Por Mauro Beltrami

El presente artículo se inscribe en el marco de la reciente iniciativa de actores locales para la declaración de la emergencia turística en el partido de Punta Indio, provincia de Buenos Aires, analizando sus potencialidades y restricciones. Esta es una manifestación local de los debates nacionales en torno a la emergencia alimentaria y la emergencia social que se dieron en el Congreso Nacional en agosto y septiembre de 2019.

La emergencia es un concepto polisémico, que se resignifica en función de su contextualización y adjetivación. Lo mismo sucede al asociarlo a procesos socioeconómicos de producción y consumo (1)1. En Argentina, el debate y la sanción en el Congreso Nacional de la prórroga hasta 2022 de la Emergencia Alimentaria Nacional, junto a la creación de un Programa de Alimentación y Nutrición Nacional, forma parte de la agenda pública y mediática, visibilizando los efectos de la crisis macroeconómica sobre diferentes sectores sociales. El concepto de emergencia también comenzó a aplicarse a la actividad turística, en municipios donde esta tiene una importancia significativa en la economía local. Justamente, en localidades del interior bonaerense asociados a un turismo de cercanías es donde la crisis del sector se manifiesta con fuerza, impactando en el empleo y en el bienestar social.

Los destinos turísticos de cercanía, de escapadas o miniturismo tienen como centros principales de demanda a las grandes aglomeraciones urbanas, siendo fundamental considerar en primer término a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) y su Conurbano y, en segundo lugar, al Gran La Plata. Tomando como centralidad a estos espacios urbanos, se observan diferentes destinos cuya funcionalidad es servir de sitios recreativos o de esparcimiento de la población urbana de la capital, fundamentalmente sectores populares y medios. En otras palabras, se fueron construyendo históricamente periferias recreativas cuyo crecimiento está directamente asociado a diferentes variables económicas, institucionales y sociales de las zonas centro. En general, su oferta turística se desarrolló a partir de la inversión de pequeños y medianos ahorristas en la búsqueda de oportunidades o bien, en función de la reinversión de reducidas tasas de ganancia provenientes de los emprendimientos instalados o de otras actividades económicas de residentes locales. Por lo cual, el turismo interno es fundamental como instrumento para asegurar la viabilidad de estos territorios.2(2) Ejemplos de este tipo de localidades ribereñas al sur de la Ciudad de Buenos Aires son Punta Lara, Isla Santiago e Isla Paulino, Atalaya y Punta Indio. En esta última es en donde comenzó la movilización social para trabajar la primera declaratoria de emergencia turística en un distrito de la provincia de Buenos Aires, impulsada por el sector privado y requerida al Ejecutivo y al Concejo Deliberante municipal.

La recesión económica provocada por las políticas neoliberales implementadas por el gobierno de Cambiemos produjo una caída sustancial del poder adquisitivo de los sectores populares y medios, lo cual impactó directamente en la retracción de la demanda turística nacional y fundamentalmente, en las localidades de uso recreativo para dichos sectores.
La política turística de Cambiemos favoreció la promoción turística de tres tipos de destinos turísticos3(3): a) Los asociados al turismo internacional; b) Los destinos turísticos consolidados de turismo nacional, en los cuales la inversión privada resulta significativa y con gran capacidad de influencia política; c) La inversión privada de grandes capitales en destinos y productos que aseguren una renta financiera e inmobiliaria significativa4(4).
Como consecuencia de lo anterior, se produjo una reconcentración territorial de la inversión y del consumo turístico en un espacio muy restringido del territorio nacional, formándose enclaves turísticos provechosos para unos pocos y quedando invisibilizadas decenas de sitios y localidades del interior por no ser financieramente rentables. Lo cual resultó coherente con la idea mercado céntrica de Cambiemos, pero cuyos efectos sociales se dejaron ver de forma clara (aunque invisibilizadas durante mucho tiempo por los grandes oligopolios mediáticos): economías locales deprimidas, desarraigo, abandono de la planta urbana, caída en la recaudación municipal, entre otros. En síntesis, la crisis turística en estos distritos se manifestó por la ocurrencia en simultáneo de los siguientes procesos: la caída sistemática de la demanda turística real durante los últimos años; la pérdida de empleos derivados de la retracción del consumo; la caída en la recaudación de las tasas municipales de emprendimientos turísticos; la caída del valor inmobiliario del suelo; el endeudamiento de los prestadores turísticos; la falta de acceso al crédito; y, el cierre de establecimientos derivados de la caída de la rentabilidad.

