Por Fernando A. Roig(*)
Quizás hoy no es concepto muy nombrado o conocido. Pero en los años por venir, seguramente, será moneda corriente. Sobre todo, porque no es solo un nuevo avance de la tecnología en la Era Digital. La Singularidad tiene que ver con nosotros mismos como sociedad, y con el lugar que ocupará nuestra propia subjetividad. En la comunicación humana siempre nos encontramos con un “otro”. En este nuevo territorio, del otro lado, no está “el otro”: nosotros seremos nuestro propio emisor, nuestro propio receptor y nuestra propia fuente. Del otro lado, ese que llamamos “otro”, es un algoritmo que aprende de nuestra interrelación con un sistema operativo. Tan asombroso, como cierto, es que este flamante estadio del homo sapiens llegará para quedarse.
El inicio del siglo XXI marca el comienzo del período más interesante y transformador que la humanidad haya conocido: “La liberación del ser humano de sus cadenas biológicas y la consagración de la inteligencia como el fenómeno más importante de nuestro universo…”.
RAY KURZWEIL, 2012. (1)
Her (Ella), es una ficción estadounidense de 2013. Fue escrita y dirigida por Spike Jonze. La historia se centra en un hombre que se enamora de un sistema operativo informático. Está ambientada en Los Ángeles, en un futuro cercano. La trama argumental tiene eje en Theodore Twombly (Joaquin Phoenix), un hombre solitario, un lobo estepario – al mejor estilo de Hermann Hesse- . Es una persona gris, que trabaja escribiendo cartas íntimas para personas que, por alguna razón no pueden ellas mismos redactarlas.
Quebrado, al terminar una larga relación, se siente especialmente atraído por un nuevo y avanzado sistema operativo. Este servicio informático, promete ser una entidad intuitiva para cada usuario. Después de instalarlo en su teléfono celular, Theodore queda impresionado de conocer a “Samantha”, así bautizado el sistema operativo adquirido por el intérprete: Es una suave voz femenina, sensual, sensible y sorprendentemente atractiva en la pantalla. Mientras los deseos y las necesidades crecen, su amistad se va transformando en una irresistible relación amorosa, a sabiendas que, en definitiva, es solo un programa de computadora, muy sofisticado.
Del mismo modo, AlphaGO (2), también es un sistema operativo capaz de enfrentar a un gran maestro de este juego oriental. A diferencia de Deep Blue (un software que juega ajedrez), Alpha Go ha sorprendido, no solo a los científicos que lo desarrollaron, sino, que también, al mismísimo gran campeón de Go, que, frustrado frente a este algoritmo, expresó: “ es maravillosa… hasta creo que piensa y es creativa”. El documental se puede ver completo en Netflix.
Como jugador amateur de GO, que soy, puede asegurarles que lo que hace este sistema operativo es algo nunca visto, increíble.
Los que hayan visto la película: “2001:Odisea del Espacio”(1968), recordarán a un astronauta dialogar con la computadora de vuelo, HAL 9000 (las letras que preceden a la sigla IBM). Sin duda, para la época en que fue filamada, nos parecía ciencia ficción. Hoy, ese diálogo coherente, es posible.
Y, seguramente, es aquí donde comienza el debate. Los modelos de comunicación son dinámicos, epocales y responden a determinados contextos socio-históricos, ideológicos y contingentes. Hemos pasado de los conocidos modelos lineales y tradicionales de comunicación, a modelos interactivos que responden a las nuevas tecnologías. Hemos redefinido los roles de emisores y receptores, desde esa mirada insoportablemente funcionalista de la problemática. Los medios masivos respondían a modelos tradicionales, y las nuevas plataformas digitales, al segundo modelo. Hasta aquí nada nuevo que decir.
Pero, la idea de singularidad, es otra cosa, porque quiebra con esos paradigmas aprendidos. La “singularidad”, no me atrevería a llamarle modelo. Dejo esa tarea para un debate erudito oportuno.
Como su nombre, casi lo determina, la singularidad, empieza y termina en nosotros. Es una instancia superadora de ambos modelos en el campo de las redes de información: No hay “otro” del otro lado.
La singularidad propone el diálogo con uno mismo, a través de un sistema operativo complejo que aprende de nuestras emociones, de nuestras palabras, de nuestras cadencias, de nuestras experiencias. Todo ese paquete de información, lo procesa y lo transforma en instantes en bits, en ceros y unos, simulando un sujeto del otro lado, que no es tal.
