La siguiente nota fue publicada en el nº 82 de la Revista ECO INFORMATIVO.
—————————————————————
Por Daniel do Campo Spada
Los argentinos hemos tenido a lo largo de la historia varios casos de acefalía en el cargo presidencial, ya sea por renuncia o insanía. La primera instancia en la que se tuvo que aplicar una solución fue cuando el Presidente Bartolomé Mitre participaba de la repudiable agresión de la Triple Alianza contra la República del Paraguay. Era 1868 y el Vicepresidente a cargo (Marcos Paz) falleció. En forma inmediata hubo que sancionar la Ley 252 en el que se reglamentó el mecanismo sucesorio ante estas circunstancias.
El Artículo 88 de la Constitución sancionada en 1994 dictamina lo siguiente.
“En caso de enfermedad, ausencia de la Capital, muerte, renuncia o destitución del presidente, el Poder Ejecutivo será ejercido por el vicepresidente de la Nación. En caso de destitución, muerte, dimisión o inhabilidad del presidente y vicepresidente de la Nación, el Congreso determinará qué funcionario público ha de desempeñar la Presidencia, hasta que haya cesado la causa de la inhabilidad o un nuevo presidente sea electo”.
En realidad las modificaciones que se realizaron a esa Ley establecieron que luego del Vicepresidente sigue el Presidente Provisional del Senado (porque el auténtico Presidente de la Cámara Alta es el Vicepresidente de la Nación). Luego continúa el titular de la Cámara baja y por último el titular de la Corte Suprema de Justicia. En todos los casos, desde el Presidente provisional de la Cámara alta en adelante pueden llamar a elecciones presidenciales. A diferencia de otros países no puede disolver el parlamento.
En muchas naciones las acefalías se hacen disolviendo los parlamentos y llamando a elecciones generales. Este no es el caso de la Argentina donde al mismo tiempo que el Poder Ejecutivo es muy fuerte, al mismo tiempo es el eslabón más débil de la cadena. La fragilidad de un Presidente termina con su mandato.
Los finales de los períodos presidenciales han sido en nuestra historia en su mayor parte por golpes de Estado (Hipólito Yrigoyen, Juan Domingo Perón, Arturo Frondizi y María Estela Martínez). Desde el siglo XX hasta acá no hubo ningún juicio político y apenas algunas acefalías por muerte (Juan Domingo Perón en 1974). Otros fueron por renuncia (Héctor J. Cámpora en 1973, Raúl Alfonsín en 1989 y Fernando De la Rúa en 2001). Por supuesto que en este párrafo estamos haciendo solo referencia a los Jefes de Estado elegidos democráticamente.
Los Vicepresidentes son los más débiles de la cadena sucesoria porque no superan el derrumbe del principal integrante del Poder Ejecutivo. Marta Michetti, de casi nula aparición pública (en el PRO ni siquiera la incluyen en las encuestas de imagen) adolece de una inconsistencia que se nota inclusive al frente del Senado. Después de dos años y medio aún no conoce el reglamento y a cada paso la corrigen desde las bancas en lo que ya se ha convertido en un deporte de bloopers de los que se ríen los integrantes del recinto.
Federico Pinedo ya fue Presidente por doce horas cuando se encaprichó Mauricio Macri en no querer recibir la banda presidencial de Cristina Fernández. Junto a Ramón Puerta y Camaño fue el titular del Poder Ejecutivo de más efímera permanencia. Sin embargo muchos creen que podría ser una alternativa posible durante unos meses en caso de tener que llamar a elecciones. Su principal aliado es el ex peronista Miguel Ángel Pichetto, quien no tendría problemas en acompañarlo en una transición hasta una renovación de autoridades.
La Cámara de Diputados tiene a un Presidente saliente. Emilio Monzó anunció que en los próximos meses se baja no solo de la conducción del espacio sino que además renunciaría a su banca. Su mala relación con el Jefe de Gabinete Marcos Peña ha sido determinante. El PRO perderá a una de las principales figuras con mayor experiencia, pero desde la renovación de los legisladores en diciembre del 2017, la Casa Rosada lo ha dejado solo y no lo consultan. Apenas le bajan órdenes que cada día son más impopulares. Sabe que frenar una ley que impida los tarifazos lo convertirá en un cadáver político y para peor no tiene más cobertura de la ultraderecha. Mariano Laspina, actual jefe del bloque oficialista podría ser su sucesor, negándole esa posibilidad al radical Mario Negri casi en su ocaso personal.
Por último todo quedaría en manos del Presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, quien se ha preparado desde hace mucho tiempo para ese espacio.
————————————————————————————–
_____________________________________________________
______________________________________________________
CEDIAL TV
_________________________________
CEDIAL Radio
Qué ocurre si el Pte a pocos meses de asumir renuncia, sin siquiera haber cumplido la mitad de su mandato?
Asume quien ocupe la Vicepresidencia.