Por Daniel do Campo Spada
En octubre los argentinos nos daremos la oportunidad de votar a favor de retornar a la democracia. Quizás el 10 de diciembre volvamos a vivir en libertad, la misma que tuvimos en el extenso período de octubre de 1983 a diciembre de 2015. Es un primer gran paso, pero también sabemos que empiezan días difíciles y no solo en lo económico. La grieta, la misma que en su programa de CEDIAL TV desarrollan Alberto Carli y Oscar Vennera no solo viene desde los orígenes sino que continuará más allá del retorno o no de un gobierno popular. El daño de la sociedad argentina es insalvable. Aunque esto ocurre en todos los países del mundo, nos limitaremos a hablar solo de lo que nos abarca.
Argentina no es una isla y a las pruebas nos remitimos. Aunque ha sido quizás el peor de los casos junto al de Brasil, lo mismo ocurre en Paraguay, Chile, Perú, Ecuador, Honduras, Guatemala y Panamá. Colombia jamás pudo atisbar un poco de democracia y los intentos presentes han sido destruidos a base de 500 asesinatos a líderes populares por el Presidente Iván Duque (delfín del pro-norteamericano Álvaro Uribe). Venezuela, bajo asedio extranjero con complicidades de traidores a la Patria resiste con un gobierno democrático y se corre el riesgo de que Uruguay también interrumpa la libertad que solo garantiza el Frente Amplio.
El mega-plan instrumentado por Estados Unidos tiene sus corresponsales en cada país. Siempre hubo traidores locales con pensamiento anti-nacional (que no necesariamente es lo mismo que anti-popular) y más allá de que pierdan en las próximas elecciones argentinas, probablemente conservarán muchos espacios de poder no solo en medios de comunicación sino en intendencias y quizás en alguna gobernación. ¿Cuánto tardará la reacción de ultraderecha en comenzar a taladrar las mentes de los ciudadanos?
Pondríamos en discusión la frase “los pueblos no se equivocan”. Que un pueblo sea soberano no lo exime de equivocarse. La historia está llena de ejemplos al respecto. Y no se trata de justificar las confusiones sino de reconocer que esto podría volver a darse en cualquier momento. Si ya ocurrió ¿por qué no volvería a ocurrir?
Algunas teorías políticas hablar de figuras catalogadas como lúmpenes, pero también podríamos hablar del medio pelo en sentido jauretchano. El maestro Jauretche sostenía que “Medio pelo es el sector que dentro de la sociedad construye su status sobre una ficción en que las pautas vigentes son las que corresponden a una situación superior a la suya, que es la que se quiere simular”. ¿Cuánto tardarán en sentirse de clase alta los que vayan mejorando su situación cuando un gobierno popular nos devuelva una nueva justicia democrática?
Los medios de comunicación de la oligarquía comenzarán a alimentar la grieta nuevamente como lo han hecho y harán siempre. En los últimos doce años que tuvo la democracia interrumpida en 2015 no se logró crear un nuevo sentido común. Se hizo muchísimo y la mayor parte bien, pero no alcanzó. Sería mucho para poder enumerarlo en este breve artículo, pero sí alcanzan estas líneas para mencionar que el espíritu de individualismo (“yo me la hice trabajando solito, a mí nadie me dio nada”) sigue tan vivo como siempre.
En cuanto retornemos a un sistema justo en el que se haga un reparto adecuado a los ciudadanos de acuerdo a sus necesidades puede ocurrir que alguien sienta que pertenece a la clase alta “una vez más”. Los argentinos debemos estar muy atentos. ¿Cuál el siguiente Macri o Vidal que están preparando los equipos de comunicación del establishment? ¿Cómo se previene a nuestra población para que no vuelva a comprar espejitos de colores? Mientras tanto, la grieta seguirá viva como siempre.