Imaginen, para un momento, una campaña política: Una empresa de software, es contratada por un jefe de campaña, para que desarrolle el algoritmo que responda a las características de un candidato a presidente. Una vez desarrollado, un usuario cualquiera, puede bajar dicho programa a su plataforma personal y comenzar a dialogar con el personaje, como si fuese el candidato en tiempo real. Tal vez, lo más espeluznante, es que el algoritmo, aprende de las preguntas que le realiza el usuario y le responde en función de las propias características del mismo. Pero no hay sujeto del otro lado, es solo un programa de computadora que simula una subjetividad ausente.
El algoritmo se alimenta a diario de nuestra propia cotidianeidad, nos acompaña. Así muta y evoluciona. Nos va conociendo. Proe ejemplo, puede interpretar nuestros estados de ánimo en función del registro de nuestra voz y preguntarnos qué nos pasa.
Pueden imaginar también, un spot publicitario donde se interactúe con el personaje, o un juego de fútbol on line, donde se discuta con el referí, y se pueda protestar una posible falta, etc.
La singularidad no solo acaba con los sujetos interactuantes, sino que termina con las fuentes reales de información, para crear contenido singular. La fuente se diluye, y se deposita en otro lugar donde reside un gran hermano, que no solo, todo lo ve, sino que también todo lo sabe.
Hasta el momento, las redes sociales tienen un otro, con nombre real o ficticio, un troll que genera información, un medio digital con contenidos o un prosumidor que produce y consume información. Pero, ¿qué pasaría si Facebook, Twitter, Instagram, u otras plataformas sociales por venir, mutasen a espacios singulares?.
La singularidad puede ser la encarnadura de Harry Haller, un lobo estepario, una sociedad integrada por sujetos con relaciones cada vez más complejas con el mundo y con ellos mismos.
La Singularidad está llegando. El debate queda abierto.
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(*) Fernando A. Roig, estudió Lic. en Publicidad, en la Universidad Nacional de Lomas de Zamora. Es Licenciado en Educación de la Universidad Nacional de Quilmes. Especialista de posgrado en Humanidades y Ciencias Sociales de UNQUI. Posgrado en Flacso, en Ciencias Sociales y Constructivismo. Profesor del módulo de marcas en posgrado en Marketing de ESEADE. Docente en el Centro CAP de Fadu-UBA y Fac Cs.Sociales-UBA. Docente invitado en Master de Marcas,Universidad de Guayaquil,Ecuador. Ex Director de Grado y Posgrado en UCES. Se inició en 1981 en la agencia J.Walter Thompson, llegando a ser Director Creativo de Young & Rubican y Foote,Cone&Belding de Ecuador. Premio 2006 a la excelencia académica de Fundación El Libro. Tiene varios textos publicados sobre Publicidad, marcas y comunicación.
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(1) Raymond Kurzweil (Massachusetts, 12 de febrero de 1948) es un inventor estadounidense, además de músico, empresario, escritor y científico especializado en Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial. Desde 2012 es director de Ingeniería en Google.
Experto tecnólogo de sistemas y de Inteligencia Artificial y eminente futurista. Es actualmente presidente de la empresa informática Kurzweil Technologies, que se dedica a elaborar dispositivos electrónicos de conversación máquina-humano y aplicaciones para personas con discapacidad y canciller e impulsor de la Universidad de la Singularidad de Silicon Valley. Raymond Kurzweil es un pionero de Ley de rendimientos acelerados e historia de la tecnología, el cambio acelerado es un incremento en la tasa de progreso tecnológico.
(2) AlphaGo es un programa informático de inteligencia artificial desarrollado por Google DeepMind para jugar al juego de mesa Go. En octubre de 2015 se convirtió en la primera máquina de Go en ganar a un jugador profesional de Go sin emplear piedras de handicap en un tablero de 19×19. Se enfrentó contra el jugador chino Fan Hui en una serie de 5 partidas oficiales, las cuales AlphaGo ganó. Las partidas informales que acabaron 3-2 a favor de la inteligencia artificial. En marzo de 2016 se enfrentó a uno de los mejores jugadores, Lee Sedol 9p. El 9 de marzo de 2016, AlphaGo ganó la primera partida de este enfrentamiento. Hasta marzo del 2016, AlphaGo está clasificado número dos del mundo en el ranking no oficial de Rémi Coulom, hasta julio del 2016. En reconocimiento por vencer a Lee Sedol, AlphaGo fue galardonado con un honorario 9-dan por la Asociación Coreana de Baduk. AlphaZero supera a AlphaGo Zero y otros programas superiores de ajedrez y Shōgi después de solo 24 horas de juego. Después de 4 horas de juegos adquirió un nivel superhumano.
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