. Justamente, la “Revolución Libertadora” (1955-1958) proclamó como finalidad la “desperonización” de Argentina, para lo cual implementó una política represiva donde el control del discurso resultó prioritario para la dictadura2. A este último lo calificó como la “Segunda Tiranía”3. La represión alcanzó tanto a los cuerpos como a los símbolos4. La construcción discursiva perversa de la “Revolución Libertadora” buscó resignificar tanto a la propia dictadura como una “revolución” enmarcada en una red de significados asociados a las ideas de libertad, democracia y república, así como asimilar al gobierno constitucional anterior a una dictadura oprobiosa, represiva, fascista.
Rodolfo Walsh plantea un discurso alternativo en plena “Revolución Libertadora”. Los “libertadores” en realidad ejercían la violencia organizada y la censura discursiva desde el Estado para reconfigurar un orden social que había sido transformado por los gobiernos constitucionales de Juan D. Perón (1946-1955). En este sentido, la finalidad del terrorismo seguido por los golpistas de 1955 a través de los bombardeos en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y la acción represiva de la “Revolución Libertadora” deben leerse en función de la implementación de un programa económico. El objetivo primario fue quebrar la resistencia que pudieran ocasionar políticas que retrotrajeran la situación social a la situación vigente antes del peronismo.5 La intimidación fue un instrumento para asegurar la hegemonía y la legitimación de un modelo económico por medio de la demonización de otro, utilizando la represión sistemática de cualquier expresión que pudiera disputar oficialmente el sentido dado por el régimen. Pese a las prohibiciones, a la censura y a la clandestinidad del peronismo, los sectores populares (de forma muchas veces desarticulada) disputaron el sentido de lo legítimo en diferentes ciudades del país. Belinche y Panella (2010) rescataron dos fotografías que ilustran una movilización inorgánica de trabajadores tanto en La Plata como en Berisso el día 17 de octubre de 1956.6 En la misma están ausentes las consignas prohibidas por el régimen, aunque la movilización espontánea muestra la presencia de lo reprimido en el espacio público.
Rodolfo Walsh resulta una referencia del contexto anterior respecto al rol del escritor y del intelectual y su grado de compromiso y participación política a través de sus textos. “Operación Masacre” es resultado de una investigación realizada con posterioridad al fusilamiento de un grupo de civiles en José L. Suárez. Castillo (2003) considera a Walsh como el instaurador del género novela de no ficción o relato testimonial que acabaría por trastocar y repensar categorías tradicionales como realidad, ficción y verdad7. Siguiendo un trabajo previo de Amar Sánchez, Castillo entiende a los textos de Walsh como producto del ensamble entre lo factual (denuncia del engaño perpetrado por la historia oficial) y lo narrativo (por las estrategias seguidas propias de la escritura de ficción). Los protagonistas de “Operación Masacre” asumen este rol de forma involuntaria, únicamente por haber sido parte de los hechos, sobrevivientes sólo por lo arbitrario de la represión ilegal de la “Revolución Libertadora”8. Crespo (2001), en un breve prólogo a la citada obra de Walsh, señala que el autor trabaja empáticamente con sus personajes (hombres comunes y trabajadores), compartiendo preocupaciones y lenguajes9. Es claro el compromiso del autor por disputar los hechos verdaderos a la dictadura y, por medio de estos, poner en duda la legitimidad del régimen.
La obra se compone de un prólogo y de tres partes mediante las cuales se exponen los diferentes aspectos narrados: las personas, los hechos y las evidencias. Como se observa, se va de los sujetos a los procesos y, de allí, a las pruebas del delito. La primera edición (marzo de 1957) contó con un apéndice (“obligado apéndice”) donde refiere a la mentira como una “profesión” no solamente del teniente coronel Desiderio Fernández Suárez (jefe de la policía de la provincia de Buenos Aires en aquel entonces, quién según Walsh, mentía “matemáticamente cada dos renglones”)10, sino a todo un conglomerado mediático (incluyendo a los diarios “La Razón” y “La Nación” de Buenos Aires y “El Día”, “El Plata” y “El Argentino” de La Plata) que propagandizó su discurso sin ningún cuestionamiento. La primera edición se cerraba con un “Provisorio epílogo”, donde con una honestidad remarcable, Walsh reconoció haber apoyado el golpe de Estado de 1955, creyendo en el discurso “libertador”, aunque también expone la forma en la cual fue convenciéndose de la naturaleza represiva y censora del régimen.11
En ediciones posteriores (y en función del contexto político), Walsh realizó leves modificaciones a la estructura de “Operación Masacre”, tal como describe Luppi (2016) respecto a la preparación de la tercera edición de la obra en 196912.
Walsh buscó interpelar al lector y la trama discursiva que elabora con el fin de mostrar lo invisibilizado por los autodenominados libertadores y republicanos, cuya verdadera y terrible naturaleza se encontraba oculta. Por lo cual, la obra de Walsh constituye una interpretación de los hechos que, a pesar de desplegarse en una estructura de ficción, apunta a instalar una interpretación de los hechos tendiente a desenmascarar la verdadera naturaleza de la autodenominada “Revolución Libertadora”. En el caso particular de “Operación Masacre”, al tomar un hecho real, controvertido y silenciado, se puede pensar que el recurso de la ficción es el que permite activar este tema en el plano de lo real reinstalándolo en el debate político. Se busca conectar el discurso literario de Walsh con otros discursos políticos y culturales, en el marco de la disputa por “lo verdadero” y “lo auténtico” en los procesos de construcción social de la identidad nacional.
