Por Adriana Fernandez Vecchi
(Lic. Filosofía. Investigadora en UNLA.)
Esta mañana leía un poema de Bertolt Brecht
AHORA VIENEN POR MI, PERO ES DEMASIADO TARDE”
«Primero se llevaron a los judíos,
pero como yo no era judío, no me importó.
Después se llevaron a los comunistas,
pero como yo no era comunista, tampoco me importó.
Luego se llevaron a los obreros,
pero como yo no era obrero, tampoco me importó.
Mas tarde se llevaron a los intelectuales,
pero como yo no era intelectual, tampoco me importó.
Después siguieron con los curas,
pero como yo no era cura, tampoco me importó.
Ahora vienen por mí, pero es demasiado tarde.»
Bertolt Brecht
No pude menos que pensar en lo que estamos viviendo a diario
El jubilado, mi vecino discapacitado, la boleta de gas….
Pero yo no soy jubilado, ni discapacitado y pude pagar el gas.
Pero…..
Ajustes. Aumentos. Etc., etc…
El neoliberalismo argumenta que es una forma eficaz de organización económica y arguye que es la respuesta necesaria al avance tecnológico. Producto de una elección racional del mercado. Esta apreciación contradice con los orígenes del Neoliberalismo en América Latina. Lo podemos ubicar en el período de las dictaduras militares que reprimieron las libres elecciones y prohibieron el debate racional. Por otro lado, es difícil verlo como un sistema eficaz cuando aumenta el número de desempleados y se concentra el capital en pocas manos.
Resulta claro que no es producto de una eficacia de la racionalidad porque:
Sólo en el último mes hubo 2403 despidos. Listamos algunos de los lugares: Línea 60, BGH, Pepsico; Puma Universal, Atucha, Fangraf, Canteras Quilpo, OPS, entre otras.
Ajuste en Ciencia y Tecnología. Recorte en el presupuesto. Reducción en la cantidad de investigadores.
Arsat: Se firma un acuerdo con la empresa Hughes. Se deja de ser una Sociedad Anónima del Estado Nacional y pasa a ser una Sociedad Mixta con un accionista extranjero
Se anuncia una emisión de bonos en dólares a 100 años de plazo donde tenemos que pagar 8 ocho veces más el capital que nos prestaron
Quita de pensión a los discapacitados y con ello la obra social
Sube la mortalidad infantil
Ajuste salarial a los trabajadores y jubilados
Sube el transporte, alquileres, peajes, prepagas, expensas, remedios, alimentos.
Sube la luz y el gas
Fuga de divisas equivalente a la mitad de las reservas. Cuatro de cada diez dólares tomados por la deuda fueron a parar al exterior de la mano de privados.
Baja la producción de gas y petróleo. Sube la nafta y el gas un 52%
Estas cuestiones enumeradas ponen en evidencia un claro un proyecto político basado en un poder de exportadores y financieros. Su lógica persigue la disolución del avance social, la privatización, la desnacionalización de las empresas públicas, la baja de sueldos. El hecho político fundamental es la aparición de un sistema neoautoritario, bajo el velo del proceso electoral. Las instituciones financieras toman decisiones. Se produce una cultura de la posverdad.
El proceso electoral se devalúa mediante escenarios mediáticos buscando efectos de impacto retórico. Recurre a la despolitización y al vacío de los sentidos éticos para presentarse como alternativa victimizada por supuestos errores ajenos. Protege el mercado y busca que se desarrolle de acuerdo con sus propias leyes. Lo verosímil es más fuerte que la verdad
Esta visión diluye un Estado ético que según Hegel es el “Estado como plena realización de los seres humanos mediante una dialéctica que incorpora por vía de superación todos los logros de la historia, desde el derecho, pasando por la moral individual, para culminar en la eticidad, matriz de los valores más altos de la humanidad”.
¿Pero cuál es la propuesta que puede poner en juego nuestra soberanía? ¿Quién puede derrotar la ignorancia de la posverdad y forjar una comunidad no sólo de votantes sino de compatriotas?
Tenemos que reflexionar.
No me despidieron.
No necesito ningún plan.
Puedo comprar dólares.
Pero…
Ahora vienen por mí, pero es demasiado tarde.
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