Las iniciativas de declaración de emergencia turística en localidades como Punta Indio fue una respuesta a una situación de crisis con las características anteriormente enunciadas. Sin embargo, dicha declaración presentó como problema metodológico la falta de mecanismos definidos en la provincia de Buenos Aires para poder abordar y analizar un pedido de una Municipalidad e incluir el tema en la agenda pública (como sí sucede en otros sectores, como en el agropecuario). También, resulta evidente la dificultad de asignar singularidad a una emergencia turística diferenciándola de una emergencia económica general, dado que el sector turístico no es el único afectado por la crisis. Sin embargo, esto no invalida iniciativas locales como estas para lograr la visibilización de un problema locales que afecta a comunidades concretas en el territorio bonaerense y que facilita que otras también encuentren herramientas similares para actual. En este sentido, en el Encuentro Nacional y Provincial de las Mesas Técnicas de Turismo del Frente de Todos, realizado el pasado 19 de septiembre en San Antonio de Areco, la exposición de la experiencia de Punta Indio sirvió para que representantes de otras localidades se vieran reflejados por la situación aludida. Es el caso, por ejemplo, de Lobos.

Pero fundamentalmente, la iniciativa de declaración de emergencia turística sirvió también para discutir los lineamientos de una política turística al servicio de un proyecto nacional, que favorezca el arraigo, la soberanía alimentaria, el desarrollo territorial, la justicia social, los mercados de cercanía y la soberanía política e independencia económica de los distritos bonaerenses y de todo el país. Algo que también se debía el sector, siempre proclive a ser un mero reflejo vernáculo de concepciones, discursos y marcos metodológicos emanados de los organismos internacionales e implementados por tecnócratas vernáculos. Un proyecto turístico nacional e inclusivo, donde el trabajo y el empleo turístico favorecido por pymes con arraigo local tengan la centralidad, en contraposición al proceso de crecimiento turístico concentrado en grandes capitales inmobiliarios y financieros promovido por Cambiemos.

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REFERENCIAS

1.-  La FAO, por ejemplo, utiliza la definición de emergencia en la inocuidad de alimentos que aparece en el Codex Alimentarius, donde se la entiende como “una situación, ya sea accidental o intencional, en la que una autoridad competente indica un riesgo aún no controlado de graves efectos perjudiciales para la salud pública asociados con el consumo de alimentos, y que requiere medidas urgentes”. Véase: FAO/OMS [Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación / Organización Mundial de la Salud]. (2010). “Marco FAO/OMS para desarrollar planes nacionales de intervención en situaciones de emergencia relativas a la inocuidad de los alimentos”. Roma, Pág. 11.

2.- La idea de territorio remite a una construcción social cuyas referencias simbólicas activadas y significados asociados, que son resultado de disputas entre grupos sociales que ejercen el poder y, por lo tanto, no son espacios neutros sino ideológicos. En este sentido, Bozzano y Velarde (2016) lo asocian a procesos históricos naturales y sociales, entrelazados de forma solidaria, complementaria o conflictiva, que producen una multiplicidad de manifestaciones materiales y simbólicas en espacios categorizados según su uso como urbanos, periurbanos y rurales (o tipificados de otros modos). Véase: Bozzano, Horacio; Valverde, Irene. (2016). “Introducción”. En: Bozzano, Horacio; Valverde, Irene (comp.). “Transformaciones territoriales y procesos de intervención en la Región Rioplatense”. Primera edición. Colección Bitácora Argentina, Ediciones Imago Mundi, Buenos Aires. Págs. XIII-XXI.

3.-  La inclusión del turismo internacional en el discurso de Cambiemos queda de manifiesto desde la primera página del “Plan integral de gestión 2016-2019”, en el que también se realiza una vaga referencia al incremento del turismo nacional. De hecho, la falta de precisión y especificidad en la planificación de objetivos por parte del Estado (es decir, la falta de intervención de este) marca una línea política centrada en las relaciones de mercado. Véase: Ministerio de Turismo de la Nación. (s/f). “Plan integral de gestión 2016-2019”. Disponible en: https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/plan_integral_de_gestion_2016-19-vf.pdf [Fecha de consulta: 16 de septiembre 2019].

4.- La política turística de inversiones se articuló mediante emprendimientos privados como Invertur. Este se orienta a los grandes inversores privados, convocados mediante “membresía por invitación”, por ser considerados por Invertur como “líderes y referentes de la comunidad de inversiones turísticas para potenciar negocios”. De hecho, en la propia página de Invertur, se lee que el fundador de la iniciativa, Ramiro Alem, fue parte de la Fundación Pensar y funcionario de Cambiemos en el Ministerio de Turismo de la Nación (como Subsecretario de Inversiones Turísticas). Véase: https://invertur.com.ar/miembros/ [Consulta: 16 de septiembre de 2019].