Para analizar la obra de Walsh “Operación Masacre”, se siguió una idea de Bocchino (1999), quién interpreta que su producción periodística se localiza en un “territorio cercado”, es decir, en un espacio donde se juega la liberación o la muerte.13 Esta clave interpretativa resulta de importancia también para aplicar a Operación Masacre, dado que en esta obra el territorio es un espacio de lucha material y simbólica, donde bajo la superficie se esconden hechos tenebrosos. Participar, comprometerse e, incluso, encontrarse en un sitio incorrecto en un momento dado resulta peligroso para cualquiera. Por lo cual, el territorio es construido como una superficie formal que esconde el horror. Bajo su fachada de verdad, se ocultan hechos repudiables que incluyen la represión ilegal y la muerte. La analogía que puede hacerse aquí con la dictadura denominada “Revolución Libertadora” es clara: así como la superficie urbana y periurbana ocultan procesos que suceden en el territorio, la denominación de la dictadura busca ocultar su verdadera naturaleza. Por lo cual, “Operación Masacre” es un instrumento para visibilizar lo invisible en el territorio, exponiendo aquello que se oculta tras la fachada de lo cotidiano y del discurso oficial. Siguiendo a Bocchino, lo que se juega “es la verdad de la ciudad”.14
(Cada semana el CEDIAL acerca un capítulo del Ensayo del Mg. Mauro Beltrami, “La narrativa de Walsh en Operación Masacre”.)
CITAS.
8.- Secuencia final de la película “Operación Masacre” (1971), de Jorge Cedrón. Véase: Walsh, Rodolfo. (2001). “Operación Masacre”. Prólogo de Bárbara Crespo. Colección “La Biblioteca Argentina”, serie Clásicos. Ediciones de la flor, Licencia editorial para AGEA, S. A., Editorial Flor, Barcelona. Págs. 139-142.
9.- En esta línea, un ejemplo institucional lo constituye la sanción del Decreto Ley Nacional 4161 de 1956.
10.- Esta denominación por parte de la dictadura instaurada en 1955 fue tomada en la publicación del “Libro Negro de la Segunda Tiranía” (1958), que debía contribuir a la desperonización del país.
11.- El secuestro del cuerpo embalsamado de Eva Perón (diciembre de 1955) por parte del titular de Inteligencia del Ejército, Moori Koening y otros dos militares resultó una acción dual (sobre cuerpo y símbolo). Véase, por ejemplo: Enrlich, Laura; Gayol, Sandra. (2018). “Las vidas post mortem de Eva Perón: cuerpo, ausencia y biografías en las revistas de masas de Argentina”. Historia Crítica n.° 70 (2018): 111-131, https://doi.org/10.7440/histcrit70.2018.06
12.- De hecho, hay quienes interpretaron que el bombardeo de la plaza de mayo, sitio apropiado simbólicamente por los trabajadores movilizados el 17 de octubre de 1945, resultó un mensaje inequívoco dirigido contra los sectores sociales que servían de apoyo al peronismo. Véase: Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación; Archivo Nacional de la Memoria. (2015). “Bombardeo del 16 de junio de 1955”. Edición revisada y coordinada por Rosa Elsa Portugheis. Primera edición, Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Pág. 78.
13.- Belinche, Marcelo y Panella, Claudio (comp.). (2010). “Postales de la Memoria Bicentenario 1810-2010. Un relato fotográfico sobre la identidad de la región”. Primera Edición, Editorial de la Universidad Nacional de La Plata, La Plata. Págs. 107 y 109.
14.- Castillo, Carolina. (2003). “Yo acuso. Rodolfo Walsh y los años oscuros en la Argentina”. Espéculo, Revista de Estudios Literarios, Universidad Complutense de Madrid. Disponible en: http://www.ucm.es/info/especulo/numero/.html
15.- Nofal, Rossana. (2010). “Operación masacre: la fundación mitológica del testimonio”. Kipus. Revista Andina de Letras. 28 / II semestre / 2010, Quito.
16.- Crespo, Bárbara. (2001). “Prólogo”. En: Walsh, Rodolfo. (2001). Óp. Cit. Págs. 5-9,
17.- La frase es del “Obligado Apéndice” de 1957, el cual puede consultarse en: Walsh, Rodolfo. (2001). Óp. Cit. Pág. 156.
18.- El “Provisorio epílogo” puede consultarse en: Walsh, Rodolfo. (2001). Óp. Cit. Págs. 167-170.
19.- Luppi, Juan Pablo. (2016). [En línea]. “El novelazo diferido de Rodolfo Walsh”. Cuadernos Lírico, Revista de la red interuniversitaria sobre las literaturas rioplatenses contemporáneas, 15, 2016. Disponible en: https://journals.openedition.org/lirico/2430
20.- Bocchino, Adriana A. (1999). “Prensa Clandestina de Rodolfo Walsh: la escritura del territorio cercado”. CELEHIS, Revista del Centro de Letras Hispanoamericanas, Núm. 11, 1999, Facultad de Humanidades, Universidad Nacional de Mar del Plata.
21.- Bocchino, Adriana A. (1999). Óp. Cit. Pág. 25.
22.- Graselli, Fabiana. (2011). “La escritura testimonial en Rodolfo Walsh: politización del arte y experiencia histórica”. Aisthesis, N° 49, 2011, Pontificia Universidad Católica de Chile, pp. 145-162.
Próxima publicación de esta serie:
Las disputas discursivas y lo memorial
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